Capítulo treinta

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2022

Seulgi fue una salvación esporádica. Apenas llegó lo llenó de besos aceitosos que le impregnaron el bálsamo labial en la suave piel de sus mejillas, pero se olvidó de su existencia tan pronto vio a un extraño y alto sujeto charlando amistosamente con Yunho sobre algún tonto videojuego de terror, según lo que había alcanzado a escuchar.

Las pocas líneas de expresión que adornaban su lozano rostro aparecieron destacando el ceño fruncido. Todos sabían que Chanyeol asistiría a la cena navideña, porque él se los había jurado unos días atrás, pero también todos teorizaban que no llegaría, teniendo en cuenta la naturaleza tan errática que Chanyeol había tenido consigo en el pasado.

Por ello, Seulgi lo miró con detenimiento ante la sorpresa de encontrar al tan conocido Chanyeol entre las filas de la festividad. Si bien lo había visto, junto a Minseok y Kyungsoo, en una larga búsqueda por internet cuando todavía eran estudiantes universitarios, encontrárselo ahí era una cuestión completamente diferente.

Los ojos felinos cayeron sobre Baekhyun, volvieron a Chanyeol y repitieron el proceso una y otra vez, claramente anonadada porque tuvo que pasar casi una década para que el susodicho se apareciera para conocerlos y en las festividades, como había prometido cuando todos eran unos veinteañeros soñadores.

—Por favor, apóyame —suplicó Baekhyun a la única amiga que le quedaba, sosteniendo las porcelanas manos de ella entre las suyas, buscando con el calor del tacto y en su mirada confusa que ella se apiadara de sí, un pobre ciervo en medio de un encuentro de depredadores y Yunho, el perrito amigo de todos.

La pelirroja descansó sus ojos sobre él y esperó uno, dos, diez segundos y los que faltaran para leer su mirada. Y tras un debate interno consigo misma llegó su veredicto—: Tranquilo, vine a comer, dar regalos y, si se puede, obtener una foto de tu trasero desnudo para inspirarme para la próxima colección primavera-verano.

La sonrisa que estalló en el rostro de Baekhyun fue suficiente para saber que estaba haciendo lo correcto.

—Te quiero, pero lo último está fuera de alcance.

—Lo suponía —sonrió volviendo a abrazarlo—. Quiero conocer a este Chanyeol, se ve... tan bien como lo describías, pero ¿ha cambiado?

Se encogió de hombros—. Sigue siendo el mismo de siempre, pero con mejor norte.

—Bueno, si hace algo malo, le corto las bolas y me las quedo.

—Todos ustedes tienen un problema testicular.

—Sí, es que a mí me hacen falta —terminó por decirle y le guiñó el ojo antes de dejarlo a su suerte y lanzarse sobre sus otros dos amigos.

Baekhyun quedó solo junto a la puerta abierta porque los regalos seguían en el taxi que Seulgi había tomado desde el aeropuerto. Le ofreció a la señora Kim ayudarla con la carga, pero esta chistó en negativa y lo dejó tan solo como su amiga lo había hecho. Al parecer, Yunho estaba más interesado en los videojuegos que Chanyeol desarrollaba que en seguir acomodando los regalos.

Tras un largo diálogo con su voz interior, Baekhyun decidió que el trabajo era trabajo y él estaba en su horario libre, por lo que tras pasos torpes y dubitativos terminó por acomodarse a un costado de Chanyeol y oír, más no escuchar, la charla que él mantenía con Yunho.

Su lugar en el sofá duró menos de lo pensado puesto que Chanyeol lo atrajo a sí con un movimiento veloz y certero, acomodándolo sobre sus piernas como si tuviera el peso de una pluma. Baekhyun, sorprendido ante el gesto y con las mejillas al rojo vivo, recibió un guiño por parte de Yunho que admiraba la escena encantado de la vida, sin dejar de lado la interesante conversación que los había arrastrado a comentar sobre sus juegos de antaño favoritos.

Class of 2010Donde viven las historias. Descúbrelo ahora