El sudor de un cadáver.

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Taehyung podía esperarse muchas cosas de Jungkook.

Podía esperarse berrinches, malos tratos, rebeldía y unas que otras infidelidades. Podía esperarse que el chico no volviera a casa en días bajo la excusa de que necesitaba "recuperarse y conocerse a sí mismo". Podía esperarse esa maldita indecisión que daba lugar a rupturas y vueltas que no parecían tener un final.

En efecto, las veces en que terminaron y volvieron fueron innumerables.

Podía esperarse su repentino llanto que no parecía tener motivo. Podía esperarse sus gritos y la súbita tristeza que le hacía querer huir.

Él en serio podía esperarse muchas cosas de Jungkook. Una nueva casi todos los días.

Pero nunca en su puta existencia se esperó aquella llamada a las cuatro de la madrugada en la que se le pidió acudir a la morgue a reconocer el cuerpo de un tal 'Jeon Jungkook'.

El mundo se le vino encima, pese a que era evidente que su relación ya estaba ciertamente deteriorada. Sin embargo, lo quería; no como antes, pero lo hacía.

Con lágrimas en los ojos, no se lo pensó demasiado al momento de agarrar su chaqueta y salir corriendo, tal vez orando para que todo fuera una confusión; esperando vagamente que se tratara de una broma de muy mal gusto.

Inhaló profundo al entrar. Comunicó su llegada, siendo transmitido relativamente rápido al sitio. El frío era intenso, quizá para la conservación de cadáveres que aún no habían sido reconocidos o aguardaban por autopsia.

El médico suspiró, mirándole con lástima. Relamió sus labios y entonces procedió a halar de la bandeja metálica en el hueco donde se almacenaban los cuerpos muertos, mostrando al cadáver.

—¿Conoce a este chico? —Kim sollozó, asintiendo inmediatamente con la cabeza. Tragó en seco, tapando sus labios con el puño que formó en su mano derecha.

Estaba muerto. Estaba ahí, inerte, con sangre seca por las zonas de la frente y las patillas. Su cabello estaba mojado y su piel pálida, casi como un papel.

Hubo un detalle que le llamó la atención, y es que sudaba. Sudaba mucho.

—Estaba borracho —informó el profesional—. Suponemos que fue víctima de algún asalto porque no se encontró la pistola con la que le dispararon en la cabeza —Taehyung no dijo nada. Permaneció lloriqueando por lo bajo, sin poder apartar sus ojos de Jungkook. Joder, tenía toda una vida por delante—. ¿De-desea limpiarle el sudor?

Siquiera lo meditó. Asintió de nueva cuenta, recibiendo el paño limpio que le ofrecían.

Con la mano temblando, se limitó a limpiar la frente por las áreas de la sien, siendo estas las más sudorosas y sangrientas. De ahí bajó por los costados, las mejillas y la nuca, la cual tenía algunos residuos de transpiración. Tomó aire, intentando regular su respiración.

Lo demás fue historia. Hizo el papeleo, los trámites y partió, con un vacío terrible en el corazón.

Miró a ambos lados de la calle antes de cruzar con la intención de volver a su auto. Si se le cuestionaba, él diría que no vio ningún carro pasar por ahí, pero la historia fue diferente.

El impacto que obtuvo en el cráneo tras ser atropellado y elevado por una camioneta fue letal.

Clara señal de que no tenía ni idea de que a un cadáver jamás se le debe limpiar el sudor. Jungkook no quería irse solo, y Taehyung lo acompañó.

DATKSS © vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora