Capítulo 5: [Un camino entre árboles y alas] (5)

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Parte 5


Sobre el bote, el grupo de viajeros avanza en silencio. Hay cierto ambiente lúgubre entre sus miembros; la llamada Diosa es quien más afectada se ve.

—Así es la vida. Llega como un milagro y se pierde en desgracia.

Ergon, el Talavalery pronuncia estas palabras, con pesar. El asesino Sofry sospecha que su pasado tiene instantes dolorosos donde ha experimentado la pérdida de seres queridos. Aunque no puede asegurarlo, pues la Kaevalery enmascarada ha mantenido su trato de no leer la mente del barquero.

—Siendo algo tan maravilloso... —Alfgane acaricia a las Zhana reunidas sobre sus piernas—. Nunca comprenderé qué lleva a otros a terminar con su propia vida.

Incluso siendo capaz de leer las mentes de otros y deducir sus emociones, las experiencias ajenas no afectan directamente en la mujer. Quizás es un defecto de su habilidad o quizás una forma de protegerse de ella, pero las peculiaridades en la empatía de la Kaevalery no se ven distorsionadas por la vida de la gente a su alrededor. De este modo, a pesar de conocer miles de circunstancias dolorosas, todavía no entiende lo que lleva a otros al suicidio.

El Talavalery hace una mueca. Observa al pasajero Canidal, buscando su ayuda. Este responde cruzándose de brazos.

—Será mejor que no lo piense mucho —comenta, serio—. Para aquellos con un futuro oscuro, la incertidumbre de la muerte parece ser atractiva. Incluso yo he pensado en más de una ocasión si morir sería mejor.

—La muerte no es una solución...

En general, es Zeila quien se muestra en desacuerdo con la visión de la Kaevalery enmascarada. Sin embargo, Zebires la ve asentir en aprobación. Para su sorpresa, quien parece más molesta por esta discusión es la «niña» de su especie.

—La muerte es una apuesta. Si la vida está en un punto donde puedes tenerlo todo o puedes quedar sin nada, la muerte llega a tener el mismo peso.

Alfgane levanta su cabeza, preparada para iniciar un debate, cuando...

—¡Ugh! ¡Ya basta! —La Shezenvalery interrumpe la discusión, molesta—. No hablemos de esas cosas ahora. Convérsenlo cuando pueda alejarme de ustedes, no quiero oír estas tonterías en un bote y menos cuando estamos en este lugar.

Señalando su entorno, la guerrera de Urak muestra el lúgubre escenario que los rodea. Completamente opuesto a la belleza del campo florido y la rebosante vida de los bosques de Argend, el llamado Campo Muerto destaca por su ausencia de vegetación y fauna.

No es precisamente un desierto, sino más bien una suerte de ciénaga. Un lugar de lo más extraño para los investigadores del área biológica, pues, a pesar de la presencia de agua estancada, no es posible de apreciar nada vivo a su alrededor.

Unos pocos árboles negros, muertos y podridos, se erigen dentro de la lodosa tierra. No hay planta que crezca, por pequeña que sea, y los animales no se atreven a acercarse.

Una sensación de peligro invade a los viajeros. No les gusta este lugar.

—No importa cuántas veces pase por aquí, no puedo acostumbrarme.

El asesino Sofry y las Zhana notan las emociones instintivas del guerrero perruno. Su pelo se eriza y sus orejas se echan hacia atrás. Su cola se tensa, haciendo notar su alerta.

Las pequeñas voladoras reirían en estos momentos, de no ser porque también tienen el mismo nivel de cautela. Fernishnik y Miri se esconden dentro de los cabellos de su Diosa. Vilshna, Metabi y Urjabest, por otro lado, fingen valentía, flotando erguidas en frente de la mujer.

Exhekar Tales VI: El Asesino & El AquelarreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora