35 - Reunión

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Me estaba lavando las manos con mucho jabón para que Amelia no se asustara al ver la mancha de sangre que dejó el rey en mi mano.

Hoy ha sido un día muy agotador, asimilando noticias como la posibilidad de que Allan sea el otro fabricante o que Dione es la hermana menor del general. Al parecer, a Amelia también le cayó la noticia como un balde de agua fría que le congeló el cerebro.

Ella se quedó en mi habitación guardando algunos nuevos vestidos que la costurera real había hecho para mí, sin que yo los hubiera pedido.

—El joven Draven la busca—dijo casi al otro lado de la habitación— le digo ahora, antes de que Sebastián venga por usted.

Luego se acercó apresurada, como si no pudiera contener una noticia que la había mantenido inquieta desde que me fui.

—Aún no asimilo que sean hermanos, señorita. ¿Y usted?

—Las dos nos cuesta asimilarlo, pero viéndola con atención, sí tiene cierto parecido, la mirada, la sonrisa arrogante, el color de cabello. —Solté un suspiro, mirando al frente—. ¿Sabes por qué quiere reunirse Draven?

—No lo sé. ¿Necesita que la vuelva a retocar el maquillaje o a peinar su cabello?

—No, estoy bien así, gracias Amelia.

Escuchamos los golpes de la puerta. Viene por mí.

—Adelante.

—El general Draven la está esperando en la oficina, ya terminó con una reunión—anunció Sebastián, apacible más que descostumbre.

Amelia sin previo aviso me echó un poco de mi perfume.

—Es para que se mantenga oliendo bien— dijo entre risas.

Agradecí mientras que salí con el consejero del rey  para caminar a mi lado, posiblemente para hacerme algunas preguntas.

—¿Me dirás qué es lo que está pasando entre tú y Draven? —preguntó con curiosidad—Y no me digas que no está pasando nada, porque ya me enteré esta mañana que dormiste en su habitación.

Solté un suspiro nervioso, mirando al frente. No quería admitirlo.

—Me gusta el general.

Él sonrió, como un padre orgulloso y feliz al escuchar mi respuesta.

—¿Poco?.

—Esa respuesta te la diré algún día.

—Le di un sermón que debe cuidarte como una flor. Aunque sabemos que él no es de cuidar ni tratar con delicadeza.

—Es muy difícil que ocurra, eso sería un milagro —dije, apenas sonriendo.

—Pero no imposible —me respondió con una sonrisa—Lo único que te pido es que tengas paciencia con su carácter. pero por lo que he visto él la tiene contigo.

—No es cierto— me reí bajo—yo soy quien tengo más por sus cambios de humor repentinos.

—Sé que la tienes, mejor dicho ambos la tenemos, por eso deberíamos ganarnos una medalla de reconocimiento.

Reí por su comentario. Era cierto, estar con Draven y lidiar constantemente con su carácter caprichoso y difícil era un verdadero reto que no muchos lo cumplen. O huyen u obedecen con mucho miedo.

—Con tu permiso, hasta aquí te acompaño. Debo atender a mi rey, supe que mató a un zorro que merodeaba cerca de los jardines.

Se fue, dejándome sola frente a su oficina. Esperando poder soportar sus regaños y su carácter.

Ada (Máscaras de secretos) PARTE 1Where stories live. Discover now