Tres días después del encuentro.
El reloj marcaba las ocho de la noche y él no venía.
Tenía su pedido listo, envuelto cuidadosamente en una caja beige, como siempre solía entregar. Estaba sentada, mirando fijamente la puerta, esperando su llegada.Hoy, sin embargo, me enfrentaría cara a cara con el asesino... o tal vez con un loco. Tiberius, al tanto de mi plan, me vigilaba desde la distancia, aunque no estaba segura si había tenido tiempo de orinarse en los pantalones.
De repente, el tintineo de la campana me sacó de mis pensamientos. El hombre misterioso, con su máscara, apareció en la puerta.
—Bienvenido —le ofrecí una sonrisa amable— Estaba a punto de cerrar.
El hombre se acercó con pasos firmes.
No dijo nada, sacó de los bolsillos de su abrigo una nota para dejarla encima de la mesa.
La siguiente semana me iré de viaje, no habrá más pedidos.
—Entiendo—alcé mi rostro para ver su máscara roja con detalles blancos—Tiene algo sucio en su máscara. ¿Me permite limpiarla? Solo será por encima—respondí rápido.
Él asintió lentamente, dejando reposar sus manos sobre el escritorio mientras se inclinaba ligeramente, levanté el brazo para pasar mi pañuelo blanco sobre la máscara.
—Listo, es atrevido de mi parte, es que no se veía bien con esa mancha —dije, con una ligera sonrisa.
Pero antes de que pudiera dar un paso hacia la caja, el hombre comenzó a moverse de manera extraña. Se apoyó completamente en el escritorio por unos largos segundos, y antes de que pudiera reaccionar, se desplomó de golpe, cayendo al piso.
El plan comenzó.
Tuve tiempo suficiente para que Tibe me ayudara atarlo completamente a la silla. Lo inmovilicé de tal forma que sus piernas estaban firmemente atadas, y sus manos, unidas al respaldo de la silla. Colocando frente a él otra silla de madera, preparándome para enfrentar cara a cara al hombre.
—Listo, ahora espérame afuera y debes estar atento a mi señal—le recordé seria manteniendo la vista en el hombre que estaba atado.
—Ada— me nombro asustado— Todo esto está pasando rápido, era mejor que esperaras al general.
—El vendrá la siguiente semana, no hay tiempo que perder.
El cabeza de zanahorias asintió rápido.
—Esta bien—dijo inseguro—desde donde estoy puedo ver todo lo que haces.
—Bien. Ahora vete, Tibe.
—Como ordene su alteza—hizo una reverencia nerviosa, rompiendo la seriedad y el susto del momento que me sacó una leve sonrisa.
No me atreví a quitarle la máscara, un miedo inexplicable me invadió. Recordé las palabras del rey, desde ese momento, tendría que encargarme sola, y eso era exactamente lo que iba a hacer.
El juego para él no había terminado.
El sujeto comenzó a mover la cabeza, recobrando poco a poco el conocimiento. Yo, paralizada, no podía apartar la mirada, trataba de mover sus manos, pero las cuerdas eran tan resistentes que le resultaba imposible.
—Tendrás que decirme la verdad— puntualicé cruzándome de brazos.
Sabía que me observaba fijamente, tal vez con odio, tal vez con remordimiento. Una punzada de duda me atravesó, había creído que Tristán lo había matado aquella noche o el mismo rey, pero...

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Ada (Máscaras de secretos) PARTE 1
Mystery / ThrillerElla era fabricante de máscaras desde que tenía uso de razón. Él era un rey temido que ha mantenido oculto su rostro. Nadie lo ha visto. Se dice que tiene una gran cicatriz, otros comentan que nació con una deformidad. Pero en este mundo todos ocu...