La indomable Lady Sibylla (Saga por y para siempre #1)

Capítulo 21: El fin del problema

La luna brillaba en lo alto como si de un faro se tratara, bañando todo con su luz. Desde el lugar donde se hallaba Sibylla, podía ver como los gemelos jugaban en el jardín antes de que su padre llegará y los mandara a la cama. El acto rebelde de los niños de correr por el jardín con su padre detrás,  hizo que soltará una carcajada.

-¿De que te ríes?- pregunto Eric abrazandola por detrás. Ella le señaló la escena y el se unió a las risas.
-Estoy deseando ver como te desenvolveras con los nuestros.- se burló Sibylla.
-Muy graciosa.- dijo antes de darle un beso en el cuello.- Voy a ser el padre más divertido y generoso de todos. Nuestros doce hijos e hijas me amarán y me respetarán.
-¿Doce?- dijo ella mientras se daba la vuelta entre sus brazos.
-Bueno, si prefieres más...
-Con doce basta y sobra- dijo soltando una débil risa. Eric se acercó a ella y la beso dulcemente.
-Perdón.- dijo James con un carraspeo.- El carruaje esta preparado.- Les informo mientras salían todos por la habitación.

Era el baile más importante de la temporada. Tanto hombres como mujeres venían con sus mejores galas. Cuando los Knigth entraron en la sala, hubo un momento de silencio, pero en seguida todo volvió a su curso. La pareja anuncio el compromiso a amigos y conocidos y en cuanto sonó el vals, salieron a bailar. Estaba siendo una gran noche.
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-¡Dios mio! Estoy agotada.- se quejo Sibylla mientras se sentaba junto a sus amigas.
-Y eso que aún no estás casada.- se burló Hazel mientras Katerina se unía a sus risas.
-Muy graciosas. Por cierto Kat, ¿soy yo o ese atractivo espécimen te está observando demasiado?- pregunto Sibylla.
-Es Lukas Morgan. Hace poco que volvió de las Américas.- respondió Hazel.
-Pues te ha estado mirando mucho.
-No me había ni fijado.- contesto Katerina sin importancia.
-Ya, no te lo crees ni tu. Te he vist... Auch!- exclamó Hazel al ser interrumpida por un codazo.
-Cómo decía, no sabia que había vuelto. Es un hombre pretencioso y arrogante... y un sinvergüenza.- dijo Katerina con molestia.
-Así que lo conoces.- dedujo Sibylla.
-Apenas.- respondió Katerina.
-¿Apenas? Lukas estudio con James. Eran prácticamente inseparables.- dijo Hazel, lo que obtuvo una mueca de odio por parte de Katerina.
-Espera... ¿el es Luk?- pregunto Sibylla con incredulidad.
-Pues si.
-¡Cómo ha cambiado! Me acuerdo cuando venia a casa con tu hermano. Luk el pecas. Se ha vuelto un hombre muy, pero que muy atractivo. Es normal que te guste Kat.
-¿Qué? A mi no me gusta.- se apresuró a decir.- Y os agradecería que lo dejarais estar.- se levantó y camino entre la gente. De pronto, Katerina fue interceptada por Lukas y, con apenas un par de palabras, el la saco a bailar. Hazel y Sibylla comenzaron a reírse.
-Veo que no le gusta para nada.- se río Sibylla.
-¿Has visto su sonrisa? Le gusta mucho.- añadió Hazel.
-Creo que esto es el comienzo de algo.
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Después de despedirse de Hazel, Sibylla salio al jardín a tomar algo de aire. Se había levantado algo de aire. Mientras se paseaba por los rosales, Sibylla oyó un ruido.

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?- pregunto. Pero nadie respondió.  Sin darle importancia, siguió paseando hasta que volvió a oír el ruido.- Sí esto es una broma, no tiene gracia.- el sonido se hizo más fuerte y los arbustos se separaron, dejando paso a un chiquillo arapiento.- Qué susto más grande me has dado.
-Lo siento señorita.- se disculpo el pequeño.
-No pasa nada. ¿Qué hacés aquí?  ¿Te has perdido?- el niño asintió.- ¿Donde están tus padres? ¿Son del servicio?
-No. Estaba buscando a mi gatito en el bosque de aquí al lado y me he perdido.- y rompió a llorar.
-No llores.- dijo Sibylla agachandose frente a el.- Quedate aquí mientras yo voy a buscar alguien que nos ayude.
-¡No! No me dejes solo. Además, no creo que nos ayuden. Por favor.- insistió el niño.
-Vale. Dime por donde has venido y tal vez te pueda ayudar.

Sibylla cogio al niño de la mano y se adentraron en el bosque. Al principio la zona no le sonaba para nada, hasta que llegaron a un punto reconocible y en unos instantes estaban frente a una calle principal.
-Nos estamos alejando mucho.-se quejo Sibylla.
-Pero estamos cerca.- remugo el niño con impaciencia. Y sin más remedio,  continuaron.