𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐦𝐚𝐥𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐲 𝐇𝐮𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 [ Sukuna y tu]

capitulo 36

NATSUMI

Sali del agua molesta así que tome una toalla para envolverla rápidamente, abrí la puerta del balneario para llegar a la habitación

Ví a Sukuna de espaldas acostado en el suelo sin siquiera dirigirme la mirada, así que simplemente tome un kimono que encontré por ahí para ponermelo

Me dirigí a la puerta corrediza de la habitación

– ¿A dónde crees que vas? – pregunto Sukuna a mis espaldas

– No es de tu interés – Dije mirándolo de reojo aunque esto causo que se levantará rápidamente del suelo

– No irás a ningún lado – Me tomo fuertemente del brazo – Te quedas en esta habitación

– Iré por un vaso de agua – Menti piadosamente

– No.  Le pediré a algun sirviente que vaya por.... – No permiti que terminara

– Iré yo – Me solté bruscamente de su agarre

– Que terca... – Iba a tomarme de nuevo cosa que evite dándole un manotazo

– No me toques – Frunci el ceño – Iré yo sola

– Tch....

Sali de la habitación cerrando la puerta bruscamente sin mirar atrás, poco me importaba si Sukuna se enojaba

Quería salir de este lugar, me estaba sofocando así que me explore en los pasillos de la residencia ubicando la salida rápidamente

Sali directamente al bosque tratando de calmarme, no sabía exactamente lo que sentía por qué si era rabia, estrés o tristeza... Tal vez decepción

Me sentía completamente confundida así que una vuelta no me haría daño. Sin duda alguna estaba haciendo mucho frío aunque con cada pisada iba olvidando lo que pensaba

No supe dónde acabe exactamente, era un prado sin árboles donde tampoco habían flores

Me quedé quieta observando el lugar, la hierba estaba completamente seca además que habían algunas tiendas en el lugar

Me quedé paralizada cuando sentí una presencia a mis espaldas, trate de voltear cosa que no logré

– ¡Alto! ¡Intrusa! – Grito llamando la atención de algunos hombres que salían de sus tiendas

–Ah Mikoto que no... – El hombre se paralizó al completo al verme – Natsumi?

– Y tu eres? – Pregunto haciendo memoria

– Sora

Ni me suena

– Ah. Sora...– Fingi recordarlo

– ¿Que haces en este lugar? – Pregunto confundido alejándome de aquel hombre que me amenazaba

– Sora? Ni te acerques – Un hombre paranoico pareció entrar en razón – No sabemos quién es