¿quiero?

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Abrí los ojos lentamente.

Alguien me llamaba.

Bea, despierta...

Bea

Pitufa.

Estoy temblando, tengo frío y calor. No me siento las manos.

Tengo los ojos rojos e inchados después de haber llorado.

«Normal»

No pienso tolerar ni una más.

Al abrir los ojos del todo, me pongo a mirar en mis direcciones. Desubicada.
Recuerdo donde estoy.

Me tiraron al mar...

Al mirar al frente, veo que Karim está a mí lado agachado, con una mano en mi mejilla, y su pulgar traza círculos en ella.

—Pitufa...—Susurra—. ¿Está bien? ¿Necesitas algo? Dime algo joder...

No hablaba.

Eso había sido el colmo de todos.

No puedo seguir.

No tengo nada por lo que luchar.

«Si desaparecieramos... Todo sería diferente»

«Encontrariamos la paz...»

«Piensalo...»

«No te queda nadie»

—¿Bea? ¿Estás bien? ¿Que ocurre?—escucho decir de fondo a Karim.

Cada vez oigo menos hasta que solo oigo mis horribles pensamientos.

«Estas sola»

«Hazle un favor al mundo y vete»

«No serás ninguna distracción, y al fin tendrás lo que siempre has querido... Paz. Felicidad. Todo.»

Noto que una lágrima caliente se desliza por mi mejilla.

Karim pasa su pulgar por ahí para limpiarla.

Porfin, salgo de mi trancd y dirijo mis ojos hacia el.

Lo único que siento ahora es; Decepción, vacío, y rencor.

Nada más.

Nada.

Decepción, porque el chico que me gusta, está ciego. El sabía que no, que algo pasaba, lo ignoro.

El vio como Melissa me dejó con un hombre que no conocía de nada...

Aún así el me dijo que me fuera con ella.

Yo le dije lo de el diario...

El dijo que solo era cosa de Melissa.

Debería saber que Agatha es tóxica. Y cruel.

No...

«Se siente como una daga en el pecho, ¿Verdad? Saber que el chico del que te has enamorado está con la chica que te hace sufrir.»

«Duele saber que no le importas a alguien tanto como tú pensabas»

Duele. Mucho.

Sigo mirándolo fijamente.

—Pitufa... Porfavor hablame...

—Karim...—Es apenas un susurro.

Veo el alivio y el temor en sus ojos.

—Bea... Lo siento demasiado... De verdad. Yo...

Niego con la cabeza muy rápido,
apartándome sus manos de la cara.

Detrás de cada heridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora