El príncipe omega Harry de Silvermoor está comprometido con el poderoso rey Guillaume de Goldenhaven.
Un viaje de un mes para llegar a su nueva pareja trae consigo incertidumbre, dudas y un guardia que podría poner patas arriba la vida del omega ya...
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⚠️ Hay un momento en este capítulo donde uno de los personajes está experimentando el miedo a los truenos y también un ataque de pánico, así que tengan cuidado si eso es algo que les puede desencadenar.⚠️
Cuarta semana de viaje
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Falta una semana para que finalmente lleguen al castillo, y los días siguientes son toda una lucha para Harry, el príncipe abrumado por demasiadas emociones diferentes. Debería estar emocionado, anticipando lo que vendrá y conocer al rey. Pero en cambio, lo teme. Su corazón está dividido entre querer que este viaje termine para poder aliviar su corazón de este anhelo y agonía que siente cada vez que está en presencia de Louis, y desear poder quedarse en este barco para siempre y vivir en su pequeña burbuja y permanecer cerca del alfa.
Sí, Harry está luchando, pero sigue adelante. El clima ha sido más agradable que durante su celo y ahora es posible que los dos omegas regresen a sus sesiones de lectura y dibujo en cubierta. Harry y Louis siguen teniendo sus propios momentos, hablando por la noche mientras están sentados bajo las estrellas. Sus conversaciones siguen girando en torno al príncipe y al rey, Louis sigue siendo muy vago sobre su propia vida personal. En cierto modo, está ayudando a Harry. Ya está tan apegado al alfa con sólo las pequeñas cosas que sabe y que pudo notar en este barco. Si descubre más, teme que eso empeoraría todo de lo que ya siente.
Desde su charla después del celo de Harry, el omega ha conservado la manta que Louis le había traído esa noche, y le ha sido de gran ayuda para atravesar el resto del viaje. La ha añadido a su nido, el aroma de Louis se ha impregnado en la tela, y el príncipe la ha conservado para calmar su dolorido corazón.
El viernes transcurre bastante bien, Zayn y Harry leen en la cubierta, cenan en la habitación de Harry como de costumbre. El ayuda de cámara ha vuelto a su habitación después de haber charlado un rato, y Harry se está preparando para ir a la proa del barco cuando empieza a llover. Espera que sea sólo un chubasco, así que se sienta en su pequeño sofá, esperando a que pare de repente. Por desgracia, los dioses han decidido lo contrario.
Afuera se está convirtiendo en un diluvio absoluto y el corazón de Harry se rompe al pensar en no poder ver a Louis esta noche. Afortunadamente, no hay mucho viento, por lo que el barco no se balancea demasiado, pero la sangre del omega se congela en sus venas cuando lo escucha. Un estruendo bajo que viene de lejos hace que todo su cuerpo se estremezca, y no de una buena manera. Su corazón comienza a acelerarse en su pecho, la sangre bombea en sus oídos mientras el rugido del trueno se acerca cada vez más.
Oh no. Por favor.
Un sofoco recorre su cuerpo, sus manos empiezan a temblar y cuando cae un rayo, iluminando toda su habitación como si fuera de día, Harry salta de su asiento y su primer instinto es arrojarse a su nido. Cierra los ojos con firmeza y agarra una de sus almohadas contra su pecho, se pone la manta sobre la cabeza, con la esperanza de encontrar la calma y el consuelo que necesita en este momento. Lamentablemente, no está funcionando. Cada vez que el trueno ruge sobre él, destellando su ira a través de las cortinas, el miedo del omega crece un poco más.
