4. ¿Te acompaño a casa?

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La semana siguiente al festival, Maya sentía una emoción persistente y extraña en el pecho, una sensación de expectación cada vez que veía su teléfono o pensaba en Humbe. Habían quedado en verse pronto, pero ambos estaban ocupados con sus trabajos, lo cual le daba a Maya un tiempo inesperado para procesar lo que estaba comenzando a sentir. Aunque le gustaba ir despacio, los momentos junto a él se le habían quedado grabados de una manera que no podía ignorar.

Por otro lado, sus amigos también notaban ese brillo especial en sus ojos y la pequeña sonrisa que aparecía cuando recordaba algo de esa noche. Sofía y Sebastián, su otro amigo cercano, habían quedado en verse para un almuerzo juntos el viernes, y Maya sabía que no iban a perder la oportunidad de hacerle mil preguntas sobre su "no-cita" con Humbe.

En el café con Sofía y Sebastián...

El viernes llegó, y Maya llegó al café donde se encontraría con sus amigos. Sofía ya estaba allí, y apenas la vio entrar, levantó la mano para saludarla con entusiasmo.

—¡Maya! —dijo Sofía, levantándose para abrazarla—. ¿Estás lista para contarnos todos los detalles? Porque ya sabes que no nos vamos a conformar con una versión corta.

Maya rió y la abrazó. —Sí, sí, sabía que esto iba a pasar. Pero les advierto que no fue nada tan emocionante.

Sebastián llegó unos minutos después, saludando a ambas con una gran sonrisa y sentándose a su lado.

—¿Hablamos de la noche con el famoso Humbe? —preguntó Sebastián, sonriendo con complicidad mientras tomaba el menú—. Porque yo estoy listo para escuchar todo, desde el principio hasta el final.

Maya los miró con una mezcla de diversión y resignación. Sabía que no la iban a dejar tranquila hasta que les contara todo.

—Bueno... —empezó Maya, mirando a ambos—. Fue una noche muy divertida, la verdad. Me invitó a un festival con algunos de sus amigos, como Juan y Leo, y otros que conocí ahí. Todos fueron muy amables conmigo, me hicieron sentir parte del grupo.

—¿Y qué tal Humbe? —preguntó Sofía, alzando las cejas con interés—. Digo, en las fotos y en los videos parece simpático, pero en persona, ¿es igual?

Maya asintió, sintiendo una sonrisa aparecer en sus labios casi sin darse cuenta. —Sí, es... increíble. Es relajado, auténtico. No es el tipo de persona que busca impresionar, simplemente es él mismo. No sé, hay algo en su forma de ser que hace que te sientas cómoda.

—Aja... ya veo —dijo Sebastián, con una sonrisa pícara—. Así que te hace sentir cómoda. Eso suena a que te gusta, Maya.

Ella rodó los ojos, intentando disimular su sonrojo. —Es solo que... me parece una persona increíble, ¿está mal que piense eso? Además, estamos yendo despacio. Ni siquiera sé si él siente lo mismo.

Sofía le dio un golpecito en el hombro. —Maya, no creo que Humbe te invite a un festival y te trate como lo hace solo por ser "amable". Si él también te escribe y te busca, algo debe haber, ¿no crees?

Sebastián asintió. —Exacto. A veces, las cosas no necesitan ser tan complicadas. Solo disfruta el momento. ¿Y sabes qué? Deberíamos planear una salida entre todos. Así también conocemos más a este chico que te tiene sonriendo como nunca.

Maya se rió y negó con la cabeza, pero en el fondo, la idea le parecía buena. Quizás sería una oportunidad de unir a su grupo con el de Humbe y ver cómo se desenvolvía él en otro ambiente. Además, la idea de una salida entre amigos le daba cierta tranquilidad.

Al regresar a casa después del almuerzo, Maya, todavía con la sonrisa que le dejaron sus amigos, se animó a escribirle un mensaje a Humbe, un poco nerviosa pero con ganas de proponer la salida grupal.

ℳเɾᥲdᥲ᥉ ᥡ Ꮯᥲᥒᥴเꪮᥒꫀ᥉ (Humbe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora