TaeHyung nunca había visto a JungKook de esa manera, ni siquiera era su tipo; sin embargo, el sueño que tuvo durante el verano despertó algo en su interior y ahora no era capaz de mirarlo sin sonrojarse o actuar como un tonto.
Pero hay varios proble...
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Aún 14 de Agosto de 1986.
En un principio JungKook había creído que la cena con la madre de TaeHyung sería bastante incómoda, pues pensaba que de alguna manera podría leer sus pensamientos y se enteraría de que en realidad le gustaba su hijo. Aunque, claro, se tranquilizó cuando cayó en cuenta que no había manera de que eso pasara realmente.
Todo fue bastante tranquilo, la madre de Tae era de hecho una mujer muy amable y amorosa y no se atrevió a hacer preguntas fuera de lugar por mucho que quiso hacerlas, ella realmente era tan curiosa como su hijo y deseaba saber con exactitud cuál era la razón por la que últimamente pasaban tanto tiempo juntos.
—Me alegra mucho que TaeHyung esté haciendo nuevos amigos— había dicho simplemente.
JungKook le sonrió tímidamente y luego le regaló una sonrisa más brillante al rubio que estaba sentado frente a sí en la mesa, aquella diferencia no fue pasada por alto por la mayor, quien pareció notar algo realmente genuino en la forma en la que lo miraba; ya fuesen simplemente los sentimientos propios de una amistad o algo más allá, Elizabeth Kim estaba completamente segura de que no había ni un rastro de maldad en aquello.
—Él realmente es un buen amigo— dijo el mariscal de campo —Y un increíble estudiante también.
—JungKook solo está haciéndome quedar bien— negó TaeHyung —Él es el presidente de la clase así que está muy por encima de mí en el aspecto escolar.
La rubia lo miró sorprendida, JungKook negó con la cabeza y rodó los ojos ante las adulaciones de Tae.
—¿Eres el mariscal de campo? — preguntó la mujer, JungKook asintió tímidamente —¿Y también eres el presidente de la clase? — en respuesta recibió otro pequeño asentimiento —Debes tener una vida muy ocupada.
—En realidad no lo es tanto— murmuró, sintiéndose aún cohibido por la atención que la madre de TaeHyung le estaba prestando, usualmente su madre no se interesaba demasiado en sus asuntos —Disfruto mucho de jugar y ser presidente de clase... No es tan duro como uno pensaría.
—Tus padres deben estar muy orgullosos de ti.
La sonrisa de JungKook se mantuvo educada, aunque por dentro sintió un pinchazo de dolor en el pecho, él no sabía ni quería saber lo que se sentía ser apuñalado, pero estaba seguro que era un dolor bastante similar al que estaba sintiendo. El frío se extendió por sus huesos y se sacudió ligeramente para deshacerse de la pesadez que de pronto había sentido.
El concepto de que sus padres estuvieran orgullosos de él parecía bastante abstracto y alejado, no tenía modo de saberlo porque, aunque hacía todas esas cosas que a los adultos solían parecerles maravillosas, sus padres nunca habían dicho que estaban orgullosos, al menos no en voz alta y definitivamente no en su presencia; con frecuencia los adultos le decían lo maravilloso y buen hijo que era, alababan su madurez y su independencia y juraban que sería un hombre extraordinario en el futuro, sus padres sonreían y asentían pero nunca le dijeron que estaban orgullosos.