Capitulo 2

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Hee Joo no tuvo más remedio que aceptar este humillante contrato matrimonial. No hubo vestido de novia ni ramo de flores, solo abogados y firmas.

1. La novia no puede solicitar el divorcio por su cuenta.

2. Especialmente durante el periodo electoral, no se puede solicitar el divorcio.

La multa por incumplimiento era de 2 mil millones de wones.

Como dijo Baek Sa-eon, Hee Joo era un "reemplazo".

Para llenar el vacío dejado por su hermana, fue colocada sin ceremonias, como un hisopo desechable, destinada a no ser igual.

-Niña, solo tienes que hacer una cosa: estar al lado de nuestro candidato Baek y mostrar tus habilidades.

-...

-Planeamos hacer pública tu identidad como intérprete de lenguaje de señas en el momento adecuado.

Los dedos de Hee Joo temblaron ligeramente.

-De esta manera, la imagen de nuestra familia será más destacada, las barreras se reducirán, y los votos aumentarán naturalmente.

Hee Joo sintió que le faltaba el aire, pero ya estaba acostumbrada a reprimir la ira. No tenía la fuerza suficiente para romper con esta jaula asfixiante.

-Además, niña, creciste en la trastienda de un club nocturno y ni siquiera puedes hablar.

La mano de su madre, que sostenía una taza de té, se detuvo un momento.

Hee Joo no vaciló. La impotencia ya estaba profundamente arraigada en ella desde que tenía nueve años, como hija de la segunda esposa de la familia "Mountain view Daily", y sus sentimientos ya se habían desvanecido.

Lo único que le parecía increíblemente absurdo era que esta desdicha se convirtiera en un capital para algunos para presumir de ello.

-He oído que tu afasia ha mejorado mucho desde que eras pequeña.

Quiso responder "sí", pero no pudo emitir sonido. Su suegra esbozó una sonrisa satisfecha.

-¿No es mejor no poder hablar?

-...!

Hee Joo echó un vistazo a su madre, pero Kim Yeon Hee solo continuaba bebiendo té, recordando probablemente los tiempos en que sufrió de afasia, aunque lo fingía sin inmutarse.

-En un mes, prepárate bien.

Un mes, solo quedaba un mes.

De repente, Hee Joo sintió un peso en su pecho. 

Incluso después de que su suegra se fuera, su corazón seguía latiendo con fuerza.

Sus manos no le respondían, y hasta sus pies comenzaban a doler, lo que la hizo darse cuenta de que no había tomado su medicina. 

En ese instante, sintió cómo el entorno se cerraba sobre ella, como si estuviera a punto de ahogarse, pero cerró los ojos y trató de soportar el dolor por un momento.

Eso no era más que una nimiedad; solo tenía que considerarlo como respirar.

Después de todo, respirar en un recipiente con agua requiere mucha fuerza.

Dejémoslo pasar, como si nada hubiera ocurrido.

Si no le prestaba atención, no se convertiría en un problema.

-¡Tú...!

En ese momento, una mano fuerte la agarró por el brazo.

-¡¿Qué pasó con el programa de hoy?!

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-...

-¡Qué vergüenza! ¡¿No te dije que no dejara ninguna evidencia para la familia política?!

Hee Joo solo quería tomar su medicina y dormir.

Miró el reloj, mostrando una expresión de cansancio.

Su médico de cabecera le había dicho que su fatiga crónica y su dificultad para hablar eran causadas por depresión.

Los dolores digestivos y en el pecho también provenían de la depresión, pero Hee Joo no sentía nada de eso.

Había vivido con estos problemas desde pequeña, así que ya estaba acostumbrada.

-Solo tienes que vivir en silencio. ¿Es tan difícil? En unos meses serás la nuera del presidente...

-...

-¡Solo te quedas ahí, estúpida y distraída! ¿Qué problema tienes?

El brazo de Hee Joo fue sacudido violentamente.

-¡Has robado el lugar de otra persona, te has quedado con el hombre de otra! Al menos deberías hacerlo mejor... ¡Ni siquiera puedes manejar a Baek Sa-eon!

Hee Joo, siempre tan silenciosa como algodón mojado, de repente empujó su mano. 

Su reacción la sorprendió aún más.

La sonrisa de Kim Yeon Hee se curvó con frialdad.

-Probablemente solo has heredado la mitad del destino de tu madre.

Sus dedos comenzaron a enfriarse.

Aunque podía soportar todo lo demás, las palabras que le atravesaban el corazón eran insoportables.

Hee Joo sintió que era como una bomba a punto de estallar, contenida con dificultad en su boca.

Un destino similar al de su madre, pero lo diferente era que ella no recibía el amor de su marido.

¿Qué palabra era más difícil de soportar?

Tristemente, la figura de Baek Sa-eon apareció en su mente. 

La respuesta era obvia. 

El corazón roto la hizo sentir un dolor punzante en la garganta.

-Renuncia a tu trabajo y sigue a tus suegros. Hablaré con él y trataré de que borre el video de hoy. 

Entonces...

No me toques.

Estaba al borde del colapso, pero trató de mantenerse tranquila, soportando en silencio.

Aunque su mente estaba a punto de ceder, luchaba por seguir viviendo en silencio.

Se ahogaba en su propio sufrimiento. Sin hablar ni hacer nada.

De repente, Kim Yeon Hee se detuvo y miró a Hee Joo con una expresión extraña.

-¿Qué es esa expresión?

Hee Joo miró su reflejo en la pared de mármol brillante.

'Ah...'

Su rostro estaba completamente rígido, sonriendo de manera espasmódica. Sus ojos ardían, como si estuviera a punto de morir.

Al subirse al coche, un escalofrío inexplicable la envolvió.

Había oído que estaba lloviendo más fuerte que nunca. Sin darse cuenta, la tormenta había comenzado a caer.

Abrió la guantera y buscó el frasco de medicamentos. 

Sin agua, solo se tragó las pastillas y luego encendió el GPS.

When The Phone RingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora