Hay personas que nacen preparadas
Con todas las armas dentro de la trinchera.
Destinadas a ganar la guerra con total éxito.
Y luego estamos las personas que nacemos sin nada.
Expuestas, solas, sin ninguna protección.
Los que estamos destinados a morir en batalla.
Los extraordinarios.
Y los mediocres.
Los que están destinados a la grandeza.
Y los inferiores.
Los campeones y los caídos.
Los que destacan y el resto.
Esto todos los sabemos.
Todos sabemos cuándo ganaremos y cuándo ya tenemos una pistola apuntando a nuestras cabezas.
Sabemos que no tenemos oportunidad.
Porque simplemente somos quienes hacen ver a los demás grandes.
Con nuestra admiración e inferioridad nos condenan.
Pero la verdad es que jamás estuvimos destinados a hacer nada.
Los que luchan por aceptación, por ser perfección pero nunca lo lograrán.
Los que tienen la guerra es en sus cabezas pero las heridas en el corazón.
Los que sangran porque intentaron matar al enemigo.
Los que jamás seremos mas que me mediocres, los que estamos condenados,
Somos soñadores sin alas.
Guerreros sin armas.
Ángeles caídos.
Simplemente somos los que no sobrevivirán a la batalla.
