OCCHI BELLI
~Alessandro~
Odio tener que estar con este maldito tanque de oxígeno para todos lados. Es un recordatorio constante de mi condición, un peso que me hace sentir como si estuviera arrastrando una carga pesada por el resto de mi vida. Si mi vida ya era jodida ahora lo es más.
Juro que estoy a punto de rendirme. No quiero estar así lo que me queda de vida. No soportaría que mi única compañía sea este maldito tanque de oxígeno frío y metálico.
He estado pensando mucho en mi situación, y llegue a la conclusión de que ya no tengo nada más que hacer en este mundo.
Ya libere a mi hermano, Tomasso esta pagando, Fran encontrará a su novia y tendrá una vida, Hanna pronto nos abandonará, ella dijo que cuando Tomasso fuera derrotado su trabajo con nosotros estaría completo, y yo ya viví lo suficiente.
Y de ojitos ya ni mejor hablamos de ella. Es como si se escondiera de mí o se la hubiera tragado la tierra. Y aun que así fuera, yo mismo iría con una pala a sacarla donde sea que estuviera. Pero desgraciadamente no se donde está.
Ya estoy cansado.
Solo quiero hacer pagar al desgraciado de Cárdenas por lo que nos hizo. Luego... no se que es lo que haré.
Tal vez esta vez si me meta un tiro.
—¿Qué tanto es lo que piensas? —Franchessco se acercó a mí.
Salí de mi profunda observación a las nubes que se pueden apreciar desde la ventana del jet.
El rostro de mi hermano esta pacífico, sin preocupaciones y también esta de buen humor por que encontró a los Cárdenas.
Tal vez solo espere a que él encuentre a su novia para que así tenga de quien sostenerse y no se sienta tan solo cuando yo ya no esté.
—En como matar al par de idiotas por los que vamos —mentí y volví a la ventana.
Terminaron de preparar el tanque de oxígeno y me pusieron la mascarilla que me mantiene vivo.
Me recosté en el asiento cerrando los ojos intentando salir de mi triste realidad.
—La verdad es que me estarían haciendo un favor —nos reveló Restrepo—. He tenido problemas con él.
—¿Entonces no hay problema en que hagamos un mierdero aquí? —se aseguro mi hermano.
—No. Solo no me dañen a mi gente. A la gente de Álvaro, por mi háganlo picadillo.
Un estruendo se escucho frente a nosotros aturdiendome un poco. La puerta se abrió y una niña muy... iluminada de felicidad apareció por la puerta con una chaqueta negra de cuero
y unos pantalones de mezclilla, tiene aretes muy alusivos y su cabello castaño claro lo lleva suelto.
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El Magnate
Random"¿Qué oculta la mujer a la que le salvaste la vida? ¿Qué secreto esconde detrás de su mirada asesina?" Hela Klein, una belleza letal, y Alessandro Lombardo, el próximo jefe de la mafia dorada. Cruzan sus caminos después de tantos años, años donde su...