Capítulo 5

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No pude dormir en toda la noche o al menos lo que restaba de ella, tome uno de mis libros favoritos y comencé a hojearlo, pero en cada página aparecían unos hermosos ojos azules. Cerré de golpe el libro y baje las escaleras por algo de agua, abrí gabinetes pero los vasos no estaban por ninguna parte, abrí la puerta de abajo y ahí estaban tome uno pero una voz me hizo perder toda la sangre de mi cuerpo y llevarla directo a mi cabeza.


-¿Los encontraste, no? Le dije a Jeff que ese no era lugar para guardar cosas pero sus estúpidas bebidas abarcan todos los gabinetes. Estaba en pantalones cortos y sólo eso, sus músculos eran perfectos y muy trabajados. Me perdí en mis pensamientos en dónde chupaba cada uno y pasaba mi lengua por su pecho ¿de dónde diablos vino eso? Chasqueo sus dedos frente a mi con una sonrisa en su rostro, mierda Samantha tienes que controlarte o lo vas a espantar.


-Emm.. Sólo necesitaba un poco de agua.


-Yo tampoco podía dormir ¿sabes? Paso su mano por su cabello y lo revolvió, amaba cuando hacía eso, reprimi las ganas de quitar su mano y ser yo la que lo resolvía. Dios de nuevo estoy viendo hacía sus abdominales, joder esto va a ser imposible.


-¿Quieres conversar y ver si podemos superar el insomnio? Una pregunta coherente, bien Samantha, bien. Sonrió y me guió a la sala de estar se recostó y puso sobre sus piernas un cojín, flexione mis piernas y me senté frente a él en el sillón doble.


-¿Y bien? Hablame de ti ¿que te trajo a New York?


-Quería independencia más que nada, quería alejarme y empezar a tejer mi camino por mi cuenta obviamente.


-¿Y tus padres?


-Viven en Texas, me adoptaron a los cuatro años de edad porque a mis padres biológicos supongo que se les olvido que venden condones y me botaron por lo que sé. Al decir esas palabras ni siquiera se inmutó, salían de su boca como agua. -Oh. No sabía que decir, me era imposible darle consuelo ya que por lo visto no lo necesitaba, era algo que yo tampoco aceptaría para ser sincera.


-¿Y tu vida aquí?


-Conozco a Jeff desde hace tres años y es lo más cercano a un amigo que tengo, la universidad tampoco es tan mala y el fútbol va de maravilla... Éste año nos llevamos el campeonato como que me llamo Dylan Peterson. Me ofreció una de las sonrisas más grandes que había visto en mi vida. Peterson ¿no?


-Pues entonces los Peterson nos vamos a adueñar de la universidad de New York este año.


-Parece que así será. Posó sus ojos en mis labios y la lamió el suyo. Dios un dolor pulsátil entre mis piernas se hizo presente de inmediato, por reflejo me acerque a el y su calor me quemaba de una manera deliciosa. Tomó mi rostro en sus manos y rozó sus labios con los míos por un segundo.


-Dime que el estúpido de tu novio no va a venir a patearme el culo después de esto. Susurro contra mis labios, su aliento era fresco y menta, olía a deliciosa menta. Esa proximidad me hizo estremecer, necesitaba tanto sentir sus labios en los míos que en cualquier momento iba a estallar de la desesperación. Negué con la cabeza y esa fue la luz verde que necesitó para finalizar mi martirio, sus labios tocaron los míos y los detuvo ahí por unos segundos esperando mi reacción. No hice nada y comenzó a moverlos junto con los míos, eran tan suaves y carnosos que moría por morderlos pero me mantuve al margen y deje que él me guiara, mi estómago se encogió y sin romper el beso me puso a horcajadas sobre él; su erección me saludo al momento que me sente sobre él. Me deseaba. Una descarga eléctrica me recorrió todo el cuerpo e hizo erizar cada bello de mi piel, este chico era un Dios besando joder. Su lengua se abrió paso en mi boca y abrí mis labios para dejarla pasar, comenzó a masajearla y ese fue mi fin. Desde el fondo de mi garganta deje salir un gemido que resonó en toda la habitación. Sus manos comenzaron a ascender a mis caderas y después dentro de mi sudadera, tenía que parar ya. Me separe de sus labios y me baje de su regazo, mi cara de calento al instante y lo noto porque una sonrisa tiro de sus labios al instante. -Lo siento si fui un poco rápido es que no podía parar. Se sintió tan sincero que me senté de nuevo alado de él y sonrei para que no creyera que estuvo mal, tomó el control de la tv y la encendió, cambio los canales y paro en un canal de deportes. Me acercó a él y puso un brazo en mis hombros. Algo en decía que me tenía que alejar de él, algo me decía que iba a sufrir, algo. Deje caer mi cien en su hombro y me quede dormida al instante, éste día había sido de locos y este chico estaba por ocupar un lugar en mi vida, de eso estaba más que segura.

UnsuccessfulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora