Cap 26

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Selena estuvo despierta en aquella prisión. Tenía los sentidos en alerta. Ella dedujo que estaba en el sótano de alguna casa, bastante grande y silenciosa. Supuso que Des no tendría ningún personal porque había intentado gritar y nadie había contestado a sus gritos y tampoco se escuchaba algún ruido procedente de arriba.

Cuando Stephen se fue, Selena pegó el oído a la puerta para escuchar si volvía. Pero no lo hizo. Caminó y caminó hasta que sus pisadas se perdieron, no escuchó ninguna puerta por lo que supo que estaba muy alejada de encontrar una salida.

—¡Joder!—maldijo. Estaba tratando de abrir la puerta con un pasador de cabello que había encontrado en un cajón del baño pero no sirvió, la cerradura parecía no querer dejarla ir tampoco. Se dio por vencida con una patada a la puerta y bajó de nuevo a lo que Stephen llamaba "casa".

Intentó por otros medios. Se dirigió a la cocina y rebuscó en los cajones algún instrumento útil, pero lo más filoso y servible que encontró, fue un cuchillo para mantequilla y ni siquiera tenía punta; era curva. Dejó el pequeño cuchillo a su alcance y alzó del mango una sarten. "Podría darle un sartenazo"  pensó. "Podría dejarlo inconsciente y luego quitarle las llaves"

—¡Si!—se dijo con alegría.—Tomo la sarten y ¡Pum! Le doy en su cabezota y le quito las llaves. Luego corro y llamo a Dylan.—se entusiasmo por su nuevo plan. Después que se le pasó la tristeza y la ira de ser secuestrada, su mente había comenzado a trabajar en planes de escape. Tratar de abrir la puerta no había funcionado así que tendría que tratar por la fuerza bruta. No quería lastimar a Stephen, incluso cuando la había secuestrado, Selena sabía que no era un hombre malvado, solamente estaba trastornado y eso le causaba compasión y lastima. Se preguntaba que había llevado a Stephen a esos extremos de locura.

Se fue a la sala, llevándose la sarten con ella, y se disponía a esperar a Stephen. Después de unas horas, comprendió que él no regresaría pronto y eso la dejó sin nada que hacer. ¿Qué hago ahora? Se impacientó. Miró el lugar que estaba de cabeza, había buscado por todos los rincones y todo estaba tirado y revuelto. Se sentó en el sofá que estaba frente al televisor y esperó. Se sentía con mucha hambre ya que llevaba casi un día sin comer y no tuvo más elección que prepararse algo con la comida del almacén. Se hizo un sándwich, justo cuando iba a terminar de dar el último mordisco, un sonido captó su atención y todo su cuerpo reaccionó tensandose, agarró su sartén y corrió a su cuarto privado. Esperó detrás de la puerta a que Stephen entre.

La única puerta que era su vía de escape se abrió. Escuchó los pasos de Stephen bajando los peldaños y luego escuchó como caminó hasta el cuarto. Esperó a que entrara pero él no lo hizo. Pasaron cinco minutos y ella se desesperó.

—Puedo verte con la sartén en mano.—dijo Stephen detrás de la puerta. Selena no contestó pero buscó por todos lados por cámaras.—No puedes verlas. Están escondidas. Todo este tiempo te estuve vigilando, eres muy curiosa.—dijo cariñosamente. Selena dejó caer la sartén rendida. Ya no podía lidiar con la locura de él.  Abrió la puerta lentamente y salió para ver a Stephen con su teléfono en la mano. Él sonrió.

—¿Qué es lo que quieres?—preguntó Selena con los hombros caídos. Ya estaba cansada de toda la mierda que pasaba en su vida.—¿Que quieres de mi?

—Tu eres todo lo que quiero.—contestó Stephen con la sonrisa más radiante del mundo.

—No quería hacer esto...—susurró Selena. Stephen le pasó dos dedos por la mejilla con el ceño fruncido. No entendía a que se refería Selena.—Lo siento...—Selena sacó el cuchillo de mantequilla que tenía escondido bajo la manga e intentó clavarlo en el pecho de Stephen. Ella fue lenta y no muy buena y Stephen le sostuvo el brazo antes de que tocara su pecho. Le apretó el brazo tan fuerte que ella abrió la mano del dolor dejando caer el cuchillo.

La Pro$tituta II: See You AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora