¿Qué se necesita para ser un Guardián? ¿Habilidad, resistencia, fuerza o un espíritu inquebrantable?
Después de que Spyro conoce a sus nuevos amigos, los recién nombrados, Aprendices de Guardianes, estos deben enfrentar su prueba máxima: alcanzar su...
El sol descendía lentamente sobre las Montañas Rocosas del Oeste, bañando el escarpado paisaje en tonos anaranjados y dorados. Las sombras alargadas de las cumbres formaban patrones irregulares en un terreno accidentado, donde la vegetación apenas se aferraba a la vida. Rocas enormes y fragmentadas cubrían el suelo, algunas todavía mostrando los estragos de antiguos derrumbes. Era un lugar donde la estabilidad era un lujo efímero y el silencio, roto ocasionalmente por el crujido de piedras sueltas, era inquietante.
Thorr aterrizó con un golpe seco, sacudiendo un poco el polvo alrededor de sus garras. Observó el panorama con una mirada seria, analizando el lugar que sería su hogar durante los próximos días. "No parece tan terrible", murmuró para sí mismo, aunque no podía negar que las pendientes inestables y la falta de vegetación daban una sensación de vulnerabilidad. "Aunque no me sorprendería que el lugar tratara de matarme en cualquier momento."
El joven dragón recorrió la zona con calma, buscando un punto adecuado para establecerse. El viento era fuerte allí arriba, soplando entre los riscos con una fuerza que amenazaba con llevarse todo lo que no estuviera firmemente anclado. Sin embargo, para Thorr, el desafío era más bien una bienvenida. "Si este lugar va a probarme, que lo haga. No sería un verdadero entrenamiento si fuera fácil."
Tras un rato explorando, encontró un pequeño hueco entre dos grandes paredes de roca que ofrecía algo de protección contra el viento. Decidió que aquel sería un buen lugar para su refugio. Sin perder tiempo, Thorr cerró los ojos y dejó que su mente se conectara con la tierra. Podía sentirla vibrar bajo sus garras, una red infinita de energía que corría a través de cada piedra, cada grano de arena.
Concentrándose, levantó una garra y la golpeó contra el suelo con fuerza. La tierra respondió, alzándose como si obedeciera una orden silenciosa. Rocas y fragmentos de tierra se apilaron y compactaron, formando lentamente una estructura sencilla pero resistente. Las paredes eran gruesas, hechas de los minerales más sólidos que Thorr pudo detectar en los alrededores. Con un último gesto, añadió un techo de piedras planas y una entrada estrecha para que el viento no entrara fácilmente.
Examinó su obra con una mezcla de satisfacción y crítica. No era exactamente cómodo, pero no estaba ahí para la comodidad. Se trataba de sobrevivir, y aquel refugio cumpliría su propósito.
Una vez terminado, Thorr se permitió un momento de respiro. Observó el horizonte desde la entrada de su refugio, el cielo ahora teñido de púrpura mientras la noche se acercaba. Su mente divagó por un momento hacia los demás: Jhonny, Edel, y Ray.
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"Espero que estén enfrentando sus propios retos," pensó. Aunque nunca lo admitiría en voz alta, sentía algo de curiosidad por cómo les estaba yendo.
Finalmente, sacudió la cabeza, apartando esos pensamientos. Un aire solemne envolvía al joven dragón de tierra. La dureza del lugar le recordaba otra época, otra batalla. Sus garras apretaron el suelo con fuerza mientras murmuraba: