#maraton
Capítulo 60: Una tierra inexplorada, parte I
JANA CLARK
Abrí los ojos sintiendo que me ahogaba, llevé una mano a mi pecho volviendo a respirar mientras me sentaba en la cama, todo mi cuerpo estaba lleno de vendajes. Miré arriba de la habitación, era pequeña, las paredes parecían ser de tela en vez de concreto al mismo tiempo que parecía ser muy resistente, sentí por medio segundo una sensación muy inquietante, como si tuviera que salir huyendo.
Una mujer colocó una mano en mi espalda, me sobresalté al observarla soltando un grito, su piel completamente tatuada en simbolos extraños hasta el rostro, como mi padre, de sus orejas colgaban grandes tuneles y de su nariz cruzaba una delgada varilla de metal.
—No te asustes —la voz de mi padre me hizo tranquilizame cuando voltee y lo vi a mi otro lado al menos un conocido para variar—, ella es Kate, mi... mi esposa.
No sabía qué me sobresaltaba más, el lugar, mi cuerpo envuelto en vendas o el hecho de que me hubiera dicho de que esta mujer era su esposa y que se había vuelto a casar.
—¿Tú qué? —repliqué en un hilo de voz completamente anonadada sin ocultar la impresión que me daba esta noticia.
Mi papá pareció algo avergonzado y me sorprendí cuando vi que le habló en sumerio a la mujer y ella salió dejándonos solos en la habitación. Demasiadas impresiones juntas.
—Te agradezco que no hagas estos gestos frente a Kate, ella te salvó la vida —dijo el muy descarado de mi padre mirándome con desaprobación.
Me reí con ironía.
—¿Te parece que estás en posición de pedirme que no me sorprenda de esto? —repliqué—, ¡Te casaste con otra mujer después de desaparecer de nuestras vidas! Esto ni siquiera es legal.
—Tu madre a estas alturas ya debe de tener registrada mi defunción o algo así.
Abrí la boca y luego la cerré porque en efecto, al dar a mi papá por muerto en un "supuesto accidente aéreo" ya era una mujer viuda.
—No tienes que sentirte así, sabes que tu madre y yo de igual forma ya ibamos de mal en peor en nuestro matrimonio —mi padre se cruzó de brazos y se sentó a un lado de la cama—, ha pasado demasiado tiempo, tanto que no recuerdo como era la vida antes de este lugar. Kate es una buena persona. Es curandera.
No me interesaba saber de su nueva esposa, sin embargo, suponía que estaba predispuesta ante la noticia inesperada. Eran demasiadas cosas juntas como para procesarlas.
—Tienes... un Treu —soltó mi padre cambiando el tema—, casi te mata.
Afirmé con la cabeza como única respuesta, mi padre fijó su mirada en mí, verlo se sentía distinto, no sé si era por tanto tiempo que estuvimos separados que ahora no sentía esa completa protección y confianza, sino, algo extraño, como si este hombre ya no fuera mí padre y fuera para mí un completo desconocido.
—Ven ¿puedes levantarte? —preguntó.
Me levanté con cuidado y él me ayudó mientras recorríamos la pequeña casa, no había adornos, parecía muy sencilla y hasta algo tropical. Seguía a mi papá hacia lo que parecía ser la salida de la casa mostrando un gran conjunto residencial en pequeñas casas tipo iglú encima de una montaña.
—No tienes que decirme lo obvio —continuó diciendo mí padre capturando nuevamente mi atención—, la única persona que pudo salir de aquí con un Treufue Maximilian, y él te la pasó a ti.
Vi su costilla nuevamente a donde estaba la marca de su torso resaltando en color rojo.
—Tú también la tienes —comenté.
—Todos tenemos un Treu —dijo mi padre—, la diferencia es que en este lugar podemos respirar a través de ella, nos da energía, fuera de aquí nos mata, toma cada parte del cuerpo y lo destruye lentamente como un cáncer, a menos que te mantengas bajo el agua de manera regular.
No comprendí lo que decía hasta que él se detuvo y yo miré al frente abriendo la boca impresionada. El ambiente era muy oscuro, sin embargo eso no cambiaba el hecho de que la vista era completamente impresionante, debajo de la montaña había una gran civilización, tuve que mirar dos veces para saber si eran naves las que flotaban o esto era producto de mi imaginación. Había una cascada al fondo que caía desde el cielo y caía en un mar más profundo y oscuro; tenebroso. Alcé la vista y ahogué un jadeo al notar que de hecho no existía un cielo, no había nubes, no había sol, no había luna, no había nada más que una tensa superficie en tenues colores verdosos que se desplazaban lentamente como si fueran olas.
—¿Dónde mierda estamos? —susurré impresionada porque en mi cabeza no cabía el hecho de que del salto de un hueco de una cueva llegáramos a este lugar.
—Estamos debajo de la superfice, debajo del mar Pérsico.
No salía de mi impresión.
—Es imposible. —susurré, me parecía una completa locura que debajo del mar existiera una civilización, aunque ahora que lo pensaba, nunca nadie había llegado al fondo del mar.
—Ya ves que no. —respondió mi padre.
Esta era la tierra desconocida, el lugar al que todos querían invadir pero sin poder acceder.

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Perdición (+21) #1
ActionCuando Jana, una talentosa y apasionada arqueóloga, es elegida para un proyecto de exploración por el gobierno, no imagina que esta misión cambiará su vida para siempre cuando conoce al comandante Maximilian Hofmann; el prometido de la mejor amiga d...