Mami es mío - Sub 23 [Omegaverse]

Capítulo 11: Noticia inesperada.

Al otro día, el rubio se levantó con la energía completamente renovada, cómo sí nada hubiera pasado.

Hoy había nuevo partido, se enfrentaban a Perú y tenía todas las ganas de jugar.

— Alfa, Alfa, Alfa — Chilla, sacudiendo al menor.

Federico, acompañado por Tomás, gruñe bajo, molesto porque lo intentaban despertar. Abraza más al cachorro y ambos se acurrucan para seguir durmiendo.

Hace un puchero, vistiéndose para salir de la habitación y dirigirse al buffet a desayunar.

— Hola, rubio hermoso — Leandro sonríe.

— Hola, Lean — Chilla.

— ¿Y los otros dos? — Pregunta curioso.

— Durmiendo — Suspira — Entre que tenía poco con intentar despertar a Tomi, ahora también está Fede, son iguales — Chilla indignado.

Leandro se ríe levemente.

— ¡No te rías! — Chilló, haciendo un puchero.

— ¡Cuidado con lo que vas a decir, porque puedo llegar a pegarte! — Valentín mira seriamente a Pablo al notar que estaba por hacer un comentario.

— Ay, por favor, no hice nada — El Beta gruñó frustrado.

— Sí te comes una piña, después no digas que no te avisé — El pelirrojo le advierte.

— ¡Mami! ¡Mami! ¡Mami! — Tomás llega corriendo hacia el rubio.

— Tomi — Extiende sus brazos hacia su cachorro — ¿Qué te dije de bajar solo las escaleras? — Lo mira.

— No, mami — Niega rápidamente, subiéndose a su regazo.

— Bajó conmigo, bonito — Federico se acerca a dejar un beso en la frente del Omega y otro en la del cachorro — No me retes al nene.

Nicolás sonríe bobamente sin poder evitarlo — Al fin se levantan.

— ¡Tío Clau! — El menor chilla al ver al Omega.

Rápidamente se baja del regazo su de mami para salir corriendo hacia Echeverri.

— ¡No, no! ¡No hagas fuelza! — Niega al ver que lo quería alzar.

— ¿Por qué no, bebé? — Frunció el ceño, bastante confundido.

— Te podés lastimal — Tironea levemente de su mano para que camine.

Se sientan al lado de Nicolás — Ahola sí — Tomás se sienta encima de Claudio.

El jugador de River se dedicó a acariciar al menor, mientras que Nicolás observaba atento y confundido las acciones de su hijo.

— Cachorro, no gruñas — Suspiró cuando Tomás le gruñía a cualquiera que quería acercarse a Echeverri.

— Plotegel — Chilló, abrazando al jugador de River.

— ¿ A quién, bebé? — Lo mira.

— Bebé y Clau — Respondió seguro.

Los pocos que estaban sentados a la mesa se sorprendieron al escuchar la respuesta del nene.

— ¿Qué bebé, Tomi? — Claudio preguntó atónito.

— El que tenés ahí — Colocó una mano en el vientre del Omega menor.

— Pero no hay ningún bebé, mi vida — Niega rápidamente.

— Chi lo hay — Asiente confiado.