Capitulo 20.
Habia logrado corromper al incorrompible Thomas Miller. Luego de haberlo ayudado con esos golpes, producto de la ira de Daisy, lo había llevado directo a la barra. Luego de unas cuantas copas, Thomas estaba lo suficientemente ebrio como para bailar conmigo.
Pasamos horas bailando y luego salimos a tomar aire. Prendimos unos cigarros.
Esa noche descubrí que si quieres que Thomas Miller hablé como nunca habló, debes darle alcohol.
Nos sentamos en el césped y observamos la luna.
- ¿Me dirás por que llorabas?
- No. Es una larga historia.
- Creo que tenemos tiempo.
Dude. Pero estaba tan borracha que las palabras no tardarian en salir de mi boca.
- Mi padre me golpeó la noche que me escapé hasta aquí.
- Oh, lo siento. Espera, ¿te escapaste?
- Si. - asentí. - Esa no fue la única razón. Pasé por mucho en LA, y era escapar de ese infierno o morir alli. Y habló literalmente.
- ¿Quieres contarme algo de eso? Puedo estar algo ebrio, pero soy bueno para oír.
Sonreí. Esa noche, senti que un gran peso que habia tenido sobre mi durante tanto tiempo, ya no estaba mas.
Luego de contarle prácticamente toda mi vida, o más bien, mis últimos años, el se quedó callado, buscando las palabras, o eso creo.
- Lo siento mucho. En serio. Dije que tenias una vida perfecta y...
- Esta bien. No lo sabias.
- Entonces por eso estás aqui.
- Vine para escapar, pero el pasado me persigue.
- ¿Puedo darte mi opinión?
- Claro.
- Esta bien que quieras viajar, escapar. Pero si el problema está en tu cabeza te perseguirá a todas partes.
- ¿Y que se supone que haga? ¿Volarme la cabeza? Porque lo he pensado.
- Alex, no hagas esas bromas, por favor.
- ¿Y que si no lo digo en broma?
Pasaron unos minutos en que nadie habló. Él tomó aire, como preparándose para lo que diria.
- Mi madre se suicidó cuando yo tenia 11 años, un tiro en la cabeza.
- Oh, lo siento mucho. - dije poniendo mi mano en su brazo, él me miro a los ojos.
- Mis padres habian perdido a mi hermano y ella no lo soportó. Me dejó. Fue una persona egoista, no pensó en el hombre que dejaria viudo y en el hijo sin madre. Solo se mató.
Nadie dijo una palabra. No sabia que decir.
- ¿Como se llamaba tu hermano?
- Steven. El tenía 18. Volvía de una fiesta, su amigo conducia y... ya sabes. - una lágrima cayó de su ojo y yo me apresuré a limpiarla.
- Lo siento tanto. - susurré dejando mi barbilla en su hombro.
- Debes pensar en el dolor que les causarias a todas las personas que te aman y se preocupan por ti.
- No se que haria sin ti. - dije a punto de llorar, aún en su hombro.
- No te preocupes, no me voy a ninguna parte. - susurró atrayendome hacia el en un abrazo. El mejor abrazo que alguien me habia dado en toda mi vida. Era fuerte y seguro pero no me dejaba sin aire.
- Cuando me abrazas con tanta fuerza como si fueras a romperme, en realidad me estas arreglando. - susurré en su oido y desee que ese abrazo durara por siempre.
