El Origen de los Guardianes 2: En busca del Espíritu Olvidado [COMPLETA]

Capitulo 6

Al verla pasar frente a mis ojos no pude detenerme, me dejé caer tras ella hasta poder sujetarla, me abrazó con fuerza y escondió su rostro en mi pecho. Jamás pensé dejarme ir al vacío sería tan reconfortante.
—"¡Jack! ¡Pequeña!" —Gritó Conejo angustiado mientras nos veía desaparecer en las sombras del abismo.
Las carcajadas de Pitch dejaron de escucharse cuando todo oscureció. Recuerdo haber cerrado los ojos y abrazado a Cupido lo más que pude, no sabía que pasaría con nosotros [...] entonces escuché un trozo de tela romperse y a Cupido quejarse, no fue un quejido de dolor sino uno de esfuerzo, de repente empecé a sentir una brisa tibia, en poco tiempo empezamos a elevarnos.
Pitch celebraba su victoria acorralando a mis agotados amigos, presumía agitando mi báculo enfrente de ellos y apartándolo antes que pudieran tomarlo, era irritante. Seguía alardeando con todas sus pesadillas concentradas en los dos guardianes atrapados, no nos vio venir.

Allá en el taller de Norte, Hada llegó intrigada por saber por qué el gordinflón le había llamado.
—"¿Qué ocurrió, Norte? ¿Malas noticias?" —Preguntó Hada.
Dejó salir tremenda carcajada antes de responder, con sus ojos bien abiertos y las mejillas rosadas, le miró muy sonriente.
—"Todo lo contrario".
Enseñó al Hada de los Dientes una carta de una pequeña que decía:

"Querido Santa, dile a Cupido que muchas gracias, cuento con ella". Hada se echó a reír de felicidad sosteniendo la carta y mostrándosela a sus diminutas ayudantes.

Las alas de Cupido habían crecido media cuarta, no mucho pero suficiente para elevarse con mucho esfuerzo, aún más cargando conmigo. Estando detrás de Pitch alivié la carga de mi amiga lanzándome a él y recuperando mi báculo, apenas pudo gritar de sorpresa el malvado cuando ya había congelado algunas de sus pesadillas y ahuyentado a las demás. Antes de escapar, el cobarde quizo llevársela con él pero Conejo reaccionó de inmediato para apartarla, cayó sobre la jaula más cercana con Cupido agarrada de su cuello. Pitch se había marchado junto con su oscuridad.

La luna alumbraba la ventana más grande del taller de Santa, Cupido pintaba un huevo de pascua mientras conversaba con Hada. En la oficina de Norte, Conejo y yo le comentábamos lo ocurrido.
—"¿Entonces el arco y las flechas se perdieron? —Preguntó Norte.
—"No en realidad, cayeron al abismo, eso quiere decir que están ahi todavía". —Respondí tratando de ser optimista.
—"Si, Jack, pero si están ahí no los podemos recuperar".
—"Conejo tiene razón, Jack. Estarían arriesgándose demasiado".
—"Pero se lo prometí a Cupido..."
—"Y es una simpática promesa, pero tú viste lo que pasamos allá, casi se la lleva otra vez. Volver ahí es entrar a la boca del lobo". —Insistió Conejo.
—"Regresemos sin ella, así Pitch no podrá atraparla otra vez".
—"Espérame, Jack, a ver si te entendí. ¿Estás tomándole más interés a la seguridad de Cupido a pesar que sabes que tanto Conejo como Sandy corrieron un grave peligro allí también?"
Norte me hizo ver algo que no había notado, o quizás si pero no quería aceptarlo. Estaba tan interesado en Cupido que no me importaba poner en riesgo a mis amigos, no sé cómo pude permitirme sentir eso.
—"¡Lo que nos faltaba! Está enamorado". —Exclamó Conejo con resentimiento.
Un escalofrío me estremeció el cuerpo ¿Enamorado? ¿De quién? ¿De Cupido? Todo ese tiempo había estado convencido que quien me llamaba la atención era Hada, pero con todo lo que había pasado mi mente se había enfocado solo en ella, en Cupido. No supe qué responder, no lo aceptaba pero tampoco quería negarlo, miré a ambos inexpresivo y salí de la oficina.

Pasé de largo por donde estaban las chicas, salí a sentarme en la blanca nieve para distraerme. Escuché unos débiles pasos viniendo por detrás, sonreí pues sabía de quién se trataba.
—"Ni siquiera lo intentes, no estoy deprimido".