Valiente

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Hermione & Remus (paternal)

Hermione entró en la cocina de la Madriguera con lágrimas en los ojos. Se había asegurado de que estaban todos durmiendo, no quería que nadie la viera llorar. Una vez sola dejó fluir todos sus sentimientos. El miedo, el estrés, la ansiedad y la tristeza la invadieron. Las lágrimas cayeron por sus mejillas y los sollozos agitaron su pecho.

-Hermione, ¿estás bien? -susurró una voz con dulzura.

Hermione se giró. En la puerta estaba Remus Lupin mirándola preocupado. Hernione se limpió la cara rápidamente, tratando de borrar los rastros de su llanto, sin resultado.

-Sí -murmuró con un hilillo de voz.

Remus frunció el ceño y entró en la cocina. Tomó dos sillas e indicó a Hermione que tomara asiento junto a él.

-¿Qué te pasa, Herm? Dime la verdad.

-Yo... No lo sé. La muerte de Moody, y echo de menos a mis padres, y estoy bastante segura que jamás volveré a Hogwarts, y...

El llanto evitó que pudiera continuar. Remus la atrajó hacia si y la abrazó.

-Tranquila -le susurró al oído-, todo va ir bien.

-No me mientas -le advirtió ella, aún enterrada en su pecho.

-Jamás te mentiría. Sé que estas asustada, pero, ¿sabes qué? Todos lo estamos. Pero al final todo saldrá perfecto. Nada va a cambiar, ireis a Hogwarts ha sacaros los EXTASIS, Voldemort y sus mortífagos caeran -le aseguró-, y nadie morirá -añadió en un tono más bajo-. Te lo prometo. Ya verás como dentro de un año estaremos todos aquí, celebrando el aniversario de Bill y Fleur.

Hermione se separó de él y le miró a los ojos.

-Preferiría que celebraramos tu aniversario con Tonks -respondió divertida.

Remus enrojeció.

-Eso no va a ocurrir.

-He visto como la miras. Y como te mira ella a ti. Os amais.

-Yo no la amo, ni ella me ama a mí. Solo somos amigos, compañeros en la Orden. Nos admiramos, nada más.

-¿Y los admiradores se dicen cosas al oído que hacen que se sonrojen?

Remus se tornó de un escarlata aún más intenso.

-Fin de la conversación.

Remus se levantó y abrió la puerta para Hermione, que salió con una sonrisa traviesa en los labios. Pero Remus pareció pensarselo mejor:

-¡Espera!

Hermione se giró para mirarle. Remus sacó un librillo del bolsillo del pijama. Se lo entregó. Era El Guardián entre el Centeno.

-Lo leo cuando me siento triste, inseguro o incluso cuando tengo miedo. Te gustará.

-Tranquilo, te lo devolveré en un par de días -Hermione sonrió, emocionada.

-No, quédatelo. Así te acordarás de mí.

Hermione corrió a abrazarlo.

-Nunca te olvidaré. Eres un segundo padre para mí.

Remus sonrió cálidamente y acarició el cabello de la joven maga.

-Y tú para mí la hija aue nunca tuve.

Hermione recordó cuando era niña y tenía miedo en las noches de tormenta y se le ocurrió una idea.

-Lee conmigo -pidió ella espontaneamente. Era lo que sus padres hacían con ella las noches que no podía dormir.

Remus dudó, pero finalmente volvió a sentarse en la silla de la cocina. Ambos leyeron sus respectivos libros, hasta que Remus alzó la vista y halló a Hermione dormida. Separó El Guardián entre el Centeno de sus manos y la tomó en brazos. Con suavidad la llevó hasta su cuarto y la depositó en la cama.

-Buenas noches, Herms. Nunca olvides ser valiente.


      Dedicado a DAidelyD. Espero que te guste tanto como a mí me ha gustado escribirla.

Harry Potter: One-Shots & PreferencesWhere stories live. Discover now