Capítulo 14

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Tomando un sorbo del café, mi cabeza se voltea hacia la entrada cuando noto que la campanilla suena, indicando que alguien entró.

Respiro en alivio cuando veo que es sólo una señora mayor con —supongo— su nieto de unos siete años.

—Tan sólo relájate, Faith— Me dice Luke, poniendo su mano sobre la mía y acariciando mis nudillos para brindarme algo de confort. —Pudiste notar que Justin no era tan malo como lo pensabas, ¿no es así?

Moviendo la pajilla situada en el café para revolverlo, tuerzo mi boca hacia un lado. —Sí...

—Hoy sabrás todo lo que quisiste saber por mucho tiempo. Esto debería aliviarte, no ponerte nerviosa.

—Luke, estarías como yo de estar en mi lugar— R eplico, tendiéndole el café, he perdido las ganas de tomarlo. —Tuve terapias, hubo tiempo, pero a pesar de ello no puedo mirarlo como cualquier otro ser humano.

La campanilla interrumpe otra vez mis palabras, haciendo que mi cabeza de vuelta por instinto.

Ahí se encuentra Justin, entrando al lugar, con camiseta a cuadros, cabello un poco despeinado y jeans rasgados. Haciendo un ademán con su mano, Luke llama la atención del joven, quien se acerca a nuestra mesa. Luke tiene una sonrisa confortante en su rostro, mientras que yo no paro de revolverme en mi asiento.

Sé que Luke nos dejara en tanto tenga la oportunidad y eso no para de incomodarme.

Se saludan de manera cálida, como dos mejores amigos lo harían. Después Justin se voltea a verme y sonríe sin mostrar los dientes, con timidez, se podría decir que con lástima.

—Bueno, yo tengo un par de cosas que hacer en la comisaría. Mi padre me necesita— Luke informa, levantándose de su asiento en frente de mí y dándole un par de palmaditas en la espalda a Justin en modo de despedida. Me gustaría abrir la boca y pedirle que no fuese muy lejos, sin embargo él parece adivinarlo o descifrar mi mirada, pues me ofrece una que asegura que estará cerca si lo necesito.

Dejando el lugar completamente, miro hacia la salida viendo cómo se aleja y pierde entre la multitud australiana, hasta que Justin carraspea su garganta, logrando que devuelva mi atención a él, aún de pie en su sitio.

—¿Puedo?— Dice, echándole una mirada al asiento en frente de mí. Asiento débilmente, y él se sienta en el asiento de cuero rojo.

Veo sus tatuajes, en gran cantidad por todos sus brazos, acaparando su piel de manera egoísta, sin dejar un poco de espacio en blanco.

—De la cárcel— Explica. Uniendo mis labios en una fina línea, asiento, y él parece arrepentirse de lo que me ha dicho. —Luke me ha dicho que tienes unas preguntas que hacerme.

—Sí, uhm...— Muerdo el interior de mi mejilla, preguntándome cuál sería la manera no tan ruda de empezar a hacerle preguntas sobre lo que le hizo a mi hermano, su trastorno, entre otros. —He tenido estas preguntas rondando en mi mente por un muy largo tiempo— Digo obvia. —. ¿Qué hizo Will... para que reaccionaras a tal punto de matarlo?

Teniendo un nudo en mi garganta mientras formulaba la pregunta, tragué saliva para deshacerlo. Justin frunció el ceño, como si estuviese recordando todo lo sucedido aquel día. Sus puños se tensaron, dejando ver sus venas y me asusté por instinto. Que no vaya a suceder lo de aquella vez en el restaurante, por favor. No más heridos, no más muertes.

—Él llegó a mi casa, muy borracho. No había gente fuera, era día festivo y la mayoría estaba de viaje, y los que no, compartiendo en casa con sus familias. Él me habló sobre que su novia le había cortado, por eso se emborrachó. Traté de consolarlo y... él empezó a decir que yo era un ratón de biblioteca, y me que callase pues no sabía nada del amor, ya que vivía entre libros, muy ocupado para eso.

Will era un buen muchacho y no solía emborracharse, de hecho, no le gustaba el alcohol. Pero cuando él se molestaba era alguien más, y, para evitar hacernos daño emocionalmente —pues nunca lo hubiese hecho físicamente— a mí y a mi familia, se iba y no regresaba a casa hasta que se calmase. Ahora comprendo el por qué.

—Fui a darle un café, me estaba sintiendo bastante agitado y extraño, así que necesitaba sacarlo de mi vista aunque fuese por un momento. Pero en tanto él dijo una palabra más, yo... yo salí de mis casillas de la peor manera posible, Faith— Dice, su voz haciéndose más pequeña, y deduzco que quiere llorar. Imaginándome el momento, yo tampoco estoy muy lejos de quebrarme. —. Lo próximo que supe fue que su carne estaba en mi boca, y él yacía en el sofá , muerto de un golpe fatal que le di en el pecho para... para seguir con mi tarea.

Quiero irme. Quiero largarme de ahí, ir hasta la policía y denunciarlo. Hacer que le den pena de muerte, o que de eso se encarguen los presos. Pero por alguna razón mi cuerpo no responde a mis órdenes, y al parecer mi corazón tampoco, pues ambos siguen aquí frente a él, escuchándolo y... quizás comprendiéndolo.

—¿Qué pasó después de eso? ¿Cómo lograste desaparecer sin dejar rastro?

—John. Nuestros caminos se cruzaron estaba borracho en un bar, y sin estar consciente de lo que hacía le conté todo lo que sucedió. Por suerte se lo conté a la persona indicada— Dice, y después noto en sus gestos y expresiones que se arrepiente, como si esto último que dijo fue un acto de descaro. Y sí, si lo fue. —. Él me llevó a Londres, donde cambié mi aspecto, borré mis huellas y cambié de nombre e historia.

Asentí, y tomé una profunda respiración antes de formular la pregunta más importante, aquella que me carcomía la mente noche tras noche. —Si sabías quien era yo... ¿por qué te acercaste a mí? Sabías que era peligroso que te descubriera, eso te condenaría. ¿Por qué lo hiciste, Justin?— Pregunté, haciendo esfuerzos sobrehumanos para disimular mi desesperación.

—Dos razones— Explica —. La primera, quería de algún modo acercarme a ti para que eventualmente te desahogaras conmigo, y yo pudiera entenderte, hacerte sentir mejor. Pensaba que podía hacerlo porque al único que le tocaba esa responsabilidad era a mí Faith, rayos, tenía que remendar lo que hice.

—¿Cuál es la otra razón?

—Tú... me estabas empezando a gustar, Faith.

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Tragically© {#2 The Bipolar Series}Where stories live. Discover now