Capítulo 15

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—¿Qué?— Dije, frunciendo el ceño. Pude ver como entraba en estado de alerta inmediatamente. Sentí como mis piernas se debilitaban debajo de la mesa. ¿Cómo el asesino de mi hermano podía tener escrúpulos para tener algún tipo de sentimiento hacia mí? Peor aún... ¿cómo pudo haberse dejado llevar por estos sentimientos?

—Querías que fuera honesto contigo— Buscó defenderse —. Y es lo que estoy haciendo ahora mismo. Escucha, sé que tener sentimientos hacia ti estuvo mal, pero joder, tú me hacías bien, Faith. Le dabas un poco de luz a mí mundo de zozobra, créeme, escapar de la policía no es tan bonito como suena, vives en vilo todo el tiempo, no es sano para ningún ser humano haber pasado por lo que pasé.

—¡Tú te lo buscaste!— Arremetí.

Él abrió la boca, quizás para decir las únicas palabras con las que a duras penas se podía defender: "estoy enfermo". Pero la cerró sin decir nada, quizás adivinando que no sería lo suficiente.

Quizás, si él no hubiese cometido aquellas barbaridades en el restaurante estuviera en una relación viento en popa con el asesino de mi hermano sin saberlo, pero, ¿él hubiese mantenido ese secreto o lo hubiese confesado?

No voy a mentir, en aquel momento estaba enamorándome de la mentira que él solía ser, de Jason McCann. Y me avergüenzo de mí misma al recordar eso.

—No puedo traerte de vuelta a tu hermano, y lo supe desde el primer momento— Su voz volvió a hacer eco en mis oídos, provocando que mis ojos tristes volvieran a los suyos consternados —. Por eso quería darte todo el confort que yo pudiera ofrecer.

Mirándolo largo y tendido sin saber qué decir, tomé mi bolso y salí del establecimiento, sintiendo su mirada quemar en mi espalda mientras el calor de las calles australianas impactaba contra mi piel a la vez que salía de la cafetería.

Podré sonar como una estúpida pero en este mismo momento desearía nunca haberme recuperado de la pérdida de memoria.

Faith, ¿qué estás diciendo? De ese modo hubieses vivido con aquel monstruo de Jesse, y para éste momento estarías muerta, eso es lo más seguro.

Entonces pienso, ¿y si vuelvo a Miami? Justin no podría volver ahí jamás, con la policía buscándole sin descanso. No lo vería jamás en mi vida para que siga poniéndola de cabeza. Eso debería hacer, o al menos es lo que opino antes de recordar que Dianne ha muerto, y que Luke tiene una vida hecha aquí —por lo cual no volvería a Miami—, y eso me dejaría sola con mis padres, que viven a las afueras de la ciudad americana. Y a decir verdad, no me han ayudado tanto como Luke lo ha hecho.

Tomando el coche, pongo la llave en el contacto y salgo conduciendo por la carretera; se lo devolveré a Luke después.

No solía salir mucho cuando estaba casada con Jesse, pero uno de los lugares a los que más me relajaba venir era al acantilado.

No vayas ahí, puede resultar muy peligroso— Solía decirme el castaño, pero yo le hacía caso omiso, excusándome con el hecho de que Australia es uno de los países más seguros del mundo.

Saliendo del coche y cerrando la puerta detrás de mí, admiré el acantilado y el bosque que lo rodeaba. El olor a maleza se hacía presente, invadiendo mis fosas nasales, y el mar se balanceaba con tranquilidad al final del acantilado, unos metros más abajo.

El sonido del mar consiguió relajarme, y mi mente se despejó un poco.

—Creí haberte dicho que no vinieras aquí, pequeña y dulce Faith— Una voz resonó detrás de mí, haciendo que de un respingo. Mi corazón viajo hacia mi boca de una manera desagradable, esa voz.

Volteándome lentamente para encarar a la voz que me había hablado, rogándole a Dios porque no sea quien estoy pensando, veo a Jesse detrás de mí. Tiene algunos moretones y su ropa está sucia, como si estuviera estado huyendo de algo.

Trago saliva. Él se ha escapado de la cárcel, y ha venido a por mí. Desearía con todas mis fuerzas estar soñando ahora mismo, porque de no ser así... éste podría ser el último día de mi vida.

—Esto no puede ser posible— Escupo con un deje de incredulidad, logrando que él se ría en burla.

—¿Por qué no? ¿No me has extrañado?

—Basta de mierdas, Jesse— Le tiro dagas con mis ojos, llenos de odio hacia él —¿Qué haces aquí? ¿No sabes que la estación de policía está a unas pocas cuadras de aquí? A éste momento deberías continuar con tu escape.

—No te preocupes por mí, nena— Dice en tono burlón —. No me atraparán. Simplemente pasaba por aquí para saldar cuentas pendientes— Se acerca a paso decidido y me toma entre sus brazos con fuerza, haciéndome daño eventualmente. Gimo, pero no demuestro temor. Si le demuestras temor a un perro, más rápido te muerde.

—¿Cómo sabes que estaba aquí?

—Tengo contactos en la cárcel, cariño. ¿Crees que no te he mantenido vigilada?— Se ríe entre dientes —Conseguí el modo de que las autoridades no congelaran mis cuentas para seguir mis negocios, el más importante de ellos vigilarte.

Esta declaración manda escalofríos por mi espina dorsal, esto sólo significa que uno de sus hombres me ha seguido hasta acá.

—Por suerte ya no tendré que gastar dinero en alguien tan insignificante como tú, pequeña perra— Escupe, riendo de manera macabra y acercándonos más al borde del acantilado.

No demostraré cobardía, así sea el último momento que me quede.

Sintiendo unos pasos viniendo desde el bosque, me estremezco al sentir como alguien aparta a Jesse bruscamente de encima de mí, casi provocando que caiga al acantilado. Juro que pude tener un infarto en aquel momento.

Sin siquiera molestarme en saber quién apartaba a Jesse de mí, corrí lejos de la orilla hasta que unos brazos me atraparon. Luke.

—Shh, todo está bien— Me arrulló. Volví mi mirada hacia Jesse, quien yacía en el piso mientras que Justin lo estaba golpeando sin piedad en el rostro. Oh, Dios mío. —. Entra al coche, ¿sí? Ve a casa de Justin, ahí se encuentra John. Ahí estarás segura.

No dudo en meterme al coche y hacer lo que me dice, exprimiendo mi cerebro para recordar todo el trayecto que Luke y yo recorrimos hace un par de días hasta la casa de Justin. Llegando al lugar de manera exitosa. Corriendo las escaleras hasta dar con el apartamento de Justin y John, toco la puerta de manera desesperada y pidiendo ayuda, hasta que John me abre.

—Oh, Dios mío, Faith. ¿Qué sucede?

—P-por favor, d-déjeme pasar— Le digo, temblando literalmente de miedo. Él se aparta para dejarme pasar, y entonces su teléfono suena.

—¿Hola?— Dice, poniendo el celular en su oreja. —Sí. Sí, ella está aquí— Me echa una mirada, uniendo sus labios en una fina línea. —Sí. ¿Qué? Bien, escucha— Suspira de manera frustrada. —Haz lo posible porque la policía no vea a Justin, pero debes llamarlos. De acuerdo. Adiós.

—¿Qué sucede?— Cuestiono una vez cuelga.

—Están haciendo lo posible por mantener a Jesse quieto mientras la policía llega, pero... el panorama no se ve para nada fácil.

Tragically© {#2 The Bipolar Series}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora