CAPÍTULO 8

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Se interesó por ella producto de la curiosidad que le generaba la reacción que había tenido. Echaba de menos esas lágrimas que bañaron su rostro en aquella ocasión, sus gritos y sus sollozos, quizá las súplicas que jamás ablandarían su destrozado corazón. Echaba de menos los temblores que le hacían sentirse poderoso, el tartamudeo nervioso de una vida temiéndose lo peor; la muerte

Antes de que pudiera percatarse de ello, Janette no empuñaba sólo su cuchillo sino que envolvía su mano con fuerza; pero esto no suponía un problema, Jeff era mucho más fuerte que ella. No obstante, si le sirvió para alejar el filo del cuchillo de su cuello y dar un paso atrás.

Era la primera persona que había conseguido reaccionar cuando los ojos y el cuchillo de Jeff estaban apunto de penetrar dentro de ella. Era la primera persona que había conseguido que Jeff mantuviera su atención en ella por más de media hora.

—Morirás porque es el único destino que merece una persona como tú. —le escupió sin temor.

Ya no tenía por qué tenerlo. Le veía en sueños, al irse a dormir y también nada más despertar. Le veía reflejado en los espejos, en la pantalla de cualquier dispositivo.

Estaba tan acostumbrada a él, por raro que pudiera sonar. Estaba acostumbrada al aspecto tan terrorífico que tenía, al sonido de su voz e incluso a esa sonrisa tan maníaca que le caracterizaba. Por eso sabía que no tenía nada a lo que tenerle miedo, ya había estado experimentando esa desesperación por mucho tiempo.

—¿Crees que le tengo miedo a la muerte? —le preguntó él, que parecía divertirse con esa situación. —¿A la cárcel? —extendió a un más su sonrisa. —¿A ti?

Jeff manipulaba el cuchillo con una sola mano, lo pasaba por sus dedos, lo hacía girar e incluso lo lanzaba sin miedo a atraparlo cuando cayera. 

—Puede ser. 

—Yo no le tengo miedo a nada. —corrigió al instante. —Ni a ti, ni a la cárcel. Mucho menos a la muerte.

—Te equivocas. Claro que tienes miedo. Lo tienes, te aterra que te atrapen, por eso huyes.

Los dos intercambiaron miradas gélidas. Jeff continuaba sorprendido por la osadía de Janette. Ella era consciente de que le estaba provocando; pero quería saber hasta dónde podía llegar. Quería saber cuanta paciencia podía tener el asesino de la sonrisa eterna antes de hacerle perder los papeles por completo.

—Asesinas familias enteras, padres, niños e incluso bebés. Dejas a las mujeres viudas y a los niños huérfanos en otras ocasiones. Eres un monstruo. —su expresión de desagrado casi molestó al pelinegro. —Eres un monstruo, uno horripilante.

Jeffrey no pudo evitar reír como un desquiciado. Janette tenía ganas de escupirle en la cara a esa escoria. Le odiaba tanto que le costaba mirarle sin querer hacerle arder.

—Y tú eres la estúpida que se planta frente a mí, ¿no te parece divertido? —su ataque de risa se intensificó. —Una loca, una tarada que persigue al asesino que casi se la carga.

Janette tragó saliva, tenía la boca seca desde hacía unos minutos.

—¿No te preocupan las cosas que pueda hacerte? —le lanzó una mirada que esta vez si llegó a asustar a la castaña. —Un monstruo como yo... ¿No deberías estar gritando?

Instinto |Jeff The Killer| [Book #1]  •օղҽ•  ✔ #CreepyAwards2019Where stories live. Discover now