capitulo 3

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Ress:

Salí para buscar un poco de aire, esas ocho cervezas estaban empezando a hacer efecto en mi estómago, sin mencionar los jueguitos de quien toma más. ¡Malditas cartas! Según sabía solo se usaban para poker.

Por primera vez en muchísimo tiempo, me sentía relajado. Bueno, desde mi viaje a Grecia con Louis. Aquellos recuerdos, no me importaba nada más que tomar y pasarla bien. Recuerdo muy bien como empezaba a sentir cosas por Charlotte, era divertida y graciosa, la pasábamos bien. Aun no entiendo el punto de lastimar a las personas. Me hizo daño, no voy a ocultarlo.

¿Qué acaso no piensan en los sentimientos de los demás? Bueno, seamos sinceros, si no saliéramos lastimados de vez en cuando la vida no tendría sentido. Me encantaba sentir ese dolor. Me recordaba que estaba vivo.

Aclaración, no quiero sentirlo nunca más. Una vez es suficiente.

Tomé un par de bocanadas de aire antes de regresar a la sala, donde todos mis conocidos estaban sentados en círculo con las cartas del infierno. Resulta que dependiendo de qué carta te salga, te toca una penitencia. ¡Kings! Me recordé a mí mismo, quizá algún día pondría a todos en la élite a jugarlo.

Tomé mi asiento junto a Bree envolviendo mi brazo alrededor de su cintura. Sentí una mirada antes de caer en cuenta que Renny estaba justo enfrente mío ¿Qué hace aquí?

— ¿Renny? —pregunté viéndola fijamente.

— ¡Oh Dios! ¿La conoces? —preguntó Bree acercándose un poco más a mí —. Estamos juntas en clases. ¡Es increíble!

—Cálmate Bree, te vas a caer de la silla. Ya estas borracha.

Escuchar su voz era como un balde de agua fría. Maldición ¿Por qué provoca esto en mí?

—No, no lo estoy —sí, el primer paso es negarlo. Claro que estaba borracha y yo la estaba alentando a estarlo.

Renny puso los ojos en blanco antes de levantar una carta. La vi como mordía el labio concentrada en lo que estaba haciendo, el punto no era sacar las peores cartas y sabía de ante mano que la peor carta era el siete —la puta— en la que tu escogías a alguien para que te pusiera hacer lo que él o ella querían.

No tuvimos esa suerte con Renny, le tocó un dos de corazones. Las mujeres levantaron su trago dando un brindis. Esas penitencias eran las peores. Mujeres toman, hombres toman, todos toman. Eran las menos interesantes.

Erika tomó la siguiente, grito ¡BOMBA! y todos gritamos tirándonos al suelo. Era algo divertido de hacer, realmente estos juegos de mortales eran únicos y divertidos. En la élite todo era muy cuadrado. Si te tirabas al suelo de ese modo todos te verían raro y pensarían que eras un ridículo, pero aquí, viendo a todos reír era increíble, diferente.

Cuando fue mi turno de agarrar carta, calenté mis manos como si estuviera a punto de hacer un truco de magia, ahora yo estaba siendo un idiota, pero era divertido. Levanté la carta revelando mi número favorito cuando no estaba en mi contra.

—Siete de diamantes —dije mostrando la carta que todos querían sacar.

— ¡Puta! —grito Kyle señalándome emocionado —. Puedes elegir a tu puta, hermano.

— ¿Tiene que hacer lo que yo quiera? —pregunté sabiendo la respuesta.

—Claro, hasta que salga la otra puta. Pero será tuya durante ese tiempo. Puedes pedir lo que sea.

Me quede viendo la carta unos segundos, ya sabía a quién quería. No solo porque podría convencerla de hacer lo que yo quisiera, con esto podía demostrarle que aún tenía el maldito control. Me encantaba enseñarle que yo mandaba. ¡Maldición! Me encantaba que lo entendiera.

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