Capítulo 21

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Rees:

Desde el momento que abrí los ojos me di cuenta que este día sería caos total, no solo mi corazón latía como conejo drogado, no solo mi cuerpo estaba resentido por el alcohol, no solo mi ser estaba sufriendo por todo el trabajo físico estas semanas.

Me levanté con un dolor de cabeza insoportable, desesperado por aire, necesitado de una Coca Cola fría. Caminé al baño, tropezando con los malditos zapatos que use anoche, maldiciendo por haberlos dejado allí. Aun vestido con la ropa de ayer, el aroma a cigarro y alcohol despertaron una nausea eterna en mi sistema.

Llegando al baño justo a tiempo para soltar todo el contenido de mi estómago en el retrete. ¡Santa mierda! Me sentía demasiado mal. Era consiente que Renny estaba cerca de mí, observándome o preparando algo que no entendía bien. No fue hasta los minutos, horas o segundos que se acercó con un paño frio para limpiarme la cara. Estaba sudando y desesperado. Le quite la toallita para limpiarme yo solo, no la quería enfrente para que viera lo desagradable que podía llegar a estar. Me gustaba ser el irresistible Race Hamilton, esta situación podía cambiar su perspectiva de mí.

—No, nena. Vete a la cama, no quiero que veas... —Sí, esta bestia no pudo terminar de hablar y ya estaba otra vez sacando el alcohol de mi sistema.

—Tranquilo, Race, déjame...  —le hice un movimiento de manos para quitarme a Renny de encima. De verdad que no la quería encima.

La vi salir corriendo del baño, escuche que rebusco algo pero mi cerebro no funcionaba como debería. Me senté para relajarme un poco, pasarme la toalla mojada y esperar a que este eterno mareo pasara.

una hora después mi humor estaba demasiado mal aun. Renny había mandado a traer unos sueros que me ayudaron con la deshidratación de vomitar todo lo que le cabía a mi estómago. Me di una ducha de agua fría para calmar los calores y me senté en el balcón durante estos quince minutos esperando a que mi sistema se compusiera.

¡NUNCA MÁS EN MI VIDA VUELVO A TOMAR! Lo juro por todos los dioses que no lo vuelvo a hacer. Esta sensación no valía la pena, iba a morirme, podía sentir a la muerte cerca de mí. ¡Dios, no! Qué horror. Si Jesús hubiera sabido que el alcohol haría al ser humano tan idiota y débil, quizá jamás lo hubiera inventado. En estos momentos lo culpaba a él por haberlo inventado.

¡Voy a morirme!

Es más, culpaba a todo el mundo por tenerme como estúpido en estos momentos. Estaba desesperado, jalándome el poco pelo que tenía en la cabeza. Consiente que tenía la cara rasposa por la barba no rasurada.

— ¿Qué pretendes? —Dijo Daniells — ¿Llegar como pordiosero a la entrevista?

—No me jodas, estoy ebrio aun ¿Qué no lo ves?

—Sí, lo veo y te huelo. Apestas a vómito y licor añejado. Ve a bañarte.

Fruncí el ceño, extrañado por la reacción de que apestaba. Ya me había bañado, no habría razón por que apestara. Negué con la cabeza tirándome al sillón de la sala del hotel. Renny estaba en alguna parte de la habitación, molesta porque le dije que no la quería encima de mí, no ahora que no aguantaba nada, quería soledad y tranquilidad.

Daniells se acercó a la cocina, saco una botella de agua. Le grité que por favor sacara una para mí. La sed iba a matarme. Cerré los ojos concentrándome en quitar el dolor de cabeza, necesitaba relajar mi sistema para no morir en el proceso.

Lo primero que sentí fue el arrancón de pararme y quitarme el agua fría que caía en mi cabeza. Mi reacción no fue rápida, abrí la boca para protestar recibiendo una bocanada de agua fría. Tragándome una parte, empecé a ahogarme solito, reaccionando justo a tiempo para que Daniells recibiera un golpe en el estómago.

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