3.20: Sombras

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Capítulo 3.20 – Parte 1: “Sombras de mediodía”

EP. 4 / T3

La mañana siguiente al baile llegó con una mezcla de sabores y silencios.
Para Alex, no fue una resaca emocional —fue más bien una pausa dolorosa. Como si la efervescencia de la noche anterior, los bailes lentos, las miradas profundas con Maxine, y el aura de euforia adolescente se hubieran disuelto en la niebla espesa que traía consigo el amanecer.

Y así, mientras el vecindario apenas despertaba, Alex salió a correr.

No por salud. No por costumbre.
Por supervivencia.

Sus pies golpeaban el pavimento con la urgencia de quien busca acallar pensamientos, como si cada zancada pudiera desintegrar las toxinas que la carcomían desde dentro.
El frío de la mañana le cortaba los labios, pero no le importaba.
La música en sus oídos era solo un sonido lejano, ahogado por el latido inestable de su corazón, que no sabía si latía por ansiedad, o por miedo, o por… ¿memoria?

El baile fue divertido, sí. Alex no podía negarlo. Una parte suya —la que aún recordaba cómo era vivir— se había sentido viva entre luces, risas, y la presencia de Maxine.

Pero otra parte, más silenciosa, más sombría, sabía que solo había sido la primera flecha lanzada contra la ventana del mundo cruel que intentaba devorarla.
Un mundo donde su madre biológica, Roxanne, no era solo un espectro del pasado, sino la bruja científica que había dejado un veneno persistente en su sistema.
Una marca que aún no sabía si terminaría de matarla… o si ya lo había hecho, poco a poco, sin que nadie lo notara.

Cambio de perspectiva: Maxine.

En la casa Baker, Maxine estaba sentada junto a la ventana, una libreta de espiral abierta frente a ella, pero con la página en blanco. La pluma giraba entre sus dedos, pero no escribía.
Sus ojos estaban fijos en una figura al otro lado del cristal.

Alex.

Recorriendo el vecindario en círculos, con una velocidad inquieta y un rostro que no correspondía a la chica del baile de anoche.
No era la Alex que Maxine conocía.
No era siquiera la Alex que Maxine recordaba.

Era como si el brillo que solía desprender, esa energía punzante, directa, casi rebelde que la envolvía como un campo eléctrico… ahora se hubiera vuelto gris.

Gris como un cielo que no llueve, pero tampoco permite el sol.

Max apoyó el mentón en su mano.
Las ojeras de Alex no eran de trasnochar.
Sus gestos no eran los de una chica con un corazón roto por amor adolescente.
Y eso, Maxine lo sabía, lo sentía en la piel. No era Abby.
No era la relación que Alex tenía con su actual pareja.
Era otra cosa. Algo más profundo. Más roto.

Algo que Alex no estaba contando a nadie.

Y entonces, Max se preguntó:
¿Cuándo fue la última vez que Alex le contó algo real a alguien?
¿Cuándo fue la última vez que dejó que alguien viera el monstruo detrás de sus ojos verdes?

Mientras Max pensaba, en su libreta solo había una frase escrita:

No se puede salvar a alguien que no quiere ser salvado.
Pero se puede esperar en la orilla… por si acaso decide nadar.”

Max la tachó.

La volvió a escribir.

Y después cerró la libreta.

Su mirada volvió a Alex, corriendo. Como si la tierra bajo sus pies estuviera a punto de explotar.

Maxine lo supo en ese instante.
Alex necesitaba algo.
Quizá ayuda.
Quizá amor.
O tal vez, simplemente alguien que la mirara… y no le exigiera estar bien.

𝕎𝕙𝕖𝕟 𝕊𝕙𝕖 𝕃𝕠𝕧𝕖𝕕 𝕄𝕖 - [Maxine Baker ¦ Ginny & Georgia] [+21]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang