Tiempo

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Después de que Uriel se enteró que Isaac lo quería, se esmeró aún más al estar con él, pese a que su tiempo era reducido por su trabajo, las largas estadías en los juzgados y sus estudios de maestría; lo invitaba a salir, a conocer lugares y lo complacía hasta en el más mínimo capricho que se enteraba que tuviera el niño. En la cama se entregaba completo y lo poseía con más ímpetu, para que el pelirrojo sintiera el cariño que el mayor trataba de demostrarle en cada beso y caricia, logrando que Isaac se desinhibiera por momentos, pidiéndole más, en medio del remolino de pasión donde se perdía, más, al final, siempre volvía a su manera de actuar, tratando de negar que lo disfrutaba, pero, cuando quedaba completamente exhausto, dormía plácidamente en los brazos del pelinegro, aferrado a éste cómo si temiera que se alejara para no volver; y cada noche que dormía con él, buscaba su calor, siguiéndolo por toda la cama, abrazándose al cuerpo del pelinegro y, en ocasiones, jugando con uno de los pezones del mayor en medio de sus sueños.

Uriel puso al tanto a sus amigos, Arturo y Joaquín sobre su situación; Arturo le reclamó por no haberle dicho desde el principio que el 'niño' ya era mayor, pues el abogado hubiera dado el primer paso mucho antes de lo que Uriel lo hizo, y, precisamente esa fue la excusa que puso el pelinegro, logrando que su amigo admitiera que pudo haber cometido algún error con el pelirrojo, el cual era la adoración del mayor. Joaquín fue el más sorprendido, pues para él y todo el que conocía al pelinegro, Uriel Balderrama, era todo un casanova e incluso, le había bajado algunas conquistas a su amigo, sin siquiera mover un dedo, pero admitía que el cambio le sentaba perfectamente, se miraba incluso más alegre y jovial.

El pelinegro les explicó, que la razón del por qué necesitaba su ayuda y apoyo, era por su abuelo, pues estaba seguro que, si no estaba enterado ya, pronto lo estaría y, sabía de antemano, que no tomaría la relación que tenía con Isaac de muy buena manera. Ahora tenía un par de cómplices en los cuales podía confiar, eso lo mantenía tranquilo.

Isaac también tenía poco tiempo libre, pero disfrutaba estar con Uriel, tanto que ya no buscaba pretextos para quedarse en la escuela durante las tardes; incluso, el sábado, catorce de febrero, aceptó salir con Uriel a cenar, pues el mayor preparó para el niño una velada especial, la cual, terminó en la cama de un hotel, hasta el domingo en la tarde y con el pelirrojo extremadamente cansado.

Los compañeros y amigos del pelirrojo notaron su cambio, e incluso, a él ya no le molestaba mostrar las marcas en su cuello, pero nunca dijo la razón de las mismas. A ninguno de sus amigos les comentó la relación que mantenía con su 'casero', pero era obvio que al menos Marcos, Sergio y Jorge, sabían que algo tenía, pues se mostraba muy extraño en las clases, distinto a cuando lo conocieron en primer semestre.

Pasaron las semanas, Isaac accedía a quedarse en la habitación del mayor con más facilidad y disfrutaba las caricias que Uriel le prodigaba, aunque fueran lascivas o perversas, pues el mayor aprovechaba cualquier momento, y lugar, para rozar el cuerpo del pelirrojo y excitarlo lo suficiente para que el niño se desinhibiera, tanto, que siempre terminaba olvidándose de la segunda y cuarta cláusula de su contrato, pues Isaac buscaba los labios de Uriel cuando estaba entre sus brazos, prodigando de igual manera caricias y besos al mayor, pidiendo más cuando tenía que "pagarle".

Para ambos los días eran perfectos y las noches mucho más, pues la entrega en la cama era completa; a pesar de que Isaac aún no aceptaba que quería al pelinegro, el mayor ya lo sabía y era suficiente para él.

* * *

Isaac estaba en su salón, aún era temprano y ya había ido por algo para desayunar mientras trabajaba en su laptop en el aula, tenía trabajos importantes que entregar y no desperdiciaba ni un solo momento libre.

-¿Vas a ir al congreso? – Marcos se sentó en su lugar, frente a Isaac.

-¿Congreso? – el pelirrojo levantó el rostro y miró confundido al castaño.

Eres míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora