En la cama de Alex Turner

72: ¿Se ha ido?

Michelle cerró la puerta mientras observaba alrededor cuidadosamente actuando como si nada hubiera sucedido.

-¿Quién era?- preguntó mi tía.

-Era una amiga de Taby, pero le dije que ya se estaba vistiendo.

-Si, creo que ya no deberían permitir más visitas. En unos minutos es hora de salir.

-¿Que pasa si un fan o alguien se mete y roba las cosas de la habitación mientras nosotros no estamos?

-Jajajaja, que imaginación tienes Michelle. No hay porque alarmarse. Cuando salga la novia automáticamente los encargados cierran las puertas con llave así nadie puede entrar hasta que se acabe todo.

-Uff, por suerte- respondió Elle, mas bien, pensando en Jake, para que ni se lo ocurra acercarse a Taby. Aunque para ella, ya estaba seguro que el no volvería.

Mientras por detrás de todo el lío entre maquilladores y estilistas peinando, yo no podía creer lo que me esperaba en unos minutos.

Cerré mis ojos y sólo me dejé llevar.

Mi mente llena de pensamientos se volvió solo oscuridad, paz y serenidad.

Este es el momento que toda mi vida había esperado.

Simplemente, no había palabras para describirlo. Eso que desde muy pequeña había soñado, se estaba encarnando en la vida real.

Un vestido de blanco, un velo que cubría mi rostro y todos los que mas amaba, ahí conmigo acompañándome en lo que sería el mejor día de mi vida.

Me levanté y todos los presentes me miraron encantados con una sonrisa, con un silencio que me hacia sentir bien.

-Es hora...- dijo mi madre.

Todos terminaron de hacer lo que hacían y se miraban los unos a los otros. Unos se miraban al espejo, otros se acomodaban sus trajes.

Una vez listos, todos comenzaron a salir de la habitación.

Michelle se acercó hacia mi y me abrazo una vez más.

-Suerte, linda. Te adoro.

-Y yo a ti.

-Todo saldrá bien.

No había nadie más que mi madre y yo en el mismo salón.

-Hija...- suspiró tratando de no dejar sus lágrimas caer.

Yo la observé y tomé sus brazos, cubriéndolos con mis manos.

-Todo esta bien, mamá.

-Taby...

-¿Si, mamá?

-¿Estás segura?

Yo la miré a los ojos y asenté mientras mis labios sin siquiera pensarlo se curvaban de la felicidad.

-Lo amo tanto que sé que nunca me enamoría de nadie más por el resto de mis días.

Mi madre me abrazó por última vez.

-Vas a ser muy feliz. Ahora si... Es el momento.

-Si- respiré muy ansiosa.

-Te dejaré sola 15 minutos. Te estaremos esperando el parte posterior para la entrada al altar.

-Esta bien mamá.

-Te amo, hija.

Mi madre salió y la puerta se cerró.

Me observé al espejo y comencé a colocarme mis amuletos de la suerte. Mis pies descalzos dejaron de serlo al colocarme los zapatos que mi tía Rossie me había traído.