Capítulo 6

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Hola a todas! Gracias por sus comentarios y buenos deseos, son MUY apreciados.

Nuevo capítulo, revelando un poquito más sobre Edward y su relación con Bella. Ojalá les guste.

Disfruten!

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La mano que sujetaba mi rostro se movió hacia mi pecho y comenzó a explorar por sobre mi camiseta. Oh Dios! Si no nos detenemos ahora me va a coger aquí, en las pesebreras, y yo... y yo lo voy a disfrutar!

Capítulo 6

Soy yo yéndome otra vez,
soy yo, lo hago sin querer.
Soy yo yéndome otra vez,
soy yo, lo hago sin querer,
lo hago sin querer.
Lo siento.

Estoy tan cansada como tú,
pienso en no sentir, desaparecer.

Lo siento / Christina Rosenvinge

Una mañana hace casi un año me desperté con una extraña sensación de que algo andaba mal... me retorcí entre las sábanas y me decidí a abrir un ojo y a asomar mi cabeza por debajo del cobertor. Al ver mi despertador salté de la cama gritando "mierda, mierda, mierda...". Me había quedado dormida.

Era de esperarse que algo así me pasara en mi primera semana en mi nuevo trabajo en la editorial. Demonios! Corrí al baño para una ducha express y me vestí con una blusa ajustada y una falda plegada corta. Como hacía calor no me puse medias y me calcé un par de sandalias de taco altísimo, tratando de dar con el look de mis colegas. El mundo laboral no me permitía seguir usando mis jeans y zapatillas Converse...

Tomé una barra energética de la cocina y corrí hacia el ascensor devorándola y marcando la llamada frenética. El ascensor llegó, me bajó al primer piso y salí corriendo nuevamente, con la mala suerte de que me resbalé en el piso de mármol de la recepción, me torcí el tobillo, se rompió el taco de mi sandalia, traté de compensar mi peso torciendo mis rodillas y terminé en el piso golpeándome el codo y emitiendo un grito de dolor.

-Mierda! –Exclamé. Un simple inventario me reveló un agudo dolor en mi tobillo y rodilla derechos y en mi codo izquierdo.

-Estás bien? –Me preguntó una voz masculina. Levanté mis ojos para encontrarme el rostro de un hombre guapísimo agachado a mi lado.

-No... mi tobillo, mi rodilla... -Dije tratando de levantarme. Dios qué vergüenza! No solo me había caído rompiendo mis zapatos nuevos, además lo había hecho frente al tipo más atractivo que había visto en mucho, mucho tiempo. Alto, cabello broncíneo y profundos ojos verdes, rasgos clásicos y largas pestañas negras. Estaba vestido con ropa deportiva carísima y tenía una funda con una raqueta de tenis en la mano.

-Me dejas examinar tu pierna? –Me preguntó arrodillándose junto a mí. Yo lo miré sorprendida, no me había parecido tan atrevido a simple vista, pero claro, las apariencias engañan.

-Soy médico –Aclaró al ver mi mirada de desconfianza.

-Oh... gracias, lo siento... si por favor –Dije incoherente. Él tomó mi pié suavemente y desabrochó mi sandalia sin llegar a hacerme daño, pero al tocar mi tobillo no pude reprimir un gemido de dolor. Luego subió su mano hasta mi rodilla acariciando levemente mi pierna. Era realmente una caricia o simplemente un examen médico?

-Puedes flectar la rodilla para mí? –Preguntó mirándome a los ojos. Guapooooo!

-Auch! –Dios eso me dolió!

-Mmmmmh... me gustaría ordenar unas radiografías para descartar una fractura en el tobillo. Me parece que en el interior de la rodilla tienes un esguince pero tenemos que descartar un desgarro. Puedo examinar tu codo? –Dijo con el rostro serio, en modo profesional.

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