Una vez mas

Nuevo trabajo (April)

                                   CAPITULO 2.- Nuevo Trabajo (April) 

UN AÑO Y MEDIO DESPUES

Aun pensaba en el. Pero, ¿como no hacerlo si a donde volteaba estaba su rostro? Ahora era una celebridad, habían chicas que morían por tan solo un autógrafo de el, de mi “mejor amigo.” O creo que debería decir “ex – mejor amigo” después de haberse ido a concursar en ese estúpido programa, dejo de llamar, dejo de escribir, dejo de recordarme, de recordarnos. Hubo un tiempo en donde eso me ponía tan triste, que comenzaba a llorar. Ahora lo que sentía era mas bien enojo hacia el y ganas de gritarle lo mucho que lo odiaba y que me hacia falta.

El verano había llegado finalmente. Como era costumbre, mi hermana y yo iríamos a pasar un mes a casa de nuestra tía Becky, una mujer de 55 años, soltera y para terminarla de fregar, con 7 gatos. Era buena persona con nosotras, pero pasar el verano ahí era lo mas aburrido que le podía pasar a alguien.

“No entiendo porque cada verano nos haces ir a casa de mi tía” Dije desde el asiento trasero del auto.

“April, su tía tiene derecho a pasar tiempo con ustedes, además, sabes bien que papá y yo no estaremos para cuidarlas.”

“Sophia y yo estamos lo suficientemente grandes para cuidarnos nosotras solas.”

“Siguen siendo unas niñas. Honestamente, te guste o no, iras a pasar el verano con Becky.”

Suspire y me recargue en el asiento. Tome mi I-pod y comencé a escuchar música hasta quedarme dormida.

Mi tía vivía a media hora de la ciudad de Londres, le gustaba la tranquilidad, es por eso que había comprado una casa que estuviera tan lejos de la sociedad como fuera posible. Su casa era estilo antiguo y muy grande, las primeras veces que estuve ahí, me perdí alrededor de 5 veces. Mientras bajaba del auto, mi madre le daba un abrazo fuerte a mi hermana. Después paso a mi.

“Trata de divertirte”

“Creeme que tratare de hacerlo, pero el siguiente verano quiero que prometas que trataras de llevarnos a su exposición de arte” una de las cosas que mas unía a mis padres, era la pintura. Estudiando diseño, se habían conocido y después de casarse comenzaron a crear sus propias obras para exponerlas alrededor del mundo.

“Te lo prometo cariño” mi madre me abrazo nuevamente y beso mi frente.

El mayordomo de mi tía llego al instante, ayudándonos a bajar las maletas que habían en el auto.

No estaba acostumbrada a ese tipo de ayuda, pero mi tía si. Era una viuda que estuvo casada con un multimillonario que al fallecer, le dejo toda su fortuna. Ahora, como estaba sola, pasaba su tiempo comprando gatos y durmiendo. Algo triste, se podría decir.

“Ya las extrañábamos señoritas” dijo Albert, el mayordomo, con una sonrisa.

“Nosotras también!” contesto Soph. Al mirar a mi hermana, 3 años menor que yo, me di cuenta de que es lo opuesta a mi. Su cabello es rubio, rizado, sus ojos de color azul y su tono de piel blanco. En cambio, yo tengo el cabello castaño, ojos verdes y mi tono de piel un poco mas oscuro que el de ella.

Dimos algunos pasos y llegamos hacia la enorme puerta central. Al entrar, la casa estaba exactamente igual que todos los años. Primero se encontraba el famoso candelabro que colgaba del techo, debajo de este, había un circulo de cristal que tenia figuras romanas a su alrededor. En cada lado se encontraban dos escaleras, una vez arriba, estas se interceptaban creando un solo piso.

Suspire. Otro verano mas que pasaría sola en ese lugar. Albert bajo las escaleras, anunciándonos que nuestro equipaje ya se encontraba en nuestras habitaciones. Sophia y yo le dimos las gracias, después subimos y cada una entro a una habitación diferente. Así de grande era la casa. Sin embargo, no todo era malo en ese lugar. La cama matrimonial que contenia mi cuarto, era lo mejor que podía existir. Estaba forrada en un edredón beige, antiguo, haciendo que el volumen subiera. Algo que siempre hacia, era correr y tirarme en la cama ya que esta se hacia para abajo en lo que mi peso aplastaba el edredón y cobijas. Antes de que me diera cuenta, estaba completamente dormida.