Capítulo 34

41.6K 2.3K 157
                                    

Dedicado a Michiprieto ahí está lo que me pediste, él es Steven, un beso...

AGNES

Mi vista está fija en el cielo nublado que acompaña a la fría y gris mañana de Londres... No sé cuanto tiempo llevo sumergida en mis pensamientos, salí muy enojada de la habitación segundos después que el detective narrara todo lo ocurrido con Bea, no acepté la carta, no quiero saber las causas que la motivaron a atentar contra Steven y mi hermano.

Pienso que sus acciones fueron descabelladas, hay que tener el corazón y los nervios de acero para atentar contra la vida de un ser humano, el sólo hecho de imaginarlo me eriza la piel, produciéndome un asqueroso escalofrío, eso me hace abrazarme a sí misma, muevo mis manos de abajo hacía arriba, frotando mis brazos,  espantando todo rastro del frío que acaba de azotar a mi cuerpo.

Bajo las manos y acaricio mi vientre, todavía no siento absolutamente nada, mi vientre está más que plano, es que es lógico tengo muy poco tiempo de embarazo, pero no me importa, lo hago porque siento la necesidad de conversar con alguien y ese alguien es mi bebé, suspiro profundo y en voz muy baja comienzo a hablar

-Cuando nazcas te llevaré lejos de la élite... te enseñaré a amar al prójimo, a valorar a los seres humanos por lo que son y no por tonterías creadas por un grupo de personas... Tu padre me saca de mis casillas, pero es un gran hombre y yo, tu mamá, lo amo a él y a ti, con locura... Eso nunca cambiará- vuelvo a suspirar y dejo a mis pensamientos correr tan libres como la suave brisa.

Sé que Steven, un hombre élite, le va a costar adaptarse a que vivamos apartados de está sociedad, no voy a negar y esconder de donde vengo y en donde nací, pero tampoco quiero que mis hijos, porque quiero tener por lo menos dos hijos, nazcan y crezcan en medio de está sociedad, quiero que vivan como lo que son, unos seres humanos que el simple hecho de haber ganado la batalla de uno entre millones, para estar en mi útero,  los hizo vencedores, que no necesitan de millones y riquezas para ser triunfadores, que aquello que te hace diferente en el mundo es lo que llevas adentro como ser humano, como individuo, eso es lo que quiero para mis hijos y eso sólo lo conseguiré apartándolos en cierta medida del entorno en donde crecí.

Sigo ensimismada en mi meditación cuando un hombre, que inmediatamente reconozco como mi padre me abraza desde atrás y me dice

-¿Estás más calmada princesa?- Yo asiento -Steven... pidió el alta médico- Frunzo el ceño, me volteo para encarar a mi padre porque no entiendo que me dice

-¿Pidió el alta contra opinión médica?- Papá asiente -¿Y por qué hizo eso?- Mi padre se rasca el cuello y me responde

-¡Agnes! No estaba al tanto de saber que Steven desconocía lo de tú embarazo... Y pues... se lo dije...

No le digo nada, no es culpa suya el no estar enterado de las cosas, más bien fue un descuido de mi parte no decirle nada a papá, por eso no lo juzgo, mi mayor preocupación en este momento es que el loco de mi prometido ya pidió el alta médica y que estando en las condiciones en las que está nos iremos a casa. Steven es terco, impulsivo y cuando decide hacer algo no hay nada ni nadie en el planeta tierra que impida su cometido, pienso.

-¡Agnes! ¿Estás molesta?

-No papá, no lo estoy ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

-¡No sé hija! Una hora quizás...

Le sonrío a mi padre, él me abraza y cuando me tiene entre sus brazos me dice

-¡Mi amor! Ve a hablar con Steven, los dos hacen una bella pareja, además que ese hombre se desvive por ti... Déjalo que te explique como sucedieron las cosas pequeña, que fue lo que pasó con Bea. Sé que estás molesta Ags, pero no puedes juzgar a alguien, y menos a tu pareja, si tan siquiera escucharlo ¿Sí?- Yo asiento levemente porque mi padre tiene toda la razón del mundo, debo hablar con Steven, debo aclarar la situación.

No me complace ser tu esposa ©  (Editando)Where stories live. Discover now