Mi pequeña Aventura (Parte I)

(Cap. 16) Paseos de azucenas blancas.

Los días han pasado con tranquilidad yfluidez, ya casi se cumplían las dos semanas y trabajar con Peyton ha sido algobastante llevadero incluso cuando nosotras tenemos formas distintas de trabajar.Ambas estamos de acuerdo en algo, hemos avanzado lo suficiente para lo que setenía estimado. Ambas estamos de acuerdo en algo, hemos avanzado lo suficiente para hacer más en dos semanas de lo que se tenía estimado. Mientras yo la ayudo en el salón de profesores por las mañanas, ella por las tardes vaya a sus reuniones y firma de documentos finales junto con los señores Franco, todos tenemos los días básicamente cada uno está ocupado en lo suyo, podemos decir que solo nos vemos o compartimos en breves periodos de tiempo, o ya por las noches si no estamos muy cansados solemos tener largas conversaciones. Y aunque no dejo de planificar y administrar por las mañanas y escribir por las tardes, tampoco dejo de tener un pequeño tonteo adolescente con Joseph, quién juega el mismo juego que yo, sin embargo, ninguno se permite más allá.

Esta tarde quería descansar, así que Rita al enterarse de eso me invitó a ir con ella al pueblo con Anuar, sin dudarlo acepté, en oportunidades ella se unía a nuestras conversaciones y era algo simplemente agradable. Así que nos encontrábamos en su auto camino al centro del pueblo, además de enseñarme algunos sitios nuevos íbamos a realizar unas pequeñas compras.

- ¿Es lindo vivir en un pueblo como este? - pregunté a Rita mientras caminábamos por las calles en busca de vegetales frescos, ella llevaba el carruaje y yo algunas bolsas.

-Si lo es- dijo amable. –No estás aturdido del bullicio de la ciudad, el aire es más fresco, las personas son menos toscas, hay más tranquilidad... muchas personas suelen aburrirse y es entendible, pero cada quién decide que hacer, muchos adultos se van, pero son conscientes de haber tenido un buen comienzo aquí- continuaba mientras tenía toda mi atención. –Yo soy feliz con la vida que decidí llevar aquí, si voy a la ciudad cuando quiero hacer algo totalmente distinto... Pero no muero por vivir allá- ella conversaba mientras andábamos. –Y créeme que planeo ir más seguido cuando Anuar crezca, quiero que tenga un balance entre aquí y allá- aquello me pareció algo fantástico de su parte. –Quizá podamos visitarte- a mí me agradó la idea.

-Claro que los recibiría con todo el placer del mundo- dije sonriéndole. –Siempre he sido una mujer de ciudad como toda mi familia- hablé. –Solo mi padre fue totalmente alejado a ello, pero aun así no se mudó hasta que nosotras fuimos a la universidad, siempre quiso mantenerse cerca- sonreí ante los recuerdos que pasaron por mi mente. –Ahora es feliz en un pueblo, solo que más cercano a la ciudad que acá- bromé. –Y mis días aquí me han hecho comprenderlo, vivir en sitios así tiene su encanto- admití, pensé en lo agradable que sería criar a mi bebé en sus primeros años de su vida lo más cercano a la naturaleza que en una de las ciudades más congestionadas del país. –Solo que no creo permitírmelo, todo por lo que trabajé está en la ciudad-

-Siempre tendrás un lugar aquí, Harriet- dijo Rita amable. –Incluso con tu padre- yo asentí agradecida.

Ambas seguimos caminando hasta finalizar las compras, Rita me llevó a un pequeño café en donde nos detuvimos para tomar algo acompañado de ricos dulces, entre agradables charlas y juegos con el bebé el atardecer comenzó a caer sobre nosotras, y aunque moría por quedarme hasta que cayera la noche tuvimos que regresar a la finca, sabía que un día vendría solo a ver el atardecer en todo su bello esplendor. Al llegar a la casa los hermanos Lee aún estaban ocupados, así que yo decidí conversar con mi padre y luego con April con quién me extendí hablando un poco más.

-Liam te extraña demasiado- dijo ella, yo sonreí llenándome de ternura.

-Ya pronto volveré- dije, en realidad yo también lo extrañaba demasiado para ser sincera. Lo peor es que solo han pasado algunos días.