¿Cómo reaccionarían si les dices que ya no les quieres?
-- ¡Estás demente! -- Le gritaste. La discusión había escalado hasta un punto en el que no podías dejar de echarle cosas en cara. Estabas desahogando todos los nudos que habías estado almacenando en tu estómago para no generar conflicto. El motivo de la bronca era que te enteraste de que había matado a un miembro de tu familia. -- ¡¿Por qué lo hiciste?! ¡Eres un maldito salvaje! -- Él no se inmutaba. Solo se mantenía erguido frente a ti, aparentando escuchar pero sin darte una respuesta concreta. -- ¡Estoy harta de esto, ya no te quiero!
(Las imágenes representan lo que te hacen después de la ruptura)
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𝑺𝑳𝑬𝑵𝑫𝑬𝑹𝑴𝑨𝑵
Ahí sí hay una respuesta. Sus hombros se tensan, lo captas en seguida. Los dedos de sus manos se doblan, haciendo el amago de encerrarse en un puño pero sin completar la acción, relajándose otra vez.
Sabe que esa afirmación es producto de tu estado alterado, y que no lo piensas de verdad. El problema es que lo dices en serio, al menos en ese momento. Y él es consciente de ello.
No tiene sentimientos ni moralidad ninguna, no es emocionalmente empático como para entender la gravedad de lo que ha hecho, él solo entiende la lealtad incondicional que decías tener por él.
"Entonces, vete." Contesta en tu cabeza, con eco. Él tampoco vacila. Su tono de voz es serio y seco. No tiene la intención de arrastrarse, nunca ha sido un hombre que mendigue por atención, ni siquiera por la tuya. Pero por dentro, está roto. Como un niño que cree que su mamá va a apoyarle en todo pero se disgusta cuando esta le echa la bronca .
Te deja ir, te abre la puerta incluso. Aunque te parezca que has roto algún tipo de lazo con él, la realidad es que solo te ha echado de su hogar, pero no de su corazón. Te va a perseguir, va a preocuparse de que estés a salvo cuando salgas sola a la calle, y va a acariciarte cuando duermas.
Vas a volver a él. Porque, aunque no quieras, él lo va a provocar. No te escapas. Eres suya. Por mucho que le digas que le odias, que no le quieres o le desees la muerte, él va a reclamarte como suya y no va a rendirse hasta que regreses a sus brazos.
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