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Capítulo 7 (parte 2)

—Soy yo—Charlie habló desde detrás de la madera. Me alegré de haber estado en medio de algo más o no me habría tomado la molestia de ir y abrirle la puerta. Llámenme malhumorada y aburrida, pero realmente no soporto cuando la gente hace eso.

—¿Qué necesitas?—pregunté lo más cortésmente posible, abriendo la puerta para poder verlo.

—Uh, dejaste esto—balbuceó, sosteniendo mi libro de Inglés, junto con mi mochila. Estaba agradecida de que él me los trajera, mientras notaba el sonido de las gotas de lluvia golpeando contra el techo de metal.

—Muchas gracias—le sonreí, tomando el contenido de sus manos y girando para poder dejarlos en mi cama.

—De nada, creí que los necesitarías.

—Sí—me las arreglé para sonreír cuando me volví hacia él—. Uh, entra si quieres—murmuré, viendo sus ojos explorar la habitación sin cuidado. Vaciló en la puerta un momento, antes de caminar con lentitud hacia dentro. Él seguía mirando alrededor de la sala casi vacía, antes de obligarme a romper el silencio y apoderarme de su atención.

—En realidad no he empezado la renovación todavía.

—Yo tampoco—sonrió, cambiando su mirada hacia mí—. Sólo tengo mi cama y mi ropa tirada por todo el suelo. En realidad ya me siento como en casa.

Me reí ligeramente ante su declaración y miré al suelo, sin saber cómo responder de inmediato. La parte superior de sus botas marrones entraron en mi campo de visión mientras notaba como se acercaba cada vez más. Mi cabeza se sacudió, pero me detuve a mí misma de la emoción.

—Me gusta tu póster—Charlie sonrió. Levantó la mano e hizo un gesto con ella hacia una gran hoja de papel pegada desordenadamente en la pared detrás de mí. Girando, vi que se trataba de The Fray y sonreí cuando me volví hacia él.

—También te gustan ¿eh?

Su sonrisa pareció coincidir con la mía mientras sacudía su cabeza y metía ambas manos en los bolsillos delanteros de sus vaqueros.

—Ellos fueron la primera banda que de verdad admití me gustaba.

—¿Oh enserio?—pregunté, sintiéndome un poco mala, ante la idea de indagar en él sobre qué otras bandas aparentemente le gustaban.

—¿Quién más te gusta?—crucé los brazos sobre mi pecho y esperé una respuesta por parte de él mientras pensaba en todas las posibilidades hilarantes que podrían salir de su boca en los próximos momentos.

—Bowling for Soup era bueno y uh...

—Y uh... ¿quién?—sonreí, ansiosa por su respuesta en tanto él se movía incómodo frente de mí.

—Tuve un crush con Madonna durante largo tiempo.

—Ella ni siquiera estaba en tu rango de edad o tiempo. ¿Qué demonios?

Reí mientras veía cuán rojas sus mejillas se tornaban por la vergüenza. Quería decirle que estaba bien de una manera, pero no pude porque fui yo quien lo hizo decirlo. No era para tanto de todos modos.

—Bueno, creí que era atractiva cuando era joven. ¿En los 80's? No tan vieja como crees. Es decir, mi madre solía escucharla y mi padre la amaba. Supongo que de ahí fue donde comenzó todo—sonrió.

Miré sus ojos mientras observaban al suelo y él parecía perdido en algún otro lugar.

—Charlie, lo siento—murmuré, sintiendo como si hubiera traído un tema el cual lo apuñaló en el corazón con una daga. Poco a poco puse mi mano sobre su hombro.

The Boy In The Attic [h.s] •En Proceso•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora