Prefácio

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Mi existencia por alguna razón se veía relacionada con mis sueños y pesadillas, todo lo que pasaría en mi vida estaba reflejado en cada uno de ellos, o al menos la gran mayoría

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Mi existencia por alguna razón se veía relacionada con mis sueños y pesadillas, todo lo que pasaría en mi vida estaba reflejado en cada uno de ellos, o al menos la gran mayoría. Me resultaba inquietante ver cómo cada sueño convertía mi mundo real en un caos, pero a su vez, al despertar y sentir el sigilo de mi habitación, podía lograr otro sentimiento «tenía una vida normal y tranquila. Nada de ese tormento era real», no dejé de repetirme esa frase por mucho tiempo, a veces me resultaba agotador.

Dentro del caos, no solo había escenarios perturbadores llenos drama y discordia, sino además se encontraba un ser oculto y anormal que vivía y me vigilaba en esos sueños, solo se dedicaba a observarme desde lejos con unos incomprensibles ojos carmesí, aquello me causaba cierto miedo y me transmitía una sensación de pánico, que a su vez algo dentro de mí me decía que él anhelaba algo que estaba en mi poder, algo significativo y muy personal.

Me resultaba difícil llevar una vida normal cuando sabía que al dormir, volvían aquellos sueños absorbentes y perturbadores, que hacían que entrara en desesperación por no entender acerca de su procedencia. Sin embargo, al final el tiempo descifraría mi destino a través de los sueños; así que cada parte, cada detalle, cada criatura, y cada dolor en mis sueños al final tendrían un sentido, no sabía si lo conseguía al morir, o antes, o si necesitaba morir para poder entenderlo, pero tenía que continuar porque se trataba de un propósito especial.

Nunca nadie me ha amado, nunca he amado a ningún hombre aparte de mi padre, jamás me he enamorado, y corría el riesgo de que no lo experimentarlo nunca, pero tenía la esperanza de que ese nuevo camino oculto en mis sueños, me trajera esas experiencias. Tenía ansias de vivirlas, así que tenía que prestar mucha atención y cuidar cada paso que daba si quería vivir por más tiempo.

Es un privilegio, tener una habilidad que nos guíe en nuestra vida, a veces da miedo, a veces ni siquiera lo entendemos, solo nos dejamos guiar por él. Es fascinante amar lo que hacemos, creo que aprendí amar mis sueños, aunque muchas veces me daba miedo, siempre tenía que dormir para soñar, pero no todos eran malos, «al menos no lo recordaba». Entre guerras y dolor, había pequeños fragmentos que me brindaban gotas de felicidad, sueños que parecían irreales pero que a su vez me generaban muchos sentimientos positivos. « ¿Esto también será parte de esto?» me preguntaba, solo me quedaba esperar y vivir cada minuto y descubrir por mí misma, todo lo que estaba a punto de pasarme.

...

Un día en el que estaba soñando, me encontré de repente en un bosque frío y tenebroso, solo sentía miedo en ese lugar. No hubo nada de luz hasta que vi como apareció un relámpago a lo lejos, y posterior a ello escuché el sonido de un trueno, cuando miré a aquel cielo oscuro, en el que yacían múltiples y brillantes estrellas, noté a seres descendiendo a una velocidad inhumana, algo imposible; muchos de ellos caían de pie con un aire de autoridad, mientras que otros caían cubiertos de fuego, pero sin quemarse. Aquellas criaturas caminaban con la vista en frente en busca de algo que yo «desconocía» pero que me pertenecía, entonces deduje que no solo aquella criatura tenebrosa buscaba algo en mí, esos seres de luz también iban por el mismo objetivo.

Comencé a hiperventilar, y a sentir mucho miedo, intenté calmarme pero se me hacía imposible. El miedo no se marchó hasta que dirigí mi vista a unos de los caídos, que por alguna razón me hizo sentir una paz extraña, «diría que contemplé a un hermoso ser, pero no le podía ver el rostro, aun así sentí que realmente era sublime». Ese ser al igual que yo, me vio por un momento, y sentí una atracción especial hacia él, sentí mucha familiaridad y seguridad, como si ya lo conociera, así que decidí acercarme y mis intenciones fueron interrumpidas cuando de repente se desató una batalla amenazadora a mí alrededor, como si yo era el origen de tal suceso.

Con miedo e ignorancia de lo que ocurría, toqué mi pecho para sentir mi respiración, pero no solo sentí como mi corazón casi explotaba, sino también un colgante en mi cuello, bajé la mirada hasta mi pecho, y sin darme cuenta de su llegada vi un collar brillante y singular, que desde mi perspectiva jamás lo había visto, o eso suponía. Cuando lo toqué, por alguna extraña razón supe su historia, era una reliquia que hace un milenio cayó a la tierra por descuidos de su protector Raphael, quien lo dejó llegar allí por sus descuidos, y a raíz de aquel suceso un profeta lo tomó. Quizás yo lo conocía, o lo iba a conocer, ese hombre era el elegido para cuidar, y luego entregar esa reliquia a su propio linaje. El collar lo eligió a él y a su descendencia.

« ¿Por qué de pronto estaba en mi poder?»

Toda una batalla se desató y yo estaba percibiéndolo en un total silencio. Pasaban sucesos en un solo lugar, ocurrían tan rápido que se me hacía difícil verlo todo, cerré los ojos y el miedo comenzó a delegarse de mi cuerpo. Después de un descanso, los abrí de nuevo y el disturbio desapareció, y solo quedaron dos hombres flamantes, que poseían un gran poder que los llevaba a luchar por el intrépido collar. Me di la vuelta y comencé a huir a un sinfín de aquel conflicto, estaba alejándome cada vez más, y al hacerlo terminó la batalla, así que en medio de la nada cerré los ojos y desperté.

—No puede ser, qué molesto despertar de esa forma —protesté.

Eso era algo que a veces no me gustaba, puesto que olvidaba lo que soñaba, siempre quedaban solo fragmentos de lo que había visto, pero lo que no olvidaba jamás era dibujar, y siempre que despertaba, lo hacía estando cegada por una extraña neblina en mis ojos, y una amenazante sensación que me obligaba a comenzar mi sutil obra maestra. Trataba siempre de aprovechar al máximo esos detalles que no se borraban de mi mente para plasmarlos en la pintura, para que al despertar solo me quedara admirándolos, sabiendo y sintiendo la oportunidad de descubrir cada noche el secreto escondido en ellos.

—El secreto del don de soñar.

—El secreto del don de soñar

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