Capitulo IV "Un nuevo rumbo"

9.8K 599 45
                                    

Susan

Por varios días estuve haciendo los trámites para irme a la universidad, estaba tan emocionada y a la vez tan nerviosa que no podía creerlo, ese sería el momento más importante de ese día, ya que por mucho tiempo esperé esa noticia, y finalmente me la dieron y resultó todo un éxito.

Recordé entonces cuando en una ocasión soñé ese preciso instante, pero lo tomé solo como un sueño, y se había sentido tan real, que por días creí que era así, lo más extraño no fue eso, sino que cuando ocurrió, ahora que recordaba, sucedió de la misma manera a como la había soñado, en ese momento se me puso la piel de gallina, pero estaba tan acostumbrada a eso, que solo lo vi como uno de esos sueños que se hacen realidad, por una simple «casualidad», aunque internamente sabía que eso no existía.

Cuando llegó el día empaqué mis cosas, incluyendo algunos lienzos y cuadernos, además de cosas importantes para el viaje, y dinero. Las despedidas me daban ganas de llorar, pero eran emocionantes. Por cada una de ellas, sentía que me esperaba algo nuevo y grandioso, jamás las relacioné con algo malo, y más sabiendo que algún día volvería a verlos de nuevo. Más pronto que tarde, o eso creía.

—Adiós, Sue. —Se despidió mi madre mientras me daba un beso en la mejilla—. Te quiero hija, si necesitas algo ¡llámame!

—Sue, cuídate mucho. No hables con nadie, los humanos pueden ser muy peligrosos —advirtió mi padre tocándome los hombros con cierta presión.

—Papá ¡Por el amor de Dios! —exclamé—. Voy a la universidad, no a un manicomio.

—Bueno, ¡¿pero qué le pasa a esta niña?! —Exclamó él subiendo los brazos y sonriendo—. Soy tu padre, solo quería ser prudente

— ¡Está bien papá! te entiendo... —expresé mostrando un gesto de alegría—. Estaré bien. Te amo.

—También te amo —dijo él, dándome un beso en la frente.

El sol se estaba escondiendo, y ya debía irme a la universidad para llegar por la mañana. Había esperado demasiado tiempo para marcharme de casa mientras esperaba la dichosa carta. Todos estábamos fuera en el jardín delantero, incluyendo el chófer, que estaba impaciente por la espera, no dejaba de mover el dedo pulgar sobre el volante. Me aferré al equipaje con casi todo mi cuarto guardado, de esa manera me acerqué al auto, mientras tanto, Sam se acercó a mí con pasos lentos y sigilosos.

—Susan... —gritó Sam cuando se aproximó a la ventanilla—. Te echaré de menos. Cuídate.

—Yo también Sammy, tú también cuídate y sé bueno —le dije, acariciando su lacio cabello castaño.

—Lo haré, no te preocupes. —Sammel me abrazó como pudo, sentí su calor corporal y el olor a ropa limpia. Me dio nostalgia.

El conductor subió el vidrio y arrancó, dejando un fuerte olor a humo en el aire. La aflicción no me dejó ver a mi familia mientras me alejaba. Por una parte, no soportaba el hecho de tener que irme de Arizona, aunque tampoco quería quedarme en casa aburrida y viendo la televisión como una chica sin motivación alguna y sin futuro. «Así que tuve la fuerza para irme sin mirar atrás».

Suspiré y le eché un vistazo al conductor, él me devolvió la mirada y me sonrió. Me pareció bien que pasara eso, así se rompería la incomodidad de tener que verle la cara durante todo el viaje. Él parecía tener unos treinta años, su cabello era negro, era acorde a su distinguida barba, que lo hacía verse cordial. ¡Era un auténtico Don Juan!

Me desplomé en el asiento, eché la vista por la ventana contemplando todos esos reflejos borrosos de edificios y del cielo oscureciéndose poco a poco.

— ¿A la universidad Reed College, cierto? Está algo lejos... así que acomódate que faltan 11 horas —instruyó él, sin quitar la mirada de la carretera—. ¿No extrañarás Arizona?

—Supongo que sí... —repliqué con la vista baja.

En parte del camino me quedé totalmente en sigilo y encerrada en mis pensamientos. Al caer la noche, mis ojos empezaron a cargarse de sueño y el cuerpo lo tenía adormecido.

Cerré los ojos tratando de conciliar el dormir, pero aun así podía pensar en cualquier suceso preocupante que pudiera ocurrir en la universidad. Todos pensamos en lo peor al conocer algo nuevo y yo tenía tanto terror, que no dejaba de sobre pensar situaciones que seguro jamás pasarían, siempre me sucedía algo así y por lo general se empeoraba, pero tenía tanto sueño que de vez en cuando me dormía por segundos.

—Te esperan cosas increíbles niña —expresó él, pero lo escuché a lo lejos—. Espero que esto que voy a decirte quede grabado en tu subconsciente, lamento que no hayas pasado más tiempo con tu madre, pero saldrás de esta.

En ese momento escuché las últimas palabras y entreabrí los ojos, parecía muy inspirado al hablarme y quería ser cortés, así que me acomodé en el asiento dispuesta a escucharle sus consejos.

— ¿Qué quieres decir? No entiendo nada de lo que dices —le dije, medio dormida—, lo siento es que estaba casi en el otro mundo.

— ¿De qué hablas? —preguntó él con el ceño fruncido, me veía por segundos, ya que evitaba no desconcentrarse mientras iba manejando.

—De lo que has dicho —le dije—, todo lo que dijiste acerca de mi madre y todo.

—Lo siento, no he dicho nada, quizá estabas soñando —manifestó él, se veía seguro y extrañado.

—Ah... pensé que había escuchado algo.

Él se rió y siguió mirando al frente, sentí vergüenza, así que solo me giré hacia la ventana, me acomodé y seguí durmiendo ignorando lo antes escuchado. A veces la propia mente me jugaba sucio, « ¡que desagradable!»

De pronto, sentí mi estómago revuelto, tenía ansiedad a causa de un augurio que me hacía sudar frío, pero solo supuse que serían los nervios. No quería sentirme así, de manera que traté a toda costa de bloquear todo mal pensamiento que quisiera entrar a la fuerza en mi mente. Como resultado, conseguí la decaída que necesitaba en mi cuerpo, algo que me provocó mucho sueño, y finalmente me dormí.

 Como resultado, conseguí la decaída que necesitaba en mi cuerpo, algo que me provocó mucho sueño, y finalmente me dormí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ángeles Caídos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora