CAPITULO 30

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NARRA ANAHÍ

No recuerdo la última vez que estuvimos toda la familia reunidos, cuando era niña solía soñar con esos momentos, pero mi madre nunca estaba... ella sólo iba a vernos los fines de semana cuando podía, Natalia pasaba más tiempo con ella, era más grande cuando se separaron, Nico y yo sólo teníamos cinco y cuatro años respectivamente y ella, con nueve, había elegido vivir con mamá. Yo siempre estuve feliz de haber crecido con papá, él es una de las personas que más adoro en la tierra, a pesar de que me hubiera gustado compartir más con mi madre, nunca fue así y ahora, irónicamente me gustaría que todos se fueran y me dejaran sola, ojalá pudieran entender lo mentalmente agotada que me encuentro en este momento y que no tengo ganas de ver a nadie. Sin embargo aquí están mi padre vino rato después de que Poncho se fue ayer, se que él le avisó para que alguien estuviera conmigo, y ahora está también mi madre, mis dos hermanos, aún no deja de sorprenderme que Natalia haya viajado desde Colombia para verme, también está mi mejor amiga y cuñada, sentada en las piernas de mi hermano.

Se han quedado en silencio, mirándome acurrucada en el sillón después de haberles pedido por enésima vez que se vayan. No veo sus caras, mi mirada está perdida y a cada rato se vuelve borrosa por las lágrimas que se acumulan en ella.

-Decidimos reunirnos todos aquí hija porqué necesitamos pedirte una disculpa por lo que ocurrió -Habla mi padre -Queremos explicarte porqué no te dijimos la verdad

-Ya lo sé, Poncho me lo dijo todo ayer. Enserio, no quiero escuchar nada más

-Any... -Habla mi hermana. Se ve afectada, ella es muy sensible así que puedo apostar que en cualquier momento comenzará a llorar -No quería mentirte, de verdad. Pero cuando me llamaron para decirme que estabas mal yo... creí que era lo mejor

-Todos pensamos que era lo mejor, enana -Habla mi hermano, lo miro y sonríe un poco. El siempre tan jovial -Eres la bebé de la casa, tenemos que cuidarte

-Me mintieron todos. Si no puedo confiar en ustedes -Preguntó con la voz temblorosa - ¿En quién voy a confiar? -Los miro a cada uno. Todos parecen niños regañados y les cuesta hablar

-Amiga... lo siento. Ojalá puedas entendernos. Teníamos miedo a perderte, miedo a que volvieras a hacer... eso que hiciste

-Ya lo sé Emily. Ya lo sé, pero me hubiera gustado saber la verdad de todas formas, nadie entiende lo que yo estoy sintiendo ahora -Mis lágrimas resbalan -Por Dios... sólo quiero a mi bebé... yo creí que en cualquier momento Natalia la traería de vuelta, todavía ni comprendo nada

-Hija... -Escucho por fin, la voz de mi madre -Perdónanos. Sólo queríamos cuidarte

-¡¡Maldición estoy cansada de escuchar lo mismo!! Por favor ya déjenme sola

-No podemos dejarte sola hija -Explica mi padre, lo sé... tienen miedo a que intente hacerme daño de nuevo -Si quieres tu madre puede quedarse contigo y todos los demás nos vamos pero no vamos a dejarte sola

No contesto. Mis manos cubren mi cara, sólo siento pasos y luego la puerta se cierra. Se ha quedado mi madre, lo reconozco cuando escucho su voz

-¿Quieres hablar de algo hija?

Niego con la cabeza. Me levanto de aquel sillón y voy a mi habitación. He llorado tanto que los párpados me pesan, pero aún así el vacío en mi corazón no desaparece. Cómo desearía despertar y darme cuenta de que esto es un sueño. No veo salida, no veo forma de seguir mi vida sin Abril. Todo está nublado para mí Quisiera poder acostarme en esa cama y no volver a levantarme nunca pero horas después de estar llorando, de estar viendo las fotos de mi hija que encontré en el nochero, entra mi madre con una bandeja y mi cena

La Memoria Del CorazónWhere stories live. Discover now