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Recién vestida y con el cabello húmedo, me asomé en la habitación de Camila. La cama tendida, nadie a la vista. Me encogí de hombros y seguí mi paso hasta la habitación de Darcy. La cama tendida, nadie a la vista. Un poco extrañada, pero encogiéndome de hombros, llegué a la habitación de Austin. Igual a las dos anteriores, la cama tendida, nadie a la vista.


-¡Chandler! -grité.

Salió de la habitación mientras despeinaba su húmedo cabello.

-¿Qué hay?

-No hay nada, eso ocurre. Los niños no están en sus habitaciones.

Alzó una ceja y se acercó a mí. Me tomó la mano y comenzó a caminar, haciendo que yo fuera tras él. No me gustaba nada, pero tampoco quería pelear y sería una estupidez reprocharle por aquello. Me condujo hasta las escaleras que conducían a la tercera planta.

-A mí se me podría haber ocurrido eso -dije frunciendo el ceño.

-Pero no se te ha ocurrido -rió divertido.

Apenas comenzamos a subir las escaleras, sentí las risas y ruidos que los niños provocaban. Ya decía yo que eso era un muy buen lugar, perfectamente diseñado para los tres diablillos.

-No hables, quiero verlos jugar -me dijo cuándo me dio paso para ir primera.

Asentí con la cabeza, yo también quería verlos jugar. Siempre hacíamos de esas cosas, cuando Chandler no viajaba tan a menudo. Era lindo ver a los tres pequeños compartiendo juguetes e imaginando extrañas y divertidas aventuras con sus muñecos y accesorios.

-Con permiso, bella dama -dijo Austin.

Chandler contuvo una risa y se pegó a la pared junto a la puerta, justo igual a mí.

-Si, disculpe, señor bello.

Ahora Chandler tuvo que taparme la boca para que no largara una carcajada.

-Es usted mu beno -dijo Camila.

-¡Pásame a Tedy! -Gritó Darcy-. ¡Es la hora del té!

Los grititos de emoción y el revuelo que se armó allí dentro, era para grabarlos. Aunque no los estábamos observando, solo escuchábamos lo que hacían. Estábamos absolutamente seguros de que llevaban disfraces y todo estaba desparramado por cualquier lado.

-Austin, ¿por qué no llevas el traje pesto? -preguntó Cam.

-Porque no me gustan esos trajes, Cam -le respondió al instante.

-Beno -dijo la niña-, quelo mucho té para mí y mis tes niñas.

-Marchan cuatro tazas de té para ellas -dijo Austin en un cantito.

-Señor mozo, señor mozo -gritó Darcy-. Yo tambén quelo una taza de té pata mí.

-Oh, entonces marchan cinco tazas de té para ellas -volvió a cantar.


Chandler sonrió mientras observaba a la nada, sabía que a él también le hacía feliz saber que los niños eran felices.

-¿Chandler? -pregunté en un susurro.

Volteó la cabeza y pegando su mejilla a la fría pared blanca, me observó. Alzó ambas cejas, dándome a entender que me estaba escuchando para cuando yo quisiera hablar.

-¿Vamos a desayunar?

El asintió e hizo amague para moverse, pero la conversación de los niños nos detuvo.


-... en serio -concluyó Camila.

-¿Mamá te dijo, Cam?

-Si -respondió tiernamente-, y dijo que ama a papá, mucho, mucho, mucho.

-¿E cierto, Aust? -preguntó Darcy a su hermano mayor.

-¿Qué si la ama? -Preguntó el niño-. Yo no lo sé. Antes siempre se daban besos asquerosos cuando estaban juntos, ahora solo se gritan.

Bajé la mirada. ¿En serio nosotros habíamos cambiado tanto?

-Pero mamá dijo que ama a papá y luego cuando se fue, papá etaba en la perta y se rió con ella.

-¿Pero no taban nojados? -Preguntó Darcy.

-Beno, quizá ya hablaron y no tan más nojados -respondió Camila.

-Para mi que les preguntemos -dijo Austin.

-No, no, no, no -habló Camila-. Son cosas de dultos, no hay que moletar. Apate, yo creo en lo que me dijo mami, que ama a papá y él la ama a ella.

-¿Y si lo decía de mentira?

-¡Te digo que lo decía de vedad! -gritó Camila.

Chandler frunció el ceño y volvió a tomarme la mano, que sinceramente, no sé en que momento soltó. Con su dedo gordo, comenzó a hacer pequeños círculos en el dorso de mi mano, en una tierna caricia. Sonreí amargamente y recargué la cabeza en su hombro.

-¿Qué hemos hecho, Chandler? -murmuré.

-No lo sé, pero me duele -respondió por lo bajo.

-No quelo que me hables nunca más -gritó Camila.

-Yo solo decía -se defendió Austin.

-Dejen de peleal, ya se parecen a mami y papi -casi lloriqueó Darcy.

-Beno, beno, pedon -dijo una dolida Camila.

Se quedaron callados por un momento. Chandler siguió con sus caricias en mi mano, mientras que yo tenía la mente en blanco. En serio les había afectado mucho eso a los niños. Ya nos habían visto pelear dos veces, y en las dos, los tres habían terminado quebrando en llanto. No podíamos seguir así. Darcy y yo debíamos hacer algo para que los niños olvidaran las peleas y para que nosotros volviéramos a la normalidad, bueno, era solo por decir, nunca habíamos sido una pareja normal.


-Alguien se tiró un pedito -dijo Darcy.

Chandler y yo explotamos en risas, aunque ambos pusimos una mano sobre la boca del otro, intentando no hacer tanto ruido.

-¡Intrusos! -gritaron Camila y Austin a la vez mientras los tres asomaban sus cabezas al pasillo.

-¿Por qué nos espían? -Darcy colocó los brazos en jarras.

-No los estábamos espiando -le dijo Chandler aún riendo.

-No es gracioso.

-No, claro que no -dije e intenté contener la risa.


Nos quedamos todos en silencio, aunque Chandler al reírse hacía ruidos de cerdo con la boca. Los tres comenzaron a reír de su papá, mientras que yo lo miraba entre una mueca de risa y no sé que otra cosa.

Camila corrió y me abrazó la pierna. Tuve que soltar la mano de Chandler para tomar a la niña en brazos.

-¿Mami? -Preguntó apoyando su cabeza en mi hombro-. ¿No que es cierto que amas a papá, mucho, muchísimo?

Chandler dejó las risas de lado y volteó a vernos.

-Claro que si -dije sin pensarlo dos veces.

Camila volteó a ver a su gemela y a su hermano mayor, y les mostró la lengua mientras cantaba en una burla.

-Yo les dije, mami y papi se aman mucho, mucho, mucho.

Camila sonrió de lado y besó mi mejilla.

-Si se aman tantisisisisisisimo...-habló Austin-, ¿por qué ya no se dan besos babosos?

-¿Quién te ha dicho que no nos damos besos babosos? -le preguntó Chandler despeinándole el rubio cabello.

-No los he visto -le dijo retóricamente.

-Pues no tienes que ver todo, niño -le dijo Chandler.

Recordé la noche anterior y mis mejillas tomaron un rosa suave.

-¿Etoces si se dan besos babosos? -preguntó Darcy.

-Sep.

-¡Diu, asco, asco! -gritó Camila.

-A que quieres ver un beso baboso de mami y papi -canturreó Chandler.

-No, no, no -gritaron los tres niños a la vez.

chandler se acerco a mí y me beso en los labios.

-¡Oh mi Dios, qué maldita asquerosidad! -exclamó Austin.

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¡¡VOLVI!! ME DEJARON SIN INTERNET :'cc PERO VOLVII



La bella y la bestia #2 | chandler riggs.जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें