junio

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5 de junio.

Hermione se dedicaba a dar los últimos retoques a la fiesta que había preparado para su marido.

-No, la estatua de hielo por allí.

El salón de la mansión estaba patas arriba, manteles verdes y plateados a montones, candelabros, sillas plateadas con tapicería de terciopelo esmeralda apiladas, un gran equipo de música muggle centrado entre dos columnas al final de la habitación, cortinas verdes y plateadas conectando los capiteles de las columnas,  una gran mesa con montones de bandejas y boles...

-no crees que a lo mejor has exagerado un pelín?- le dijo Ginny a la castaña mientras llevaba mas adornos entre las manos.

-entonces crees que la fuente de chocolate no hará falta?- dijo Hermione mientras apuntaba su varita hacia ella.

-NO! la fuente se queda.

Ginny tiró los adornos y corrió hacia aquel regalo de los dioses que derramaba esa delicia.

Hermione salió al hall de la mansión para entrar aún mas cosas que faltaban y encontró a Draco bajando sigilosamente las escaleras.

Hermione le miró y cuando los ojos del rubio entraron en contacto con los suyos, este supo que su plan para averiguar algo de la fiesta había fallado.

-Draco, sube.- le dijo Hermione con una expresión severa.

-pe-pero..

-PERO NADA! Es una sorpresa, nada hasta por la noche.

Y así Hermione tomó a Draco por los hombros y le comenzó a empujar para llevarle al piso de arriba. metió a Draco en la habitación y la selló con un hechizo.

Bajó de nuevo al salón. con unos cuantos movimientos de varita de Ginny y ella las cosas acabaron en el lugar en el que debían estar.

-Bueno, nos vemos luego, tengo que prepararme.

Su amiga se despidió de ella y se fue. Ella subió a su vestidor particular.

Era enorme, podría ser fácilmente más grande que una casa muggle común. Estaba encantado de forma que era el triple de grande de lo que parecía desde fuera. 

le echó el ojo a varios vestidos pero ninguno le convencía. 

pasando entre mas y mas vestidos encontró en medio de aquel barullo EL vestido.

Estaba colocado en un maniquí de piedras preciosas. había colocado aquel vestido en un lugar especial ya que había sido un regalo de Draco después de haber despertado. En aquellos días se había obsesionado con hacerle infinidad de regalos a Hermione mientras también estaba siempre servicial, a Hermione le había resultado muy raro, un día tuvo que sentarle y explicarle que no necesitaba todas esas cosas (aunque estaban bien, vamos a ver, a todos nos gusta que nos traten así), ella estaba contenta con como era él, no necesitaba aquello.

Pero ella había guardado todos y cada uno de los regalos y tarjetas que él le había hecho y escrito. y ese vestido no iba a ser menos. 

Era de un tono rosa pálido, muy vaporoso y con algunos aires que recordaban a los vestidos de las diosas griegas de los libros. un cinturón de pedrería marcaba la cadera de Hermione y unas sandalias plateadas dieron el broche final al conjunto.

Se hizo un recogido bajo con su cabello y puso un prendedor a juego con las joyas del vestido.

Bajó al salón y esperó hasta que los invitados comenzaron a llegar. Cuando todos estuvieron allí Hermione mandó a un elfo que avisara a Draco.

asquerosa sangre sucia [dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora