Capítulo 17.

5.5K 286 23
                                    

Me he levantado a las ocho de la mañana y no sé el por qué, supongo que estoy impaciente, solo él provoca este nerviosismo que se me pone cuando me escribe, me habla, me sonríe o cualquier cosa. Simplemente es mi debilidad, y nunca dejará de serlo.

Pienso que igual ensayando desconecte de toda esta mierda que tengo por vida. Asi que me dirijo hacia el salón que hemos alquilado dentro del hotel para hacerlo.

Después de unas horas liberando tensiones, subo a mi habitación y veo que son las diez, asique empiezo a vestirme. Decido por algo sencillo, sin ser nada estravagante, ni muy pija, ni nada por el estilo. Cuando miro, quedan cinco minutos, asique bajo al vestíbulo, donde puedo ver a un Jesús arreglado, guapo, muy guapo. Está distraido mirando al móvil, pero se da cuenta de que le estoy mirando y me sonríe, joder, ¿alguna vez os había dicho ya que su sonrisa es mi debilidad? Se acerca lentamente hacia mí mientras yo muerdo mi labio inferior, nerviosa. Cuando ya está completamente a mi lado, me coje de la cintura y me vuelve a sonreír, a lo que yo suelto una risa tonta.

—Hola. —Saluda el sonriente, para después darme un beso en la mejilla y soltarme.

—Hola. —Respondo con mi nerviosismo aún presente. —¿A dónde vamos? —Añado finalmente.

—A dar una vuelta, ¿no quieres? —Me pregunta dudoso, levantando una ceja y haciendo una mueca divertida a lo que me río.

—Claro. —Contesto en una carcajada.

Empezamos a caminar en silencio, pero en no un silencio incómodo, sino tranquilo y de vez en cuando mirándonos. Llegamos a una especie de plaza, en la que hay poca gente la verdad y él, me coge de la mano y me lleva hacia un banco hasta sentarnos.

—Bueno, —comienza a decir tocándose el pelo —me alegro de que hayais pasado a la final, si se puede llamar así.

—Eh... Gracias, supongo.

—Por cierto, quería hablarte de lo del otro día.

—Oh, no pasa nada, antes de ayer casi me besas y ayer te lías con Samanta en mi cara. Todo muy normal. —Suelto sarcástica.

—No me digas que te has enfadado.

—Si piensas que no estás equivocado, al igual que si piensas que soy como las demás que van detrás de ti, pues más de lo mismo. —Exclamo histérica. ¿Pero este qué se piensa? ¿Que soy un juguete de usar y tirar? ¡Pero de qué va!

Se está riendo, ¡se está riendo en mi cara de lo que le he dicho! Pensaba decirle algo, pero oímos a unas veinte niñas gritando a cosa de unos cien metros, a lo que Jesús me mira, me agarra del brazo y echa a correr conmigo. Las niñas salen corriendo detrás de nosotros.

Después de correr unas seis manzanas, nos metemos en una calle muy estrecha y nos juntamos lo más que podemos para que no nos vean. Iba a decirle algo, pero no me lo permite.

—Calla si no quieres que nos descubran y quieren que empiecen a pensar cosas que no son. —Susurra en mi oído, y puedo sentir que cada vez está más cerca de mí. Se me eriza la piel, debido al nerviosismo de que esté así, ahora, conmigo. —¿Te pongo nerviosa? —Ríe, cada vez más cerca de mí. —Oh, admítelo.

—No. —Balbuceo, pero el se da cuenta de que estoy mintiendo.

—Y si hago esto. —Me coge de la cintura, uniéndonos más y me da un beso en la comisura de los labios.

—Que va. —Susurro aún más nerviosa.

—Pues entonces no te importaría que te besara.

Iba a contestarle, pero sus labios ya se encontraban sobre los míos. Al principio no reccionaba, pero cuando ya me doy cuenta de lo que está haciendo, se lo sigo. Y esque me siento tan tranquila, tan agusto así, que no lo cambiaría por nada. Y sí, también sé que esto me traerá problemas y complicaciones para mi misma, pero me siento tan bien, que ahora mismo no me importa nada de lo que pueda pasar. A los segundos, nos separamos lentamente y me sonríe, y no puedo evitar perderme en esa curva que tanto me encanta. Que me lo quiten todo, pero nunca la manera en la que sonríe.

—Bueno, creo que ya se han ido. —Sentencio intentando marcharme.

—Espera. —Llama mi atención cogiéndome del brazo para que no me pueda ir de allí. Iba a preguntarle el que quería, pero no me da tiempo ya que vuelve a besarme. Joder, si sigue así, no me querría marchar nunca de su lado. Puedo decir, que le quiero demasiado y que, aunque no quiera admitirlo, esto es un completo error.

—¿Qué? —Pregunta al darse cuenta de que lo estoy mirando. —No sé cuando podré volver a hacerlo. —Suelta, a lo que sé perfectamente a lo que se refiere.

* * *

—Me ha besado. —Digo nada más entrar en la habitación en la que se encuentra Ali.

—¿Jesús te ha besado? —Pregunta a lo que asiento todavía sin creérmelo. -¡Pero que Jesús te ha besado! Wow. ¿Y cómo estás?

—Genial, confusa, con algo de miedo, tan feliz... Que hasta eso me recarcome. ¿Por qué yo? Una chica tan sencilla, que estaba sin preocupaciones en la vida y sobre todo, sin problemas con las fans. ¿Y si se enteran? No quiero que pase nada sabes. Jesús ya tuvo sus movidas por chicas y no quiero que yo sea otra más. Aunque tengo claro, que solo me querrá para eso, para usarme, como al resto.

—Tú no te comas la cabeza. Lo que importa esque, ¡te ha besado! ¿Sabes cuántas chicas ahora misma querrían ser tú. ¡Incluida yo! —Ríe haciendo que me una a ella.

—Sí, pero supongo que me tendré que olvidar de todo esto.

—Hablarlo, será lo mejor. —Sentencia finalmente haciendo que yo suspire.

Enamorada de mi ídolo (Gemeliers)Where stories live. Discover now