Introduccion~Hipo

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Pov Hipo--

Eran las 12 de la noche y estaba emocionadisimo, ¡Me habían aceptado en el internado de mis hermanas! Llevaba 1 hora dando vueltas en mi habitación, riendome de mi mismo en resumen, estaba emocionado.

De pronto la puerta se abrió dejando ver a Soledad y Anabeth con cara de cansancio.

-Hipo, vete a dormir ya.-dice Soledad bostezando.
-Haces demasiado ruido con la pierna de metal.- prosiguió Anabeth la frase.

Les hice caso y en cuanto se fueron me acosté, pero no podía dormir, en parte iba a extrañar Mema, a mi madre, a Desdentado y a mis amigos, pero por otra parte me quería marchar y empezar otra vida, hacer cosas nuevas, pasármelo bien.

Al rato de dar vueltas me dormi...

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De pronto note unas manos frías en mi cara y alguien saltando encima de mi cama, abrí lentamente los ojos y vi el rostro de Anabeth haciendo una cara rara y a Soledad saltando como una niña encima de la cama. Como todas las mañanas me despertaban así ya estaba acostumbrado y como siempre hice una maniobra cogiendolas a las dos y empezando a hacerles cosquillas, cosa que Anabeth odiaba, pero Soledad siempre reía y se ponía contenta.

Son tan tiernas~Pensé.

-¡Niños prepárense tenemos que irnos dentro de nada!-Gritó mi madre desde la planta baja.

Eche a mis hermanas de mi habitación y rápidamente me vestí y recogí lo que me faltaba.
Desdentado se despertó y al ver las maletas se quedo un poco angustiado.

-Amigo, ya te había dicho que me iba... pero recuerda que podrás ir a visitarme mientras nadie te vea.- le dije, echaría de menos a este dragón... Le di una ultima caricia y salí corriendo.

-Ya llegamos tarde, ¡Anna nos debe de estar esperando!- gritaba Anabeth desde la entrada.

-Ya voy, ya voy, no te angusties mujer que te salen arrugas- dije burlón a lo que Soledad sonrió y Anabeth trato de hacer que mi cabeza explotase.

Mi madre nos esperaba en la puerta con una sonrisa nostálgica.

-Os echare de menos chicos, cuida de tu hermanas Hipo.- dijo con tristeza mientras se acercaba a nosotros para abrazarnos.
Después de abrazarnos nos miro con tristeza y dijo:
-Sed buenos, ¿si? Cuidad los unos de los otros y si pasa cualquier cosa llamadme, no quiero perderos a vosotros también...- Desde la muerte de mi padre, mi madre, mis hermanas y yo nos hemos unido más.
Tras muchos abrazos y lagrimas nos marchamos al internado, el viaje fue silencioso pero con el sonido de la radio de fondo. Tras unas horas de viaje llegamos a la puerta del internado. La puerta, abierta de par en par, dejaba ver a montones y montones de adolescentes corriendo de aquí para allá. Mis hermanas y yo cogimos nuestras cosas y nos despedimos de mi madre y nos marchamos. Soledad y Anabeth se encontraron con una amiga suya, Anna; se veían felices.
-¡Hipo!- gritó Sole- Anabeth y yo nos vamos con Anna a ver cual es nuestra habitación, ve al edificio principal y allí te darán tu habitación.- asentí y ella con una sonrisa se marchó.
Camine lentamente y sin prisa hasta el edificio, topándome con mucha gente que me miraba la pierna de metal que tenía. ¿Me incomodaba? No, ya me había acostumbrado a ella. Pase por la secretaria donde me entregaron la llave de la habitación 134. Subí las maletas por el ascensor y al llegar a la habitación me di cuenta de lo grande que era. Habían cuatro camas cada una con una mesa de noche, una ventana que delante tenia un sillón. Era sencilla pero tenía colores vivos. Decidí desempaquetar mis cosas. Al rato la puerta se abrió y un chico pálido, con un gorro negro tapando su pelo apareció, no me fije mucho en él.
-Hola, soy Jack, Jack Frost.- me tendío la mano, pero no la acepte, no soy mucho de dar la mano.

-Ah, hola, soy Hiccup Horrendous Haddock 3º, pero llámame Hipo.- dije sin dejar de ordenar mis cosas.

Al rato decidí volver a hablar.

-Jack- le llame- ¿tú eres el hermano de Anna?-

-Sí, soy yo.- dijo orgullosamente mientras ponía su móvil a cargar.

-Bueno, y...¿Qué te trae por el internado a ti?- pregunté con un poco de nervios.

-Me expulsaron de 4 institutos en el ultimo año... mi "tutor legal" y Elsa decidieron mandarme aquí.- respondió indiferente.

-Pff algo más normal que lo mío...- dije mirando una foto de mi familia bastante nervioso y muy triste, más bien, nostálgico.

No podía hablar, Jack estaba callado y yo estaba al borde del llanto, quería soltarlo todo poder relajarme por fin.

-Jack, ¿puedo confiarte algo?- pregunte en acto de valor.

-Claro.-

-Se que nos acabamos de conocer pero creo que, bueno, seremos buenos amigos...- dije sonriendo mirando aún la foto.- ¿Quieres saber porque estoy aquí?- él asintió levemente.- Bueno, com debes saber tengo dos hermanas, Soledad y Anabeth, mellizas, por supuesto, ellas nacieron un año más tarde que yo; ese año hubo un ataque en mi pueblo y mi madre desapareció y mi padre nunca lo supero. Hace un año, mis hermanas y yo la encontramos y fue un día genial pero mi padre, al poco tiempo, murió en un accidente...- no le conté toda la verdad, me tomaría por loco si le contase una historia de un pueblo vikingo con dragones y de todo.

De repente se abrió la puerta y aparecieron Kristoff y Eugine. Los dos eran hermanos, Eugin era el mayor, 18 años, y Kristoff el pequeño de 16 años. Kristoff era un chico grande, rubio y de ojos verdes, en cambio Eugine era moreno, alto, de ojos castaños y barba de pocos días, este venia con cara de enfado.

-Hola, soy Kristof Ryder.- dijo con su tono suave.

-Y yo soy Eugine Flynn Fitzherber-Ryder.- 

- Encantado, soy Jack Frost.- se presentó Jack extendiéndole la mano.

Me acerque a ellos y les abracé. Luego empezamos ha hablar, a explicarle a Jack de que nos conocíamos y todas esas cosas.

-Nosotros tenemos una hermana, se llama Rapunzel. Es un gran pintora y junto a tu hermana y a las de Hipo es la mejor cantante del internado.- dijo Kristof.

-De echo tienen un grupo de canto.- acotó Eugine.

Estuvimos mucho tiempo hablando de nosotros hasta que tocaron la puerta, me levante y abrí la puerta, Soledad se abalanzo sobre mi, detrás de ella estaba Anabeth y Anna. Cuando Sole me soltó, saludo a Jack y Kristoff , cuando vio a Eugine se quedo ensimismada al igual que él mismísimo Eugine el que nunca se queda así por nadie entonces reaccionaron y se abrazaron con fuerza. Más tarde tocaron de nuevo y Eugine se levantó a abrir. Ahí se encontraba una Rapunzel sonriente y nos saludo a todos. Detrás de ella se encontraba una chica de cabello pelirrojo alborotado. Comenzó a saludar y al llegar a mi me miro y se quedo parada observándome era preciosa.

-Mi nombre es Merida.- dijo alegremente.

-Yo soy Hiccup, pero puedes llamarme Hipo.- dije intentando ser cortes. Era extraño ver por fin a una chica tan perfecta.

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Hola chicas! siento la demora pero entre exámenes y la escuela a sido muy difícil escribir. Espero que os guste esta nove! 

Besos!



Internado Solling// The Big FourWhere stories live. Discover now