+34: Cariño

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Mi corazón, por primera vez en años, estaba latiendo a mil por hora cuando la estúpida humana, abrió sus ojos de par en par. Ella se frotaba los ojos frenéticamente como si estuviesen en llamas, sacudió su cabeza cuando la llamé y arrugó su nariz con una mirada perdida.

—Despertaste —comenté de manera casi inaudible, pero lo suficientemente fuerte como para que ella me escuchase. _________ se incorporó, aún confusa por el extraño lugar en el que había despertado. No la culpo. El único lugar en que nos pudimos refugiar fue en una cueva—. ¿Qué andas buscando?

—¡Taemin! ¿Dónde estamos? ¿Qué es este lugar? —preguntó, inquietándose ante la oscuridad y fría superficie en la que estaba recostada por más de una semana.

—Estamos a salvo. Usualmente tus preguntas son de lo más estúpidas, pero hoy estas de suerte. Entiendo que te quedaste en un profundo sueño, después de ser envenenada por ese bicho—expliqué la versión más corta de la historia. No quería tanta cháchara a estas horas de la noche. Suficiente con que esta enana me haya tenido despierto por todos estos días, preocupado. ¿Preocupado, yo? No puedo creer que haya admitido esto.

—¿Quieres decir que estuve en coma? ¿Qué sucedió? ¿Entonces lo que paso... No fue real? ¿Dónde están todos? ¿La mujer? ¿Tu amigo? ¿Y el baño que tomamos juntos? ¿Por qué hay un lagarto en este lugar? ¿Hay algo de comer?

Arqueé ambas cejas ante los cuestionamientos de ________, arrepintiéndome de haber suplicado su pronta recuperación. Ahora recordaba por qué me encantaba verla con la boca cerrada. Era exasperante.

—¿Te recuperas y actúas como si esto fuera la comisaría? ¿Y nosotros nos bañamos juntos? Suena tentador, pero me encantaría sellar esos labios para que dejes de hacerme preguntas tan cojudas, _________ —espeté, teniéndola colmándome la paciencia. Ella tildó su cabeza para un lado, intentando descifrar por sí misma los sucesos de los que estaba hablando. Suspiré ante su cabeza de chorlito y me acerqué a tomarle la temperatura. Ella se tensó ante mi tacto—. ¿Qué pasa? No te voy a hacer nada, mentecata. Tuviste fiebre alta todo este tiempo... Recuerdas que te ataco ese extraño animal, ¿verdad? Te hizo un rasguño y nunca volviste a despertar hasta el día de hoy.

—¿Te preocupe? ¿Aunque sea un poquito? —inquirió al deslizar sus manos sobre mis descubiertos hombros. Quise apartarla de inmediato, pero su rostro hizo que me pusiese ligeramente agitado. No era muy usual entre nosotros tener ese tipo de cercanía, mucho menos a lo que muchos llaman "cariño".

—No.

Observé como esa sonrisa que iluminaba este asqueroso lugar, se esfumó cuando lo dije en un tono serio. Parte de mí no quería decepcionarla tanto, así que dejé que ese bichito del... ¡Ugh! Ni si quiera deseo pensar en esa palabra. Supongo que "cariño" podría reemplazarla.

Fue algo breve, pero le sonreí genuinamente al acercarme a su rostro. Mis dedos resbalaron debajo de su mentón, levantando su rechoncho rostro y cara de boba, con sus tontas mejillas rojizas y sus tiernos labios... y... Mi cuerpo se movió por sí solo, dándole un beso. Había esperado por tantos días el de poder volver a verla, hablar con ella y compartir tan inútiles momentos con esta ridícula humana que no hace más que darme problemas. Pero era mi humana, después de todo.

—¿Mejor?

—¡Sabía que me extrañaste! —chilló al colgarse de mi cuello. La aparté con prontitud.

—¡Ya, cállate! —rugí, vagamente avergonzado al percatarme que su sonrisa era una de las cosas que más disfrutaba de la vida—. Duerme que nos moveremos en la mañana. Estamos retrasados por más de una semana.

—Taemin...

—¿Qué? —le pregunté al divisar por todos lados. No quería que nadie se enterase que estaba despierta o el jaleo duraría toda la madrugada. Muchos menos quería que ________ viera al petulante bueno para nada que llegó a salvarle la vida. Quise romperle el cuello, pero él era el único que podía salvarla en ese estado tan demacrado.

La Menta del DiabloWhere stories live. Discover now