Capítulo 6: Nuevos sospechosos

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Un día como cualquiera en la escuela Benito Juárez, Alyssa, con su cabello dorado que repartía carisma a todos, llegaba a su aula y se acomodaba en su lugar, pero vio a Carolino triste y solitario, sin la necesidad de una compañía. Preocupada, decide acercarse con él y preguntar sobre su estado emocional:

—¿Carolino, que tienes?

—yo...nada.

Alyssa mira el brazo izquierdo de Carolino de feas y horribles cicatrices:

—¿Tú te haces eso? —preguntó con temor.

—No, me lo hacen cada semana... Quise decir, son accidentes que sufro —dijo mientras se cubría el brazo.

—En serio, ¿De quién o de qué?... —preguntó, pero fue interrumpida por Cristián.

—Alyssa, eres una chava muy guapa. ¿Por qué hablas con un "Plantachecas"? te puede contagiar.

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—No hay peor mensada que la que acabas de decir Cristian —dijo Alyssa tratando de cambiar las palabras de Cristián.

Cristián le aconsejaba de no hacerle caso a Carolino mientras acomoda su mochila en su asiento. En ese instante, se le cae un cuchillo. Alyssa mira a Carolino con un rostro relativo y regresa su mirada a Cristián preguntándole:

—¿Es tuyo?

—Obvio, claro que es mío. Porque nunca se sabe para su necesidad.

—Pero está prohibido.

—¿Y eso qué? Con que nadie me lo vea. Además, también algunos maestros usan armas para su defensa.

—¿Ah sí, como quiénes?

—No lo sé, a mí me han dicho eso. Pero es lo más seguro, desde tiempos atrás ya se decían eso.

Alyssa piensa que Cristián es ahora uno de los sospechosos, pero se siente extrañada al saber sobre el rumor que había recibido, en especial por los tiempos que la escuela está viviendo.

En la hora de la reunión, Alyssa le contó a Ernesto que Cristián es uno de los sospechosos en su observación, además de contar el rumor que había recibido. Ernesto y todos se ponen de acuerdo y lo agregan a la lista de los sospechosos; pero Berenice no está de acuerdo en el argumento.

—No creo que Cristián sea un sospechoso, pueden surgir más pero eso no da un lugar en la lista. Tomemos el rumor que nos ha dado Alyssa —propuso Berenice.

—Ah sí... ¿Quiénes? —preguntó Maricela.

—De los más mencionados, pero también puede ser Omar, Carolino o...

—¿Carolino?, es imposible que alguien tan estudioso e inocente sea un asesino, tiene que ser un maestro —reclamó Gerardo con duda.

—Tal vez, ¿Pero que no has escuchado el dicho "ojos que no ven, corazones no sienten"? Tal vez lo que hacen todos.

—Tienes razón, pero Daniela debe de investigar sobre la sospecha de Cristián, a lo mejor; Cristián inventó el rumor para justificarse a sí mismo —ordenó Ernesto para concluir.

Todos se ponen de acuerdo. Ya dada terminada la reunión todos se disponen a retirarse, tomando cada quien su camino, pero antes de que se hubieran retirado, escucharon ruidos paranormales, se dio la idea de que alguien los vigilaba. Abrieron la puerta del armario pero no estaba nada, sólo limpieza solitaria, desconocían el suceso pero cada uno sintió que fue vigilado.

Horas después, en la casa de Ernesto en la noche, sus padres y él cenaban en el comedor lujoso; un silencio que no acostumbran en la familia, lo significaría que algo andaba mal. El padre de Ernesto lo miró preocupadamente y le hizo algunas preguntas:

—Hijo, ¿Cómo te has sentido en la escuela, te tratan mal?

—No, últimamente ya no me tratan mal.

—¿Y ya no tienes pesadillas como antes?

—Regular, sólo son cosas que pasan en mi mente.

—Pero en tu escuela surgen asesinatos y creo que es peligroso. Me preocupa tanto.

—No lo creo, al menos que no sea el siguiente. ¿Por qué lo dices?

—He pensado cambiarte de escuela —respondió convencido. La mirada de Ernesto se elevó hacia el frente, pensaba lo peligroso que era rendirse en medio de la pesadilla que se sufría en la escuela.

—No papá, yo no me siento en peligro por ahora —dijo Ernesto tratando de convencer.

—No hijo, tú lo haz dicho "por ahora". No quiero que te suceda nada; no permitiré que seas asesinado.

—¿Cómo que asesinado? —se alteró la madre —Es lo más estúpido que he escuchado y no toleraría eso.

—No mamá, no seré asesinado, y además, soy uno de los acusados.

La madre cambió su mentalidad y comenzó a temer a su hijo. Ernesto se dio cuenta de dicha expresión y le pregunta:

—Mamá, ¿Qué estás pensando?

—No creo que seas tú, oh a lo mejor...

—¿Cómo crees que soy el asesino? —se alteró, retirándose la silla del comedor.

—Hijo, tranquilízate —contestó el padre en forma relajante pero absurdo.

—¡Me impresiona que no confíen en mí!

Ernesto se retira del comedor furioso de la desconfianza de sus padres, ignorando las ordenes y advirtiendo que el hambre desapareció, sólo quería estar en su recámara y desahogar su ira.

Pero la simultáneidad de Daniela era diferente. Ella preparaba todo para cerrar el taller de mecánica de autos de su padre y abuelo, pero no sabía que estaba vigilada. Ella observaba cada rincón del taller pero el ambiente reflejaba que solo era ella.

—¿Qué raro? —se preguntó ella misma al escuchar ruidos variados de tornillos —Pero creo que hay alguien aquí. ¿O solamente es mi imaginación?

Daniela ignoraba lo sucedido y cerró el taller. Minutos después se asustó por unas aspas muy filosas de un auto en reparación, sólo se retiró del taller con precaución, pero un escalofrío la sorprendió, sintiendo una mano muy fría y ajustada sobre su hombro. Daniela voltea lentamente su cabeza y se asusta por el misterioso. Ella trataba de librarse de él pero no podía, el misterioso la tomó brutalmente del cabello y ella sólo soltaba gritos de dolor aturdidores. El misterioso encendiendo el auto, las aspas rodeaban más rápido en segundos y el sujeto posaba el rostro de Daniela, solamente ella gritaba y lamentaba pidiendo piedad al momento de querer librarse. El misterioso ignoraba los lamentos de su víctima, y con fuerza, desfiguraba el rostro de Daniela, expulsando sus extremidades. Sólo salía un grito tétrico que simbolizaba el fin de su vida.

Minutos después, el misterioso termina su actividad sangrienta y mortal que por fin logró quitar la vida de Daniela y dejando el taller lleno de charcos de sangre con adornos de órganos faciales en todos lados, el trapo humano permanecía en el suelo como si fuera basura. Daniela perdió dos cosas: su hermoso rostro y su valiosa vida.

Un asesino entre los alumnosحيث تعيش القصص. اكتشف الآن