Dreek Tune

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Un pequeño niño despertaba aturdido en un hospital, miraba asustado a todas partes. Al no ver a nadie, el chico se recostó suspirando, tratando de quedarse dormido nuevamente. De pronto, escuchó unos gritos y golpes. Abrió los ojos nuevamente para encontrarse en su cuarto, era normal para él y los gritos pararían después de un tiempo. Sabía muy bien lo que estaba pasando, esos gritos... eran de una mujer que él quería mucho... su madre siendo golpeada por su padre, prácticamente era cosa de todos los días, y gracias a su enfermedad no podía hacer nada.

Ya habían pasado unos 5 años y el joven ya tenía 17 años, sus padres se habían separado, el padre por violencia intrafamiliar estaba pagando en la cárcel y su madre vivía con él en un nuevo lugar, una supuesta nueva vida comenzaba pero ciertamente no lo veía así. No era muy amigable que digamos, y menos con su aspecto, alto para su edad, un largo cabello castaño hasta los hombros unos lindo ojos azules que debajo de ellos se formaban unas ojeras. Su actitud despreocupada hacia que cualquier situación no le molestara.

Llegó a su nueva casa, revisó su alrededor, dejó su mochila pesadamente en el sofá y se dirigió a lo que es su nueva habitación, se tiró sobre la cama mirando al techo, pensando que sería de él en ese nuevo lugar. Al día siguiente fue a su nueva escuela, con un caminar lento cruzo el umbral de la entrada, tan solo un paso y escucho una estrepitosa música.

-Tus...- hizo un gesto de molestia y siguió avanzando. No soportaba la música, desde pequeño le disgustaba por alguna extraña razón. Llegó a su salón y se sentó junto a la ventana. Su largo cabello cubría parte de su cara lo que hacía verse un poco misterioso. De pronto una chica se sentó al lado de él.

-Buenos días-. Saludó ella amablemente.

-Hola-. Dijo él.

-Eres nuevo, un gusto conocerte, mi nombre es Ana -Dijo ella.

-aja-. Respondió el. Lo que hizo que ella se enojara, pero a él simplemente no le importó.

Así pasaron las horas hasta que salió de aquella aula, con su chaqueta al hombro cuando un grupo de chicas se acercaron a él.

-Ay, ¿tú eres nuevo? -preguntaron interrogantes y simpáticas. Él las miro fríamente sin responderles, suspiró, miró hacia la ventana y susurró "Dreek", después de eso apartó a las jóvenes y siguió su camino. Cada vez era mas y mas distante. Los chicos de la escuela no solían hablarles porque él no respondía y las chicas aunque lo encontraban guapo no se acercaban.

Un día entrando al laboratorio de computación, escucho una melodía, tan simple... que lo dejo perplejo. Era hermosa pero a la vez perturbadora. Se acercó al lugar donde provenía esa melodía, vio a los chicos jugar algo.

-¿Qué... qué juegan? -preguntó, nervioso ya que no solía hablar mucho con nadie

-Es un juego de terror llamado sinfónica -dijo el niño.

-B-bien-dijo él, miró la pantalla negra, la melodía era perturbadora para él, miro hacia otro lado nervioso. -Gracias-. Respondió dirigiéndose a la salida, temblando, no entendía que era esa sensación que invadía su cuerpo y le hacía tener esa reacción.

Estuvo con esa sensación todo el día, cualquier sonido de música le alteraba, sentía pánico y terror sin ningún motivo. Llegó a su casa sin llamar la atención, fue directamente a su habitación y se recostó sobre la cama, no sabía que le pasaba, nunca había sentido algo así antes. Esto le provocaba un gran cansancio, lo que hizo que se durmiera rápidamente.

Al día siguiente se levantó con somnolencia, las ojeras crecían producto al cansancio. Se dirigió a la sala donde se encontraba su madre junto a una radio donde sonaba espantosa música para él. Ella lo saludo despreocupadamente, mientras él la miraba fijamente susurrando "apaga esa cosa", ella seguía estando ocupada, no lo escuchó.

Creepypastas (Personajes)Where stories live. Discover now