Capítulo 9.

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Habían pasado varias semanas desde lo sucedido, Clarita había tenido su despedida como se merecía, todos dejaron de lado sus diferencia e hicieron que la mujer disfrutara de la fiesta, le dieron las gracias y premiaron sus años junto a la empresa. La fiesta de despedida había sido bueno para todos, fue como una recarga de energía positiva.

Claudia había empezado hace una semana su nuevo trabajo de secretaria, todos la recibieron con muestras de afecto y simpatía ya que antes había trabajado en la empresa de su actual esposo, había hecho amigos y tenia buena relación con todos sus compañeros. Se presento puntual un día miércoles, pero ha de reconocer que si no fuera por los consejos de Clarita y algunas instrucciones no hubiese podido con el nivel de exigencia de Samuel, en parte se lo agradecía, así no había tiempo para pensar en su perdida y en la infidelidad de su esposo, no había espacio para cosas tristes, solo trabajo y mas trabajo.

Ya había cumplido dos semanas en su nuevo trabajo, y aunque Samuel era un jefe exigente, serio y profesional, cuando llegaba la hora del break, la trataba como siempre, era amable y atento, la hacia sentir muy cómoda y la recompensaba constantemente con pastelillos de la cafetería.


- Me voy a poner gorda con tantas muestras de gratitud - decía cada vez que veía a Samuel con un pastelillo en la mano y dos tazas de café en la otra - no soy un perrito al que estés entrenando - decía después en un tono de fingida ofensa.

- Con un "gracias Samuel" me basta - sonreía y le dejaba el pastelillo junto a la taza de café - apenas termines de comer quiero que me traigas unos presupuestos.

- Ya decía yo que nada es gratis - bromeaba y ambos reían, pero siempre aparecía justo a tiempo Guillermo y aunque ambos le sonreían, el pelinegro solo respondía con un "hola" y pasaba directo a su oficina - ¿Qué le pasa?

- Nada, solo le gustaría ser una pelirroja y ponerse faldas ajustadas y cortas, no te preocupes se pone celoso hasta por una mosca que vuela cerca mio - apunta el pastel - comete eso y tráeme los presupuestos, gracias Claudia - se retiraba.


Eso era parte de la rutina, había intentado aclararlo con Guillermo un montón de veces, pero él reía y le decía que todo estaba bien, que no se preocupara. Después de unos días Claudia se acostumbro a los celos de Guillermo hasta el punto de encontrarlo tiernos.

Todos decían que tenían encuentros amorosos en la oficina de Samuel, y que Clarita debía ser discreta, algunas veces hasta prohibir la entrada o recibir los recados tanto de Samuel como los de Guille, Claudia nunca creyó que fuese tan así, hasta ese día miércoles de la segunda semana cuando al parecer se habían olvidado de que ya no estaba Clarita sino Claudia, no le avisaron que nadie podría entrar. Así que tomo varias carpetas que había estado revisando a lo largo del día, había correspondencia entre otros asuntos, se levanto de su escritorio con elegancia y camino hasta la oficina de Samuel, las persianas estaban abajo, pero sabia que aveces lo hacia para concentrarse más en su trabajo así que abrió lento la puerta sin hacer ruido e interrumpirlo, pero lo que vio no fue precisamente a un Samuel trabajando, bueno tenia las manos ocupadas pero no precisamente en su computadora, se sonrojo y se quedo mirando mas del tiempo que es debido, el tiempo suficiente para grabarse la imagen de ambos esposos en su acto pasional, muy pasional según Claudia, cerro de la misma manera suave y discreta, camino hasta su escritorio y se sentó mirando hacia el frente, junto sus rodillas y se abanico con una carpeta, había descubierto algo dentro de ella misma que jamas pensó que tenia, afinidad gay, una pervertida cualquiera, se rió y se llevo las manos a las mejillas.


- ¿Qué te pasa? - pregunto una voz masculina, ella levanto la vista saliendo de su imagen pervertida, se puso seria de inmediato, conocía la voz, conocía al hombre parado frente a ella.

Boss (Spinoff) Where stories live. Discover now