Prólogo

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La batalla entre el bien y el mal ha sucedido desde los primeros instantes de la vida, es una realidad de todos los días donde las guerras se oponen a la paz, la envidia a la felicidad y la obscuridad a la luz. Cada uno pertenecemos a un bando, pero no todos tienen la libertad de elegir a cual.

Lo que nosotros cada día provocamos sea bueno o malo es apenas una parte de lo que realmente está sucediendo además somos nosotros la pieza fundamental para darle la victoria a cualquiera de estas dos partes.


El infierno

(Dos años antes)

En lo que parecía una habitación de piedra, se encontraba el señor del infierno sentado en su trono de piedra completamente negra. En el lugar se podía percibir un olor a azufre, era obscuro y la poca iluminación que tenía era por las llamas que parecía que quemaban las paredes. Se podían escuchar algunos sollozos y quejidos de las almas que ya hacen ahí purgando su condena eterna.

El calor podría ser insoportable llegando a matar a los seres que no pertenecieran a este lugar, pero era perfecto para el mismo señor del infierno, los demonios y ángeles caídos.

- ¿Me has llamado, padre?- se escuchó la voz de un joven que apareció en la habitación vestido con una túnica negra, la cual impedía que se viera su rostro pero que no impedía que se supiera que era Nyrgat. Se arrodillo ante su padre.

- Si, hijo.- se podía ver una silueta en aquel trono, la cual contesto con una voz ronca.- Es hora hijo, regresaras a la tierra para cumplir lo que hemos planeado.

- Perfecto padre sabes que odio a esos estúpidos humanos.- contesto Nyrgat levantándose e interrumpiendo a su padre

- Irán por qué no confió en nadie más para hacer esto.

- ¿Iremos?

- Si como has escuchado también irán tus hermanos.

El señor del infierno se levantó de su trono, poniéndose a la vista de su hijo. No era como a las personas se les ha hecho creer, no hay cuernos, no hay cola, no tiene cabeza de algún animal y ni siquiera su piel es roja. El alguna vez fue el ángel más hermoso del cielo y aún conserva esa belleza, al igual que la vestimenta de ángel pero esta se ha vuelto de un color tan obscuro, las hermosas alas que tenía las ha quemado y su mirada se ha vuelto tan siniestra. Ya no es solo un ángel caído.

- Padre, yo lo puedo hacer solo, sé que no soy el mayor ni el más experimentado de los tres pero he estado con esos estúpidos mucho más tiempo.

- No puedes desobedecer una orden mía.- su voz se volvió más ronca.- Zazel odia tanto o más que tú a los humanos.- una risa malévola se escuchó.- Y Xielgroth tiene tantas ganas de verlos destruidos que eso es lo que nos ayudara.

- Zazel hace bastante bien su trabajo desde aquí y Xielgroth comprendo que sea tu decisión mandarlo allá porque ser el mayor pero ¿y si pasa lo de aquella ocasión, con alguno de los dos?

- Ninguno de tus hermanos será tan estúpido para desafiarme.

- Pero...

- Ya te he dicho que no serán tan estúpidos.- grito pero enseguida comenzó a calmarse.- Pero si llegara a pasar algo similar con alguno de los dos, lo cual es imposible.- de nuevo el señor del infierno se rio. Puso una de sus manos en el hombro de su hijo.- Tú sabes lo que tienes que hacer además podrás aprender de Xielgroth y Zazel podrá aprender de los dos.

- No te decepcionaré Padre.- Nyrgat se arrodillo

- Lo sé, ahora llama a tus hermanos.-Nyrgat salió. El señor del infierno comenzó a caminar un poco por la habitación.

- Llego la hora de terminar de una vez por todas.


AbismoWhere stories live. Discover now