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Era miércoles. La tristeza para los aficionados del futbol y para la mayoría de los estudiantes se ha sentido desde el lunes en los pasillos debido a que el equipo perdió el partido del sábado.

Aproveche el tiempo del almuerzo para ir a mi pequeño refugio (la biblioteca de la escuela), tenía que empezar a checar lo del proyecto de literatura, estábamos a mediados de Octubre y aun no tenía nada comenzado, al igual que no tenía ninguna noticia de Max y esto hacía que mi esperanza de que regresara se derrumbara poco a poco.

Estaba en los estantes cuando mi mirada se centró en un libro con temas Medievales creo que esto me dio una idea con respecto al proyecto de literatura además Margaret podría ayudarme.

- Megan.- escuche la voz de Max atrás de mí pero no voltee. Solo me detuve un poco quizás era un truco del caído que estaba rondándome. Seguí caminando.- Megan.- volví a escuchar la voz detrás de mí. Me detuve, mi mano aun rozaba algunos dorsos de los libros mientras un nerviosismo invadía mi cuerpo. Volteé lentamente y cuando lo hice completamente, observe a Max parado con las manos atrás. El corazón me comenzó a latir tan rápido cuando lo vi. No sabía si de verdad él estaba ahí. Me comencé a cercar lentamente a donde él estaba.

- ¿Max?- le pregunte y cuando asintió con la cabeza le di una cachetada.

- Acepto que me merecía eso.- dijo después de la cachetada, gesticulando un poco la mandíbula.

- ¿Por qué te fuiste?- mientras mis ojos se humedecían lo empujaba constantemente repitiendo la misma pregunta, pero él no hacía nada para detenerme solamente seguía con las manos atrás.

- Tú me lo pediste Megan.- me detuve. Alce la mirada

- Te pedí que te fueras solo por ese momento mas no para siempre.

- Tenía que hacerlo Megan, tenía que arreglar, encontrar respuestas algunas cosas y tenía que alegarme de ti. Nunca me hubiera perdonado si te hubiera lastimado.

- ¿Y crees que el desaparecerte no me lastimo?

- No de la misma forma de la que hubiera sido, si no me detenía aquella vez.

- Sé que tú no lo hubieras hecho, se lo he preguntado a un péndulo.

- De nuevo has utilizado magia en mi.- apareció una sonrisa torcida en la cara de Max cuando me dijo esto. Había extrañado una de esas en estos días.

- Tenía que hacerlo.- le dije con una sonrisa.- ¿Y te quedaras?- desapareció mi sonrisa dándole paso a una expresión de intriga en mi rostro.

- No se aun.- sentí una gran punzada en el corazón cuando escuche esto, quizás así se sentía cuando este comienza a romperse.- Le tengo que preguntar a mi novia si aún quiere que me quede ¿Claro si es que aún tengo una?- me lance hacia el dándole un beso. El respondió el beso, si entrañaba las sonrisas torcidas, los besos los anhelaba. Max fue el primero que se separó lentamente.

- Creo que cuando un novio hace algo malo y quiere que las cosas se arreglen lleva con el algún presente.

Observe como sacaba el brazo izquierdo que se había encontrado desde que llego atrás de él, sin quitarme la mirada, aunque había dejado el derecho aun atrás. Cuando pude ver su mano, llevaba en ella un libro de color café. Me emocione al verlo parecía algo antiguo ya que el color de las hojas estaban entre el amarillo y el beige además tenía una rosa separando algunas cuantas páginas, quería ver que título llevaba el magnífico tesoro pero Max lo tomaba del lomo impidiéndomelo.

AbismoWhere stories live. Discover now