Se encontraba acostada en la cama de metales oxidados que habían puesto en su celda mirando el techo y la luz que vagamente alumbraba el lugar sucio. Recordó todo lo que le importaba y sobre todo a su amado. Se preguntó cómo estaría él y se puso de pie en cuanto una lágrima traicionera humedeció su mejilla, miró su atuendo naranja y las marcas que las esposas le habían dejado. Odiaba el naranja.
La joven se paseaba de un lado para otro en su celda, por primera vez en su vida sentía miedo. Miedo a morir, ella no creía que esto pasaría, ella no pensaba que esa sería su sentencia final. Pero sin embargo, el juez LaRusso así lo había dictado y ya nadie podría hacer nada, actualmente sus hombres se habían instalado en Medio Oriente y no había marcha atrás.
Golpeó la pared con la palma de su mano y luego apoyó su frente en la pared de la sucia celda, ya no pudo contener sus lágrimas y luego perdió la cabeza. Se descontroló por completo y ahora golpeaba con furia las paredes con patadas y golpes, gritó y gritó desesperada y llena de ira. Se aferró a los barrotes de la pequeña ventana de la puerta y los sacudió con fuerza intentando romperlos mientras sus gritos retumbaban en la prisión vacía.
En los alrededores los oficiales se miraban serios, escuchando aquellos gritos de desesperación y sintieron pena. Pena por la pobre niña que se encontraba en aquella celda, sola y con un enorme peso sobre sus hombros. Se sintieron tristes, pensando en que esa chica podría estar en la universidad en estos momentos. Todos ellos tenían hijos y compararon con tristeza a todos ellos con __... y los hizo amarlos más de lo que ya lo hacían.
Sus gritos silenciaron a todos los que se encontraban hablando y entonces pensaron que no era más que una niña asustada, no mayor que cualquiera de sus hijos. Se retiraron, dejándola sola con su dolor y sólo uno se quedó a escuchar su lamento, Miller.
__ se sentó en el piso y haló su cabello con frustración mientras largaba otro grito y de sus ojos brotaban lágrimas de desesperación, y entonces se recostó en el piso mirando el techo y cerró los ojos, pensó en él y lo amo todo lo que su corazón se lo permitió.
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Matt se paró frente a la puerta blanca, dos hombres grandes y fuertes se encontraban custodiándola. Él ya no sabía qué hacer para contener al joven dentro que tenía el corazón desesperado.
No podía ocultárselo tenía que decírselo aunque supiera que el chico luego, quisiera morir.
Quitó el seguro y giró la manecilla, lo encontró sentado en la cama mirando a la nada. Otra vez, se había quedado despierto toda la noche recordando a su amor. En cuanto lo vio se puso de pie rápidamente pensando que por fin podría ir a buscarle. A su alrededor todo se encontraba destrozado, Mattew lo tenía retenido con mucha seguridad evitando que fuera a hacer una locura.
Su pecho se hundió en cuanto escuchó aquellas palabras a través de la televisión. Se controló para decírselo calmado porque no sabía cuál sería su reacción. Su amigo tenía que saberlo...
- Hoy era su juicio... y yo no estuve ahí...-dijo con dolor
- Es por tu bien, amigo mío. Ella no quiere que la veas de esa forma ¿comprendes?
- Sólo déjame salir e ir por ella, es lo único que te pido –suplicó
- Lo siento, eso no es posible. Siéntate –le indicó
Louis se quedó parado dónde estaba y pudo ver el dolor en los ojos del que había sido su amigo en el último tiempo, su estómago calló pero permaneció en silencio esperando las noticias del chico rubio.
- Louis debes ser fuerte... –le aconsejó
- Habla ya y dime cuantas cadenas perpetúas le han dado –dijo cansado y con tristeza
- Louis... a __ no le dieron cadenas perpetúas –dijo con dolor
Más dolor sintió el rubio en cuanto vio los ojos de su amigo llenarse de vida, de ilusión.
- ¿Le han soltado? –dijo Louis sintiendo que él alma le volvía al cuerpo
- L-Louis –comenzó- A __... le dieron condena de muerte, la ejecutaran en una semana.
Las palabras quedaron colgando en el aire. Louis no lograba procesarlas, pero sabía lo que Mattew le había dicho. Y entonces, volvió a hundirse por completo, sus ojos se inundaron de lágrimas y quiso morir, deseó morir. Quiso ir para ir en ayuda de su amor pero Mattew lo retuvo nuevamente. Louis con un golpe lo derribó y en cuanto se disponía a salir un empujón de los enormes monstruos que le custodiaban lo dio de lleno contra el suelo dónde quedó inmóvil viendo a la nada y dejó que una lágrima mojara su mejilla. Sólo una cosa se encontraba en su mente, sólo la sonrisa, los besos y abrazos de __. Y luego, solamente cerró los ojos, pensó en ella y la amó tanto como su corazón se lo permitió.
Narra __:
Sólo quería irme, irme y perderme. Que nadie más pudiera encontrarme, sólo eso. Recordar a Louis sólo me lastimaba más y cuando creí que todo podía mejorar, todo se derrumbó cayendo sobre mí. Mi pasado, me aplastó nuevamente y esta vez, no podré recuperarme. Me senté en con la espalda apoyada en la pared y miré al frente
La puerta se abrió con un chirrido y entró quien menos me esperaba que entrara, Miller. Acompañado de una silla oxidada se sentó a mi lado observando la pared.
- Tan sólo tienes miedo... eso es todo –murmuró apoyando la cabeza en la pared- Sólo eres una niña __... eres una pequeña asustada, que escogió y la llevaron por un mal camino.
- ¿Por qué estás aquí? –pregunté
- Porque si no lo hiciera, sería igual a ti. Es normal sentir miedo, pero luego, todo pasará. Siempre estuve impresionado de ti __... tú, eres especial.
- Si, yo mato gente.
- No, tú me sorprendiste por tu inteligencia. Siempre, escapabas cada vez que te atrapábamos, lo hacías sin siquiera dejar pistas.
- No, ustedes son muy tontos...
- Deja de aparentar que eres fuerte por unos minutos. –Quedamos en silencio- __... desde un principio sabíamos tu plan, por eso, se te asigno esa condena.
Lo miré, extrañada de las últimas palabras que habían salido de su boca. ¿Cómo que sabía mi plan?, simplemente no hay plan.
- No hay plan, Miller
- Si, si lo hay. Planeabas dejar que el tiempo pasara y cuando estuvieras segura de que Louis se habría olvidado de ti tus hombres te sacarían de aquí y seguirías en los que estás ahora. No se trata de ti, se trata del chico. Pero ahora, ya no tienes escapatoria, tus hombres se fueron de los Estados Unidos seguramente como se los ordenaste y no lograran llegar a tiempo para sacarte.
No respondí, permanecía en silencio escuchando lo que decía sabiendo en lo profundo que Miller tenía razón y que ya no había vuelta atrás.
- Sientes miedo Byfrosth, miedo a morir.
- Tú deberías sentir miedo –reí irónica
- Yo no soy a quien ejecutaran, __...
- Pero tú, y todos los demás estarán aquí cuando el infierno caiga sobre ustedes y yo, lo voy a disfrutar desde el mismo infierno
- Estás hundida __... ya tus hombres no pueden hacer nada
Reí una vez más, pero esta vez más fuerte de lo que lo había hecho antes. La atenta mirada seria de Miller se quedó fija en mis ojos y cuando deje de reír hablé
- Ya hay alguien más al frente y huir no fue mi última orden...
- ¿Cual mie-rda fue tu última orden Byfrosth?
-Si moría, destruir todo el pu-to sistema judicial. Los veras caer, frente a tus ojos y no podrás hacer nada. Te lo dije en el juicio y te lo vuelvo a decir, tú, mejor que nadie sabes que puedo hacerlo. Para cuando se den cuenta, hasta el propio presidente habrá caído. Esto, no es algo que el estado pueda controlar, esto, va mucho más allá.
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Hijos de la Mafia 2 | louis tomlinson
FanfictionSegunda y última temporada de Hijos de la Mafia